Forget You [Miritama]

Parte 3: Escuela.

"Si Tamaki tampoco lo recuerda lo mejor sería darles un tiempo, notificar al doctor y esperar a que nos digan como solucionarlo y no hacerles presión"

Después de aquella pregunta la madre de Tamaki guardó silencio, recordando las palabras del padre de Mirio tomó la decisión de mantenerse callada y no contestar al cuestionamiento de su hijo.
Trató de cambiar de tema y con éxito, pero cierta parte de incomprensión, el chico de ojos azules quedó olvidado entre las preocupaciones de su día a día.

Horas más tarde Tamaki fue solicitado en el segundo piso para empezar con los estudios que hacían falta y poder retirarse.

A decir verdad los médicos no encontraron mucha solución y no quisieron dar más rodeos en cuanto el doctor que los había estado revisando ató cabos con respecto al villano que los había atacado, tendrían que ir a hacer un interrogatorio y confirmar la teoría. De todas formas no parecía muy importante no recordar una simple batalla, aunque lo que si les preocupaba era si el problema se volvía progresivo y los héroes comenzaban a olvidar todo sobre sus vidas, por lo que tendrían que actuar rápido.

O más bien, tendrían que poner a prueba la memoria de los jóvenes, por lo que sin muchas objeciones los devolvieron a sus estudios, más no a sus pasantías.

Mirio se sentía frustrado, pues su único objetivo y meta en la vida era ayudar a la gente y ahora con este problema se veía limitado, no solo era eso, su corazón se sentía tan vacío y él mismo a veces percibía todo tan solitario. A veces incluso de no poder saber cómo describir sus emociones se molestaba, al punto de querer descargar su ira con alguno de los objetos de la casa, solo habían pasado dos días del incidente y él era una bomba de tiempo, pues sus emociones estaban sin control y Mirio tampoco estaba colaborando.

Por otra parte, Tamaki no había salido de su habitación, había comido solamente lo que le habían obligado o lo qué sentía que era necesario para que no preguntaran por qué no comía. Su apetito había desaparecido y sus ganas por levantarse de la cama también. Lloraba en las noches sin motivo aparente, su cuarto era muy frío para su gusto y solamente en sus sueños podía sentir esa calidez en su corazón que le hacía tan feliz. No sabía cómo enfrentaría la escuela porque ahora no toleraba en absoluto ser observado por alguien externo a su familia.

Y ambos se hacían el mismo cuestionamiento; "¿Cómo habían sobrevivido con todos esos sentimientos todo ese tiempo?"