Chapitre Un

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1. Pretender 

Pupilentes, ropa totalmente fuera del estilo de la alfa, cabello suelto y acomodado, gafas de Harry Potter, neutralizador y supresores.

Práctico los ejercicios de respiración y las muecas de susto por si acaso, reviso la hora en su teléfono y camino con calma hacia la tienda donde trabajaba.

A excepción de su estatura poco común en "betas" Lisa pasaba completamente de ser percibida por los transeúntes alrededor.

Se poso detrás del mostrador una vez llegó al local y se dedico a esperar clientes e ignorar al gerente quien le coqueteaba a ratos, el tipo era una molestia, le presumía el puesto de gerente en una tienda sin saber que esa cadena de comercios era suya.

Con seriedad atendió a las personas que fueran llegando y luego todo se ponía calmado de nuevo, estaba aburrida, cansada y enojada, su lobo siempre dormido debido a los supresores no detectaba estímulos y ella no tenía ganas de hacer nada. Era como si el lobo estuviera en coma.

Veía el reloj con paciencia, su tiempo casi todos los días parecía estar atorado, se sentía como atole, demasiado espeso.

- ¿no tiene más cosas que hacer? -le dijo al gerente al ver que no se iba- ya me tiene harta, no voy a salir con usted, entienda -hablo claramente con un gesto molesto y hastiado-

- Tan ruda como siempre -suspiro el hombre tomando su mano, siendo esta doblada en un movimiento- y agresiva -jadeo tratando de resistir y voltear a la supuesta beta para someterla-

- Me largo -aviso al ver el reloj dar las 4 en punto, llevaba toda la maldita mañana ahí y parte de la tarde, era una de las 4 empleadas del lugar ya que este no era muy grande-

Soltando al hombre y pasándolo de largo, se quito la camisa del trabajo que utilizaba sobre la suya y se la lanzó en la cara obteniendo una risa, quiso gruñir pero no pudo, resignada y más enojada que antes salió del establecimiento directo a su casa.

Eso de ser beta era muy estresante.

Sobre todo cuando tenía que casi doparse en supresores y neutralizador, al inicio casi se sentía en las nubes como si se drogara, la cabeza le iba a explotar su seguía así.

Gruñó de enojo dando una vuelta directo al gimnasio, se desquitaría con el saco de boxeo.

Desde que Lisa recordaba ella había sido algo compleja en el sentido de cómo se supone debería actuar. Venía de una familia de alfas que se mezclaban con alfas y tenían rasgos tan dominantes que eran difíciles de ocultar.

Sus ojos por ejemplo eran idénticos a los del lobo, sin importar la genética anterior, debido a que pulían su sangre de alguna manera extraña, sus rasgos alfa se acentuaban, como los colmillos, el tono del cabello o los anterior mencionados ojos.

Lisa tenía el cabello Plata y los ojos azules, unos colmillos sobresalientes y era más alta que el promedio, nada especial en su familia.

Esa era Lisa. Una alfa de linaje puro que no disfrutaba serlo.

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