ú n i c o ♡

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El suave viento de la mañana movió con sutileza los largos y rubios cabellos del chico que estaba frente al caballete de madera junto a la ventana de la sala al mover su muñeca realizando un trazo en el lienzo con el pincel que sostenía entre sus ...

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El suave viento de la mañana movió con sutileza los largos y rubios cabellos del chico que estaba frente al caballete de madera junto a la ventana de la sala al mover su muñeca realizando un trazo en el lienzo con el pincel que sostenía entre sus dedos, rodeado de botes de pintura y llevando un overol de mezclilla sobre una camiseta blanca con manchas de diferentes colores.

—SeungCheol —Una masculina y aterradora voz que provenía de la puerta entreabierta del armario lo paralizó, volviendo su entorno oscuro y triste, como una pesadilla —¿En verdad crees que es una buena pintura? —El artista tembló de miedo y un nudo se formó en su garganta, asfixiándolo poco a poco —¿En verdad crees que haces arte?

Sin fuerzas dejó caer el pincel al suelo. Miró el lienzo frente a él y sus ojos se llenaron de lágrimas de rabia y frustración.

Hasta que los fuertes golpes en la puerta principal lo regresaron bruscamente a la realidad, soltó un suspiro y sus pies se arrastraron al caminar, abrió la puerta y se encontró con Ailee, su mejor amiga, una chica inteligente y amable, de cabello negro que llegaba hasta su cintura, con rizos en las puntas dándole un aspecto encantador.

—¿Te parece si almorzamos juntos? —Levantó la bolsa con comida en su mano derecha.

SeungCheol se hizo a un lado permitiéndole entrar.

—Oh, ¿Estás trabajando? —Preguntó Ailee con curiosidad, dejó la comida en la mesa y se dirigió hacia el caballete —Es asombrosa —Elogió esbozando una cálida sonrisa. SeungCheol era un artista excepcional y se había encargado de perfeccionarse, especialmente en cuerpos humanos a pesar de evitar tener modelos, prefería retratar a las personas que veía en la colorida calle desde aquella ventana y pintar lo que veía en ellos, más allá de su apariencia física.

SeungCheol desbordaba pasión y talento, podía confirmarlo en las galerías de arte donde exhibían sus obras.

Y donde en cada exposición esperaban conocerlo.

—No, no lo es —Murmuró SeungCheol con tristeza obteniendo la inmediata atención de Ailee, bajó la cabeza avergonzado y caminó por el pasillo que llevaba a la habitación, encerrándose de ella.

—Te hemos dicho que no lo escuches —Regañó JeongHan apoyado en la pared, con los brazos cruzados cuando SeungCheol cayó en la cama.

—¿Quieres que te prepare una taza de té? —Preguntó SeungKwan acercándose al rubio —También puedo ir a recoger algunas flores para ti.

—No, gracias —SeungCheol hundió el rostro en la almohada y SeungKwan dio un paso hacia atrás, miró a JeongHan y este rodó los ojos.

Todo había comenzado cuando tenía doce años, escuchando susurros y viendo sombras que lo seguían sin importar a donde fuera o donde se escondiera, siempre estaban ahí; en su cabeza, distorsionando y volviéndolo ajeno a la realidad. Con el transcurso del tiempo los susurros se volvieron voces fuertes y claras, y dos de estas voces se convirtieron en alucinaciones, fue entonces donde apareció JeongHan, un chico de su edad, de cabello largo y rubio, amarrado en una coleta, asombrosamente negativo y desconfiado, a los pocos días conoció a SeungKwan, un chico menor que él, de mejillas abultadas y sonrisa radiante, inocente y optimista.

JiCheol ♡ You are art.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora