EPÍLOGO II.

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Alba era la típica que llegaba con media hora de antelación a todos los sitios, sin embargo, Natalia se lo tomaba con calma, a su ritmo, sin agobios, y esto es de las pocas cosas que no tienen en común. La puntualidad y la no puntualidad.

- Te dije que íbamos muy bien de tiempo Albi, ahora nos toca esperar medio siglo, con el sueño que tengo...

- Ahora te duermes un poquito en el avión cielo. -Acarició el dorso de su cara, que descansaba incómodamente sobre su hombro.

- Lo único que odio de ti es tu obsesión con la puntualidad.

- Imagínate que el avión sale antes de lo previsto, que hay mucha cola para el control, que nos paran por cualquier cosa... es mejor venir con tiempo amor, por si acaso.

- Ya... -Bostezó mientras se la caían los ojos.- Pero más te vale dejarme dormir encima tuyo durante el vuelo.

Y así fue, todo el viaje Natalia estuvo apoyada en el hombro de Alba totalmente dormida mientras esta lo conseguía hacer durante solo unos ratitos, y el resto del tiempo lo dedicaba a mirar por la ventanilla, o algo mejor aún, mirar a esa personita que descansaba encima suyo, acariciarla la cara de forma suave y delicada y entrelazar sus manos por necesidad.

Llegaron al aeropuerto de la capital griega antes de la hora prevista, recogieron sus maletas y las entregaron el coche de alquiler que habían cogido para toda esa semana y pusieron rumbo al hotel que Natalia había reservado.

Lo que Alba no esperaba es que ese hotel sería umo de los típicos que ves en internet y dices "esta página se piensa que soy rica o algo así" y directamente pasas al siguiente, porque meterse a ver las fotos y la descripción supone un "ojalá tener dinero joder". Pues ese era el hotel que había reservado Natalia, y no solo eso, sino que ya que se iban de viaje lo hacían a lo grande, y por eso escogió una suite con piscina privada. Una decoración elegante, muebles modernos, vistas al mar, una cama extragrande, sala de estar con un sofá cama, un baño incluso con jacuzzi...

Que se note que desde que es la directora de la empresa en la que trabaja la va viento en popa.

- Natalia -La llamó seriamente después de hacer una visita turística por toda la habitación.

- Dime amor -Se asustó por su seriedad repentina.

- Mira, no sé cuanto te habrá costado esto, pero está claro que poco no, y no me parece bien Nat, tendríamos que haber pagado las dos.

- Albi, es un regalo, no te preocupes por eso.

- Sí, sí me preocupo porque me siento mal Nat, jolin... no hacía falta tanto.

- Mi amor... -Se acercó a ella para cojer sus manos y apoyarlas en su pecho- Todo para ti es poco, te bajaría la Luna si me lo pides.

- Me siento muy mal... por lo menos déjame a mí hacerme cargo de los gastos aquí.

- Bueno, eso ya lo vamos viendo, a mí ahora mismo solo me apetece una cosa. -Sonrió con picardía.

- ¿El qué?

- ¿Tu has visto esta cama Albi? Es extragrande, extracómoda y extra todo, ¿no te apetece estrenarla así de repente? -Sonó una carcajada en toda la habitación.

- Ahora que lo dices... me apetece mucho. -Susurró contra sus labios.

- Luego ya si eso... vemos Grecia. -Bajó sus manos hasta su culo y lo apretó hacia ella.

- Luego ya si eso, sí... -Dijo notando como la temperatura de su cuerpo subía sin control.

***

NOVIA POR CONTRATO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora