Habían pasado varios días y Yunho llegaba temprano de su trabajo... Hasta ese día.
El se había ido al trabajo, pero cuando es la hora a la que suele llegar, el no estaba ahí así que decidí ir a la floristería para comprar otra rosa y me atendió el mismo chico que la últimas veces que había ido.
—¿Es tarde como para comprar flores no lo cree?
—Sí, pero no esperaba tener que comprar una hoy a esta hora.
Me fui de ahí y al subir al apartamento, dejé la rosa en la mesa de la sala de estar y me fui a colocarme mi pijama.
Al mirar esa rosa me dio más dolor que las dos anteriores, la mire con los ojos llenos de lágrimas de melancolía. Sabía que Yunho me era infiel, pero aún así dolía mucho que aunque le rogara que me dijera la verdad, no sé daba cuenta del daño que me hacía.
Me tomé un vaso con yogurt ya que mi apetito en esos momentos se había ido al saber que mi novio seguramente esté con otra chica dándole las caricias y cariño que yo necesito.
Ya era tarde así que aceptando que Yunho no iba a llegar todavía, me fui a nuestra cama para intentar conciliar el sueño lo más rápido posible.
Pero al momento en el que mi cabeza tocó la almohada mi cabeza se llenó de recuerdos bonitos junto con mi enamorado. Mis ojos volvieron a llenarse de lágrimas que cargaban consigo mucho sufrimiento.
Mi cuerpo estaba lleno de malestar desde el día que me enteré que mi novio me era infiel. Hacía que mis días se volvieran tristes y solos.
Sollozaba mientras mi cuerpo se hacía una bolita y mis brazos abrazaban mis rodillas intentando que mi cuerpo tuviera un poco de calor cuando en realidad estaba congelada.
Luego de unos minutos en esa posición, entró Yunho a la habitación y yo no intenté disimular en lo más mínimo mi llanto. Se colocó al frente de mi arrodillado e intentaba tocar mi rostro, pero yo lo apartaba o escondía entre mis rodillas.
—¿Por qué estás llorando Heenie? —preguntó con ternura en un tono meloso mientras acariciaba mi cabello.
—Oppa, lo extraño mucho... Extraño cuando usted y yo cenamos entre risas y juegos. Extraño cuando usted antes de dormir me daba mimos. Extraño cuando usted no tenía que trabajar tanto... Extraño los momentos en los que usted me quería —dije hipando cosa que interrumpía mis palabras, pero aún así eran entendibles.
—Hennie, yo no te quiero... —en ese momento pensé que me diría la verdad para al menos poder estar en paz con esa parte de mi que me decía que lo terminara— Yo te amo.
Y al momento en el que dijo esas palabras un conjunto de emociones tanto buenas como malas entraron a mi mente. Simplemente deje de abrazar mis rodillas para mirarlo mejor.
—Yo también lo amo.
Esas palabras no fueron forzadas ni tampoco mentiras, porque a pesar de lo que el hace a mis espaldas ese sentimiento de amor hacía el no se había ido.
—Ven con oppa.
Se sentó y abrió sus brazos. Yo sin pensarlo me senté encima de el rodeando su cintura con mis piernas y mis brazos rodeaban su pecho y espalda, dejando mi cabeza entre su hombro y cuello. Pero aunque él estuviera ahí yo igual me sentía triste y no paraba de llorar.
—Heenie, no llores... No me gusta verte llorar.
Empezó a acariciar mi cuerpo y dejar besos en toda mi cara mientras yo seguía llorando y acurrucándome en el.
—Entonces quédese conmigo. No me deje cómo siempre para que no esté triste.
—Lo intentaré, pero por favor no llores ahora que haces que me sienta triste.
Quitó mis lágrimas con sus pulgares para luego darme un corto beso en los labios y luego yo le regalé una dulce sonrisa contagiándolo a el también.
—Ya vengo —dije y me levanté de su regaso para ir a la sala de estar y buscar la rosa que esperaba ser notada en la mesa de madera pero pasada por alto ante la vista de Yunho— Tenga —le entregué la rosa en sus manos para luego darle un beso en la mejilla.
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Rosas amarillas - Jeong Yunho ✓
Fiksi Penggemar"Eres tan bonito como una rosa, pero eres tan doloroso como sus espinas" Inicio: 14/09/2020 Final: 17/09/2020