ES MI HIJO CAPULLO- (INTENABO)

COLEGIO

Allí estaban, ambos con diez años entrando al colegio como todos los días.

-Adiós papi- dijo poniéndose de puntillas para besar la mejilla de su padre, este entendió el mensaje y se agachó para quedar a su altura.

-Adiós pequeño, que tengas un buen día- soltó su mano dejándolo libre.

Ambos padres vieron como se adentraban en el colegio mientras hablaban de tonterías. Pero lo que no sabían era que hoy era un día un tanto especial.

-Bien clase hoy como muchos de vosotros sabréis es el día de la madre- habló la profesora- Así que hoy cada uno me va a contar de su madre.

Ambos sabían el problema en el que estaban.

-Gustabo ¿que decimos?-

-Pues la verdad, que no tenemos madre-

-Vale vale-

-Gustabo Conway hablanos de tu madre-

-Ehh vera señorita- suspiró hondo-yo no tengo madre-

-Ohh disculpe-

-Y tu Horacio Volkov hablanos de tu madre-

-Ehh yo tampoco tengo señorita-

-Emm disculpen las molestias, no lo sabía-

Después de un rato llegó la hora del recreo.

-Por fin el recreo, vaya rollo de clase-

-Ya ves- dijo saliendo al patio desenvolviendo el bocadillo que le había hecho su padre.

-Ehh vosotros- escucharon esa voz, claramente iba hacia ellos un niño de quinto, había repetido, el malote de la clase.

-¿Que quieres?-pregunto Gustabo cordial.

-No teneis madre ehh-

-No ¿por que?- preguntó esta vez Horacio. Gustabo ya estaba a la defensiva.

-Bueno supongo que esos bocadillos no os pertenecen-dijo intentando coger el bocadillo de Horacio fallidamente ya que Gustabo tiró de su camiseta para ponerlo detras de el.

-¿Por que no nos iban a pertenecer?- 

-Las madres son las que hacen los bocadillos y si no tenéis...-

-Mi bocadillo me lo ha hecho mi padre- replicó Horacio

-Y el mio tambien-

-Joder vaya padres mas maricones- esa fue la gota que colmó el vaso, nadie se metía con su padre. Aprovechando que el otro se estaba riendo le pasó su bocadillo a Horacio y se tiró encima de el haciendo que este cayera al suelo, el otro se puso a la defensiva y también empezó a atacar. Gustabo era bueno en las peleas, su padre le había enseñado un par de cosas, pero eso no quitaba que el otro era mayor que el.

-Dale Gustabo dale, como te enseñó tu papi dale- gritó Horacio entusiasmado con los dos bocadillos en una mano, mientras que la otra la tenia en el aire animando a su amigo.

Llegó un profesor que los separó a los dos, Gustabo tenía sangre en la nariz y el pómulo inflamado, aparte de heridas esparcidas por toda la cara, mientras que el otro tenía el ojo morado.

-Tio no sabes en la que te has metido- le dijo un amigo del chico a este.

-¿Por que?-

-¿No sabes quien es su padre?-

-No y la verdad me la suda-

Al otro chico no le dió tiempo a hablar ya que a este lo cogieron del brazo y se lo llevaron junto a Gustabo al despacho del director.