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____ tuvo la impresión de que sus pies apenas tocaron el suelo cuando Harry la llevó desde el jardín hasta el salón y la hizo sentarse en el sofá de al lado de la ventana.

-Muy bien... ¡quiero saber qué está pasando! -le exigió, de pie frente a ella, y le lanzó la carta sobre las piernas.

Medio hundida entre los cojines, ____ se lo quedó mirando intentando controlar el latido del corazón que parecía que iba a salírsele del pecho. Estaba asustada. Parecía capaz de devorarla.

-¡No tienes por qué tratarme así! -le recriminó-. ¡No soy una criminal! ¿Quién demonios te crees que eres?

-¿Que quién soy? ¡De lo que estamos hablando no es de quién soy yo, sino de quién eres tú! -Los ojos le echaban chispas-. La confusión está ahí.

-Puedo explicártelo.

-Será mejor que lo hagas... si no quieres que llame a la policía.

-¿A la policía? ¿De qué estás hablando? ¿Qué tiene que ver la policía?

Tenía que estar de broma, pero la verdad es que no lo parecía.

-No te hagas la inocente -replicó, mirándola con los ojos entornados-. Sé exactamente quién eres.

-Soy ____ Blake.

-Vaya... ¿ya no eres ____ Hardcastle?

-No. Admito que te he mentido, pero era una mentira inocente. No soy una delincuente -añadió, mirándolo con una mezcla de curiosidad y recelo-. ¿Qué has querido decir con eso de que sabes quién soy?

Harry no contestó.

-Primero tú -ordenó-. Dime quién eres y por qué me has mentido si eres tan inocente.

Harry retrocedió dos pasos sin dejar de mirarla y se sentó en un sillón, pero no se acomodó, sino que parecía dispuesto a saltar a la más mínima provocación.

____ no tenía intención de provocarlo. Lo único que quería era decirle por fin la verdad. Pero antes de empezar, se tomó unos segundos para recuperar la compostura.

-Te mentí porque tú me obligaste a ponerme a la defensiva -le dijo-. El primer día que nos encontramos fuiste tan odioso... no fue una mentira deliberada o planeada de antemano, sino que me salió en aquel momento sin pensar. Tuve la sensación de que, cuanto menos te dijera sobre mí misma, mejor.

-¿De verdad esperas que me trague una tontería como ésa? -Se rió Harry-. Nadie esconde su verdadera identidad a no ser que tenga una buena razón -se inclinó hacia ella, amenazándola con los ojos-. Me temo que vas a tener que darme una explicación mejor que ésa.

-No puedo, porque ésa es la verdad -____ frunció el ceño al recordar su amenaza-. ¿Por qué has dicho que ibas a llamar a la policía? Supongo que en Inglaterra no es un delito que una persona oculte su verdadero nombre.

-Puede serlo si con ello se pretende ocultar intenciones criminales -su expresión era tan fría y dura como la del diamante-. Quizás lo mejor fuese llamar a la policía y averiguarlo. Eso nos ahorraría a los dos un montón de tiempo.

-Entonces adelante, llámalos -«Quizás sea eso lo mejor», pensó. Desde el primer momento parecía haber sospechado algo de ella. Quizás fuese el momento de que todo saliera a la luz-. Me importa un comino; como si quieres traer a todo el departamento de policía de Yorkshire.

-Me alegro, porque puede que sea eso lo que ocurra.

Los ojos de Harry parecían los de un depredador y el corazón de ____ le dio un salto en el pecho.

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