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Sentía el golpeteo del aire levantar mi blanco cabello por los cielos.

No recordaba muchas de las cosas que habían sucedido últimamente. Tenía mis pensamientos borrosos sobre las cosas que habían sucedido en los últimos días.

Hasta hace poco, era prisionera en una torre, de la cual logré salir después de tres largos años. Debido a que había estado atada a una silla por mucho tiempo, era normal que no pudiera ponerme en pie por mi propia cuenta.

Cuando apenas había llegado al lugar, recuerdo que tipos con unas máscaras extrañas con forma de cráneo y largas capas negras, comenzaron a atacarme. Al principio, logré defenderme, golpeando y desmayando a un par de ellos, pero no pasó mucho para que me sobrepasaran. Los días que transcurrieron después fueron un verdadero infierno.

Recibí muchas heridas debido a que me negaba a participar en los planes de los Altos Mandos. Kay me había dicho todo lo que tenía que saber sobre eso, él también era un perseguido, por lo que no había persona en la que confiara más que él.

Y porque lo amo, nada de lo que siento ha cambiado en tres largos años.

Fui visitaba en varias ocasiones por gente enviada por los Altos Mandos, con la finalidad de hacerme participar en su plan. Ellos simplemente me había buscado para hacerme su peón, bien dice Kay que ser Rey es la nueva esclavitud.

Recuerdo que llegaban a ofrecerme cantidades inimaginables de dinero, cosa que obviamente rechacé. No me vendería solo por recuperar mi libertad.

Había rechazado todas y cada una de las propuestas de los Altos Mandos, por lo que ellos simplemente se cansaron de mi y comenzaron a tratarme como un juguete. A veces era exhibida para los invitados de los Altos Mandos previo al Juego de cada año, o en el banquete de los ganadores pocos días después. Era una simple mercancía.

La atracción principal.

–Miren, el Rey Blanco, completamente dominado por nosotros.

Era constantemente abucheada en esos eventos. Era normal que me lanzaran cosas, por lo que mis ropas siempre terminaban sucias. Algunos me arrojaron copas de vidrio, las cuales se destruyeron, haciendo pequeñas y grandes heridas en mi piel.

Era un verdadero infierno.

Pensé que mi vida ya se había acabado, todos los sueños que había tenido se esfumaron conforme pasaban los días. Ni siquiera me percataba si era de día o de noche, ya que la habitación estaba completamente oscura. Solo podía ver pequeños rayos de luz cuando abrían la puerta, ya sea para alimentarme o para volver a golpearme.

Yo había aceptado mi destino, decidí permanecer callada y morir dignamente, esperando a que él llegara por mi.

Eso nunca sucedió.

Pensé que era porque no encontraba el lugar donde estaba, o porque estaba planeando todo, ero, al transcurrir los meses, nunca llegó. No creo que me haya abandonado, yo confío en él, sé que volverá por mi.

No perdía la esperanza de volver a verlo.

Después de varios intentos por hacerme partícipe de su plan, los Altos Mandos simplemente se cansaron de mi comportamiento y decidieron intentar una última vez. Creo que, si no resultaba, me asesinarían, ya que de nada les servía un Rey que no les obedecía.

Es por eso que el Rey Negro sigue libre, sin revelar su identidad al público. Es lo mejor que puede hacer Kay.

Sí, tal vez es por eso que él no ha venido por mí. Está ocupado trabajando desde las sombras, para no ser detectado por los Altos Mandos.

P E Ó N  [ #2 - Los Gobernantes ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora