Dulce muerte

Ayuda menos esperada

Phoebe con un conjuro logro hacer que todos pudieran entrar a su reino sin morir calzinados por las llamas del lugar.

~Narra Bonni~

Mis pobres ciudadanos, muertos.

Era lo único que rondaba por mi mente aquella noche, me puse frente a los poco que sobrevivieron al ataque de mi dulce reino, cure sus raspones y vi si no habían sido infectados.

Phoebe me dio una habitación entre las muchas de su palacio de fuego, y me dijo:

-Hospedense aquí hasta solucionar las cosas en tu reino.

-Princesa flama, te agradesco tu hospitalidad pero... ¿por que lo haces?, la ultima vez me dijiste que no confiabas en mi porque viste oscuridad dentro de mi ¿Que te hizo cambiar de opinión?-Pregunte con mucha intriga ante tanta amabilidad.

-No he cambiado mi opinión sobre ti, pero por ahora lo mejor que se puede hacer es mantenernos unidos para sobrevivir, eres gobernante de uno de los mas grandes reinos, no lo hago por ti... Solo lo hago por mi reino.

En ese momento supe que ambas teníamos el mismo objetivo, cuidar lo que es nuestro. Apenas cerro la puerta vi por la ventana una torre muy alta hecha de piedra. Salí de mi habitación y subí a lo mas alto de ahí a escondidas de los guardias. Llegue a aquella torre, salí por la ventana y me trepe al tejado, donde puse ver a todo Ooo en ruinas.

Todo mi reino envuelto en llamas y muerte, de mis cientos de ciudadanos solamente 5 de ellos sobrevivieron.

- Con que de esto trataba tu sueño, Finn...

Sentí dos gotas frías en mis manos, eran lágrimas, un nudo en mi garganta sentía y las ganas de patearlo y destruir todo.

Me desespere y decía en la depresion, ¿Con que esto es llorar? ¿eh?

Es curioso jamás lo he experimentado, siempre he sido la encantadora y fuerte gobernante, ahora me siento como una niña de 3 años que le quitaron su muñeca.

De pronto oí una suave voz a mis espaldas. Era Marshall, con una bluza con el cuello abierto color burdeo, pantalones negros ajustados con cadenas y botas color carmesí tipo vaqueros.

-Bonni, ¿te encuentras bien?- Dijo algo preocupado.

Me espante al ver que me había visto llorar, siempre tomo la compostura ante las difíciles situaciones ante los demás, para ganar el respeto que me era requerido y para no preocupar a los demás.

~Narra Marshall~

Después de pedir que me dieran algo de ropa, porque la verdad no pensaba seguir usando ese ñoño traje rosa. Me dirijia al tejado mas alto, prefería pensar en lugares altos donde los demás no me molesten.

Cuando para mi sorpresa estaba ella, con su vestido negro casi todo rasgado, la escuche sollozar y maldecir, no lo podía creer ella no era así. La presión del momento si que le afecto. Fui hasta ella y le pregunte si estaba bien.

Note que se sorprendió con mi inesperada visita, seco sus lágrimas rápidamente y comenzó a toser para aclarar su garganta.

- ¿Que es lo que haces aquí? - dijo con un voz tranquila.

- Claramente no estoy aquí para llorar.

- Nesecito estar sola.

- No pienso hacerlo.- dije serio

Ella me miro con sus ojos llorosos y colocó sus manos en su cabeza.

Rompió en llanto y no sabía que hacer.