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Y así quedó todo acordado. Después de despedirse de Elliott con un beso de buenas noches, ____ subió a su taxi.

-Te recogeré alrededor de las diez -dijo Elliott sonriendo-. Estaremos de vuelta en Londres a la hora de comer.

Qué alivio. Aquella iba a ser su última noche en Abbotsdale, su última noche en Yorkshire, su última noche en el castillo, y su última noche con el insoportable Harry Styles.

____ se recostó en el respaldo del asiento. Lo único que lamentaba de verdad era no poder llevarle ninguna fotografía del salón. Eso, y tener que dejar Yorkshire tan pronto, añadió contemplando el paisaje por la ventana. La preciosa tierra de sus antepasados le había llegado dentro, y tener que decirle adiós iba a costarle.

También iba a darle pena tener que dejar el castillo, pensó de pronto, sorprendiéndose a sí misma. Hasta decirle adiós a los caballos iba a darle lástima... y a Jim, y a Penny, y al resto del personal.

Cuanto más lo pensaba, más convencida estaba de que al único que no iba a lamentar perder de vista era a Harry.

____ iba tan perdida en aquellos pensamientos que, cuando el taxi se fue acercando al castillo, no notó nada extraño, pero de pronto, se incorporó ¿Qué estaba pasando? Todas las luces estaban encendidas, las cortinas descorridas y la puerta de la entrada, abierta.

Instintivamente supo que algo andaba mal.

-¡Pare! -le dijo al conductor, y le entregó un billete casi antes de que se hubiera detenido-. Gracias -le dijo, abriendo ya la puerta.

Atravesó el jardín corriendo y a punto estuvo de chocarse con Harry que salía corriendo de la casa en dirección al coche.

-¿Qué pasa? ¿Qué ha ocurrido?

Harry ni siquiera la miró, pero por la expresión de su cara no cabía duda de que algo iba muy mal.

-Los establos se han incendiado. Acaban de decírmelo por teléfono -dijo, y lanzó un juramento-. Dios quiera que los bomberos lleguen pronto.

-¿Que los establos se han incendiado? -____ salió corriendo detrás de él mientras Harry abría ya la puerta del coche-. ¡Espérame! ¡Voy contigo!

Ni que decir tiene que él no se molestó en esperarla, y ____ se subió al coche ya en marcha, y al volverse hacia él, que no la había mirado ni una sola vez, cayó en la cuenta de que quizás pensase que tenía algo que ver con aquella tragedia. Al fin y al cabo, había estado fuera de su vista toda la noche, y él había admitido seguir teniendo ciertas dudas sobre ella.

-Yo no tengo nada que ver con esto -le dijo, con la sangre helada en las venas-. Te lo juro.

Harry no contestó. Es más, hasta parecía no haberla oído porque ante ellos, habían aparecido al fin los establos.

Todo parecía reducido a un siniestro holocausto.

-¡Dios mío! -musitó ____. ¡Ningún animal podría haber sobrevivido!

Pero cuando se acercaron, vio que el fuego todavía no estaba fuera de control. Por el momento, sólo un extremo estaba afectado... aunque era el lateral en el que estaba la cuadra de Trueno.

Harry paró el coche y bajó de un salto.

-Lo único que podemos hacer por ahora es poner a salvo a los animales. No tiene sentido malgastar el tiempo en apagar el incendio. Ya lo harán los bomberos cuando lleguen.

____ no perdió un instante en ponerse manos a la obra. Harry tenía razón. Lo primero que tenían que hacer era salvar a los caballos. Y gracias al cielo, los caballos de aquel lateral, aunque tremendamente asustados, estaban todos intactos.

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