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《Sino el último año entero》.

Un año de su vida. Todo un año. Las palabras de Harry habían causado una honda impresión en ella y era incapaz de dejar de pensar en ellas.

Y tenía mucho tiempo para pensar, incluso demasiado. No había ninguna otra cosa que requiriera su atención.

Durante el día, había intentado leer o ver la televisión, pero finalmente se había dado cuenta de que le era imposible concentrarse. Se quedaba mirando fijamente una página o la pantalla del televisor, pero su mente seguía dándole vueltas a los mismos problemas. Sin embargo, las noches, debido al silencio y la oscuridad, eran aún peores. «Sino el último año entero». ¿Cómo era posible? Y lo que era más importante, ¿por qué? ¿Cómo había podido olvidar todo un año de su vida? ¿Cómo podían haberse borrado esos trescientos sesenta y cinco días de su existencia sin dejar ni una huella?

-¡No!

Soltó aquella exclamación en voz alta, tratando de hacer desaparecer la sensación de pánico que la invadía, tratando de hacer desaparecer los demonios que la atormentaban desde las sombras.

Pero no se rendiría. No se hundiría bajo las oleadas de horror que la rodeaban. Lucharía con todas sus fuerzas para poder recordar todo lo antes posible.

Aunque no tenía mucho a lo que agarrarse. Las posesiones que llevaba encima cuando sufrió el accidente no eran de mucha ayuda. Unas cuantas prendas de ropa anónimas y un bolso sin nada que la pudiera identificar.

-Si hubiera dentro un diario o alguna dirección... -había comentado ____ cuando la doctora Greene le había asegurado que no se había encontrado ningún otro objeto.

-Me temo que el bolso está tal como nos lo han entregado. La policía ha investigado la dirección de Yorkshire que usted nos dio, pero no han encontrado nada.

-¿Nada?

La doctora sacudió la cabeza.

-Me temo que no. Era una pequeña habitación en un viejo edificio donde normalmente viven estudiantes. Al parecer, cuando usted vivía allí todos sus compañeros de piso estaban acabando la carrera. Ya no queda ninguno en la casa y la mayoría ni siquiera dejó sus señas.

-¿Y Leanne?

Leanne era una amiga de sus años de estudiante. Su mejor amiga.

-Empecé la carrera más tarde de lo normal debido a la enfermedad de mi madre -le había contado a la doctora con los ojos llenos de tristeza-. Tenía cáncer de ovarios y aplacé mi entrada en la universidad para poder cuidarla. Así que empecé a estudiar a los veintidós años y todo el mundo era más joven que yo. Por eso no hice ninguna amistad hasta que me trasladé a Alban Road, donde conocí a Leanne.

-¿Nos dijo que había emigrado a Australia?

-Sí, se comprometió con un médico australiano y pensaba irse allí después de casarse.

Estaba segura de que la habrían invitado a la boda y que ella no se la había perdido, pero no podía recordarlo. Al parecer, la boda de Leanne debía de coincidir con el comienzo de la época de su vida que no conseguía recordar.

-Pero Australia es un lugar enorme cuando no se tiene ni idea de por dónde empezar a buscar. Es todavía más difícil que encontrar una aguja en un pajar, como dice el dicho. Seguro que tenía su dirección apuntada en algún sitio, pero no puedo acordarme.

Esa dirección debía estar donde hubiera vivido el último año, después de marcharse de Yorkshire. Porque algo había ocurrido en su vida, algo tan importante o traumático que le había hecho abandonar la universidad y...

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