Capítulo 4: "Ojos como soles"

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Varios caballos de diferentes tamaños y colores estaban alineados. Había uno que me llamó la atención, un fuerte y medio robusto semental negro, con sedosa melena y muy bien nutrido, estaba parado firmemente con un gran porte, me sorprendió que aun lo no hayan vendido.

- Sé a qué caballo miras, pero no creo que logres dominarlo, te lo digo por experiencia -Dijo Cabel en tono cómplice-

Solté una pequeña risita, ese era el caballo que necesitaba -y lo iba a conseguir como diera lugar-, si no se dejaba dominar tan fácil significaba que era leal con sus pocos amos, cosa que me favorecía.

- Ya vas a ver -Dije en tono burlón pero frío-

Cabel me volteó a ver intrigado por mi respuesta, me dedicó una mirada incrédula. Me acerqué firmemente al caballo pero sin asustarlo, al sentirme el gran animal se volteó a verme cauteloso de cada acción que yo hacía. Lo miré a los ojos con la misma mirada que le había dedicado a Cabel momentos atrás, y el caballo inmediatamente se inclinó ante mí -como si estuviera en una novela y yo fuera la protagonista y él mi valiente corcel-, deduje que me había elegido. Por milésima vez escuché a Cabel reír a carcajadas sarcásticas, creo que era un hábito que él solía hacer seguido, me volteé e hice una reverencia como una princesa, citando el cómo Bill me había llamado anteriormente.

- ¿Princesa? ¡Já! La apariencias engañan viejucho tonto.

Al escuchar esto, Bill me miró impotente, sabía que lo había callado de la mejor forma y no podía hacer nada. Cabel vió la escena y rió histéricamente.

- Creo que me caes demasiado bien ¿Sabes? Creo que te regalaré la mejor montura para cabalgar que tenga, consideralo cortesía de la casa -Dijo Cabel entre risas-

Asentí con la cabeza volviendo a mi postura rígida inicial, Cabel hizo una seña para que mirara a una pared llena de monturas de caballo y cogiera la que más deseara, elegí una montura rojo sangre en la que podían caber hasta tres personas, con unas hermosas riendas doradas de cuero. Cabel silbó en picada, al parecer le gustó mi elección.

- Combina con tus ropas, capa negra, camisa blanca y pantalones de cuero rojo, además de unas botas negras que te llegan hasta la rodilla y un cinturón dorado opaco. Y un listón negro en forma de moño que recoge la mitad de tu cabello en una coleta media -Dijo Cabel describiéndome-

- Supongo que esto es todo -Digo implacable-

- Supongo que sí "princesa" -Dijo enfatizando en la palabra princesa-

Entendí la referencia, por lo que sonreí cínicamente, le puse la montura a mi caballo y me largué.

...

Ya había salido del pueblo donde se encontraba Cabel, me había adentrado en el bosque, pero esta vez siguiendo un camino, según el mapa Amestria estaba a 4021 kilómetros del pueblo LiverHood -si, había descubierto el nombre del pueblo- y debía apurarme antes de que fuera demasiado tarde o sino mi vida llegará a su fin.

Estaba cabalgando cómodamente, en paz y disfrutando el paisaje cuando escucho detrás mío galopar a gran velocidad a un caballo blanco, en el que un dos jóvenes estaban montados, el de enfrente tenía una capa que le cubría el rostro, iba cabizbajo y sacudiéndose como si no tuviera fuerza, y el otro estaba con las riendas en mano y con expresión de preocupación aunque no le pude ver bien su cara, al verme sé que planeaba algo, algo que no me iba a gustar, en cuestión de segundos estos ya estaban al lado mío y el que estaba conduciendo salta a mi caballo espantando al animal y a mi, dejó que el otro personaje se fuera en el caballo blanco y este se sentó detrás de mí y hundió su cara en mi espalda rígida.

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