Alejandro
La luz de los primeros rayos del sol golpeó mis párpados haciéndome ver colores y manchas. Noté que mi brazo izquierdo estaba totalmente dormido bajo el peso de Sofía, pero estaba fuertemente agarrado de su cintura. Traté de no despertarla, pero fue imposible. Ella abrió los ojos y se desperezó. Me sonrió incómoda. Mi brazo no tardó en empezar a hormiguear.
- prepararé desayuno- murmuró mientras se levantaba con la manta sobre los hombros y ceñida al cuerpo. Bendita manta, pensé.
Sofía ya estaba en la cocina cuando me percaté de que Gonzalo había salido más temprano de lo habitual y que, probablemente, nos había visto acurrucados. Un sentimiento de culpa me golpeó el estómago. ¿Me diría algo?
La sensación desagradable no se fue del todo, pero logré ignorarla una y otra vez todas las noches de esa semana. Esperábamos que Gonzalo estuviera dormido para acudir con alguna excusa sin sentido -como el vaso de agua o ver la tele- a la sala de estar o a la terraza cuando ya había pasado la medianoche. Nos escabullíamos antes de que su hermano despertara. Él no decía nada y parecía ignorarnos deliberadamente.
Cada día que pasaba, el contacto entre nosotros se hacía más cotidiano y adictivo. A la tercera noche ya ni siquiera había preámbulo, simplemente ella se acurrucaba en mi hombro mientras conversábamos hasta quedarnos dormidos.
Era una situación más bien ridícula. Ya no éramos adolescentes, pero nos comportábamos como si lo fuéramos. Algunas veces pienso que es porque nuestra historia quedó detenida en esa etapa de vida. Se me hacía difícil actuar con ella como lo hubiera hecho con cualquier otra. Me volvía manso, mi cuerpo respondía obedientemente a su tacto, mi pecho se amoldaba perfectamente a su melena ondeada y mis ojos se maravillaban con cada expresión de sus rasgos. Con el paso de los días ella se acercaba más y yo quería devorarla. Hacerla mía, fundirme con ella. Me calentaba con su cuerpo pequeño y su breve cintura, con sus ojos grandes y castaños, con su sonrisa de medio lado que me decía que le comiera la boca.
En la cuarta noche me encontraba haciendo tiempo en el computador, esperando ansioso a que pasara la hora para acudir a la cita tácita que teníamos planificada. Ya no inventaría excusas, solo aparecería, la acurrucaría y le peguntaría si quería mover las cosas a la habitación un día de estos. Sabía que nada de eso iba a sonar inocente, pero no quería serlo con ella. Ya había esperado mucho tiempo.
Estaba perdido en mis pensamientos, sobre cuál era la mejor forma de decirle cuando ella decidió sorprenderme de nuevo con ese pijama tan sugerente que usaba. Me sobresalté cuando entró a la habitación. La recorrí con la mirada mientras cerraba la puerta tras de sí.
- Ya no quiero dormir en el sillón - se hizo un silencio entre los dos. Ella mordió su labio inferior y sentí como me derretía. Dejé el laptop en mi velador.
- Estoy de acuerdo, el dolor de espalda me está matando- le sonreí mientras mi mente vitoreaba. Se acercó lentamente a mi cama y se metió con cuidado debajo de las sábanas. Mi mirada estuvo atenta a cada movimiento que hizo, a cómo se hundió el colchón bajo su peso. Se tapó con la ropa de cama hasta la nariz. Toda mi cabeza estaba llena de ella, y ahora también mi cama.
Apagué la luz. Todo fue oscuridad hasta que mis ojos se acostumbraron. Arreglé las almohadas y me tumbé definitivamente. Pensé que no porque estuviéramos en una cama la dinámica tenía que ser diferente ¿no? Me acerqué a ella esperando que aceptara mi pecho como otras veces. Ella se movió lentamente hacia mí, se recostó sobre su lado izquierdo y apoyó la cabeza en el hueco entre mi hombro y mi pecho. Pasó su brazo por mi cintura y ciñó todo su cuerpo al mío.
- ¿está bien así? - preguntó inocente y despreocupada, como si no supiera todo lo que le estaba haciendo a mi cuerpo con su cercanía. Me di permiso para responder con un beso en su frente. La sentí sonreír contra mi cuerpo, o eso me imaginé cuando sentí el cálido apretón de su abrazo. Me esperaba una larga noche.
Ella cayó rendida en unos pocos minutos, bien apretada contra mí. Lo supe por su respiración profunda y el peso muerto de sus brazos que descansaban relajadamente sobre mi abdomen. Tenía calor con su cuerpo tan cerca, de ese calor que lo único que lo alivia es el roce con el cuerpo deseado. Sintiéndola así como la sentía, sabía sin dudas que el cuerpo de Sofía respondería al mío en un acople perfecto, ella deseaba esa cercanía tanto como yo. Era difícil conciliar el sueño así, pero de todas formas caí en los brazos de Morfeo después de un rato.
**
Me desperté en la madrugada con sollozos y transpiración helada. Era Sofía que en sueños murmuraba palabras sin sentido y hacía horribles pucheros. Se había separado del abrazo del principio y sostenía mi mano firmemente mientras se adentraba en la pesadilla. Me recosté del lado derecho, solté su mano y apoyé la cabeza en mi brazo para mirarla con detenimiento. Estaba soñando algo atroz, sus muecas eran de una tristeza profunda. Con mi otra mano comencé a removerla desde los hombros hasta que la consciencia volvió a ella. Tenía la cara mojada por el montón de lágrimas que había derramado en el sueño.
- Hey, hey, estoy aquí Sofi - apoyé mi mano en su abdomen mientras hacía caricias circulares para calmarla – Hey, soy yo, Ale, estás conmigo, no pasa nada
Parpadeó un par de veces antes de recuperar plena consciencia del tiempo y espacio. Los sollozos se calmaron y ella se llevó las manos a la cara para limpiarse las lágrimas.
- lo siento, Ale- se disculpó con una mueca arrepentida. Yo seguí con el vaivén de caricias sobre su estómago.
-¿Qué soñabas? - pregunté con voz pastosa por el sueño.
- No recuerdo - mintió descaradamente. Estuvimos un rato en silencio. No mucho, hasta que sus ojos volaron a los míos con un brillo negro e intenso. Se desataba algo que nunca había visto en ella, oscuro y anhelante. Sin mediar conversación alguna, gesto o advertencia, atrapó la mano que acariciaba su abdomen para deslizarme lentamente hacia abajo.
- ¿Qué haces Sofi?
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Holaaaa a todxs! he vuelto con un nuevo capítulo. Espero que la historia les esté gustando. Cuéntenme sus impresiones!! me muero por conocer si les gustan los personajes, para dónde creen que va la historia, qué mejorarían, o lo que quieran compartir conmigo.
También, quiero aprovechar de agradecer a toda la gente que se ha dado el tiempo de comentar, votar y leer. Me he encontrado con seres humanos muy buena onda, muy constructivos y con reales ganas de hacer comunidad.
He leído historias fabulosas! gracias a todxs por escribir.
Gracias Totales!! y espero que les siga gustando lo que tengo para contarles.
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Fragmentos
RomanceTodos estamos rotos. Unos más que otros. Cuando Sofía, la hermana de su mejor amigo, vuelve después de un largo tiempo viviendo en el extranjero, Alejandro no hace más que desear momentos con ella. Todo ha cambiado desde la última vez que la vio, e...