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Mingi se encontraba frente a la oficina del director, en ese momento aclararía las cosas para finalmente dejar el trabajo como profesor. Tocó un par de veces hasta que se escucho un 'Pase'.

Lo hizo, así adentrándose a la oficina, tardo aproximadamente 20 minutos hablando hasta que logró salir de allí con un semblante serio. Caminó por los pasillos de la institución hasta que llegó al salón de su ahora pareja.

—Kim, sal un momento por favor. — Todos se quedaron silencio mientras el antes nombrado se levantaba con nervios, al parecer las cosas no habían salido bien. Cuando estuvieron afuera un silencio agobiante de presentó, nadie se atrevía hablar.

—Y, ¿qué sucedió?—Cuestionó al ver que no hablaría primero, Mingi suspiró con cansancio.

—¿Tú qué crees?

—Asi que tendremos que seguir escondiendonos. —Se sentía frustrado por tener que ocultarse, su madre y amigos sabían lo de su noviazgo pero aún así se sentía reprimido, no podían salir a caminar, salir a algún lugar, no podían simplemente actuar como una pareja normal.

—Mi bebé—Lo cargo dándole un par de vueltas, mientras reía con libertad y estampar sus labios con los suyos mientras el pelirrojo rodeaba con sus brazos el cuello.

Las cosas estaban saliendo bien, todo estaba prosperando, en ese momento todo parecía miel sobre hojuelas.

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—¡Siento que ya no puedo!—Jaló un poco de su cabello dando vueltas de un lado a otro mientras trataba de tranquilizarse.

—Por favor necesitas respirar, ya verás que esto va a cambiar. —Se levantó del sofá y trato de acercarse a Mingi en pasos lentos.

—¿Cambiar? ¿Hace cuánto tiempo hasta dicho eso? ¿Casi un año? ¡Por favor!—Su risa fue sarcástica, no estaba midiendo sus palabras en ese momento, estaba desesperado.

—Solo trato de ayudar. Confío en ti, en que por fin alguien va a darse cuenta de la calidad de tus letras y por fin podrás convertirte en músico y bailarín. —Odiaba la manera en la que su pareja le estaba hablando pero entendía su miedo.

—No sé si esto funcione. —Se quedó mirando por la ventana, observando a las personas que pasaban por allí o como la calle de un momento a otro se quedaba sólida.

—Va a funcionar, te lo aseguro. —Por fin logro quedar a un lado del pelimorado envolviéndolo en uno de esos cálidos abrazos.

Mingi habia estado trabajando como repartidor de pizzas en esos meses, había encontrado como mesero, empleado de una tienda e incluso le habían ofrecido un puesto en otra escuela pero la cual rechazo. Siguió buscando la oportunidad de poder debutar en algún grupo o como solista, compuso sus propias canciones pero el cualquier disquera lo rechazaban así llevando abajo cada uno de sus sueños de algún día ser un gran compositor y cantante.

Comenzaba a resignarse y volver a pedir alguna plaza en una institución, además de que sus padres estaban en desacuerdo aconsejandole que debía volver a un verdadero trabajo o algo relacionado con el gobierno. Pero las únicas personas que se quedaron a su lado apoyando y motivando habían sido su hermano y su pequeño Lee. Quería demostrar que si podía, que lo lograría con ayuda o sin ayuda de sus padres... Él sería una gran estrella.

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