Capítulo IV

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Capítulo IV

Esta vez guardó el número de Gulf entre sus contactos, no lo había hecho con anterioridad debido a que la última vez que habían hablado por teléfono, él inmediatamente había entrado a una reunión y su trabajo lo había absorbido por completo. Pero, ahora sin nada que lo distrajese, almacenó el teléfono el estudiante y se recostó nuevamente en la silla cerrando los ojos y echando la cabeza hacia atrás.

Sería la primer entrevista que daría y no podía ocultar que sentía ansiedad, al menos agradecía estar solo para que nadie pudiera cuestionarle nada por sus expresiones faciales. ¿Qué clase de preguntas le haría el muchacho? ¿La publicarían en el periódico escolar? ¿Podría utilizarla en su contra? Lo dudaba, Gulf no parecía de esa clase de personas. Además, cuando le había pedido ayuda a su amigo Tul, éste le había dado esa idea, si quería acercarse y conocer a Gulf un buen principio sería ese, le dijo, y con sus influencias habían logrado de que alguna manera el chico cayera. Esperaba que las cosas salieran según los planes, porque él no era de las personas que se arrojaban al abismo sin un buen paracaídas de por medio.

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A pesar de ser domingo solía levantarse temprano, le gustaba hacer ejercicio todos los días por las mañanas ya que esa era el único camino para mantener su cuerpo en forma, después de eso tomaba el desayuno con su hermano y luego cada quién se iba por su rumbo, normalmente no pasaban los fines de semana juntos, salvo cuando iban a visitar a su padres al país donde estuviesen viviendo.

El sonido de su música favorita hacía más amena la rutina de ejercicio que duraba alrededor de una hora; le gustaba la sensación de dolor que ocasionaban cada uno de los ejercicios en sus músculos, y al terminar se sentía mucho más ligero y con mucha más energía. Miró el pequeño reloj digital que se encontraba en la pared el cual le indicaba que le quedaban tan solo diez minutos más de ejercicio. Sin embargo su atención se vio consumida cuando vio a su gemelo pasar fuera del gimnasio y vestido para salir.

- ¡Mew! – gritó para que su hermano se detuviera.

- ¿Qué pasa? – respondió el mayor sin detener su camino el cual iba directo a la cocina.

- ¿A dónde vas? Es domingo pero tú ya estás vestido para salir – dejó el ejercicio atrás para seguirlo.

- Es porque voy a salir – afirmó Mew.

- ¿A dónde? –

El mayor lo observó por primera vez en todo el rato, le pidió a su mayordomo un jugo de zanahoria y se sentó en la desayunador a esperarlo. Él no era una persona que mintiera, no le gustaba además de que no podía, era como si su cuerpo rechazara hacerlo, aunque no mentir a veces le implicaba muchos más problemas que decir la verdad.

- Tengo un compromiso – dijo sin querer revelar detalles, ¿Qué pensaría Tharn si le dijera que iba a verse con su ex pareja?

- ¿Quién quiere ver a mi hermanito en domingo? - preguntó el otro curioso - ¿Acaso vas a la oficina? –

- No –

- ¿Por qué tanto misterio Mew? –

- ¿Por qué tanta curiosidad? – repelió el otro.

- Es domingo, no vas a la oficina, no vas a desayunar conmigo... - dijo el menor de los gemelos.

- Su jugo Joven Mew – indicó Akram - ¿Quiere que le preparen su vehículo? –

- No, manejaré yo –

- ¿Acaso mi hermano por fin tiene una cita con alguien? – Tharn insistía en saber con quién iba a salir Mew.

A él no le gustas tantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora