El ventilador en el techo solamente lanzaba aire caliente mientras desorganizaba algunos de mis apuntes colocados como abanico sobre el escritorio. Me quité el sweater mientras continuaba leyendo y remarcando las partes más importantes del texto. Estaba totalmente sumida en el estudio cuando alguien toca a mi puerta.
Me coloco las pantuflas mientras bajo a abrir. No estaba en un estado tan deplorable, todavía tenía la ropa con la que había ido a la universidad, no había tenido tiempo de darme una ducha por ahora. Mi cabello estaba amarrado en una coleta alta y mi rostro ya se sentía pesado por el maquillaje que todavía no me había quitado.
Al abrir la puerta, suelto un chillido al ver la figura de mi mejor amiga, Tamara, esperándome con una sonrisa del otro lado del marco. Ella suelta otro chillido al unísono y nos fundimos en un abrazo eterno. No la veía desde que me mudé aquí y me hacía muchísima falta.
—¡Qué sorpresa! ¿Qué haces aquí?—Cuestiono una vez que nos separamos del abrazo. Me tomo un momento para mirarla, llevaba sus clásicos tejanos con unas zapatillas converse y una sudadera de su universidad.
—Quería darte una sorpresa, y estos días los tengo libres en la universidad así que pensé ¿por qué no?—Ella sonríe y me da otro abrazo—Te extrañé tanto, hermana."
—¿Te ha traído tu madre?
Ella rebusca en su mochila y saca una licencia de conducir con su foto a un costado de ésta —Charán.—Dice mientras la sacude entre sus dos dedos.
—¡Estás bromeando! ¿Cómo lograste al fin pasar las pruebas?—Me burlé.
—Vaya, tenías mucha confianza puesta en mí amiga, cuidado.—Tamara rueda los ojos y sonríe —Sé que costó trabajo pero al fin lo logré. Así que tú y yo iremos de fiesta esta noche.
—Me encantaría pero mañana tengo clases.
—¡Oh, vamos! Es una noche espectacular y no volveremos tarde.—Me suplica juntando ambas palmas de sus manos.
Ruedo los ojos—Vale. Solo porque de alguna forma hay que festejar tu visita.
(...)
Habían pasado dos horas desde que me había colocado ese atuendo color borgoña que acentuaba lo suficiente mis delimitadas curvas. Detrás de mí, mirándome a través del espejo, se encontraba Tamara halagando en voz alta lo bien que me hacía lucir, lo grande que me hacía ver el trasero. Sin embargo, aún pasaba las palmas de mis manos a través de la tela áspera por encima de mis caderas, con duda, inclinando levemente la cabeza hacia la derecha y enumerando en mi mente las mil y una razones por las cuales no optar por ese vestido.
Tamara ya vestía una preciosa blusa color rosado con una falda del mismo color. Su cabello rojizo estaba estático, perfectamente alisado y acomodado detrás de sus hombros. Su sonrisa más blanca que nunca (usaba una mezcla extraña color carbón que más de una vez me había recomendado), muy brillante al igual que sus ojos enmarcados en máscara de pestañas.
Ya había olvidado la última vez que había ido a un club. Hace tiempo no lo hacía. Cuando era adolescente solía salir la mayoría de los fines de semana, sin embargo con el paso del tiempo aquello se volvió una rutina y terminó aburriéndome. Pero el día de hoy me entusiasmaba la idea de hacerlo, supongo que el haberme olvidado como se sentía hacía que la idea me agradara.
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¡Cállate, vecino! {timothée chalamet}
Fanfic"Subo el volumen de la música solo para que tú vengas a tocar mi puerta, Nina. "