12

1.3K 67 0
                                    

Tan pronto como Harry detuvo el coche enfrente de la casa, ____ abrió la puerta y salió rápidamente. Los últimos días habían estado llenos de tensión, el viaje había sido horrible y había sido una pérdida de tiempo.

Cuando Harry había sugerido que fueran a Yorkshire y visitaran los lugares que ella pudiera recordar, ella había aceptado esperanzada. Habría hecho cualquier cosa por tener la posibilidad de que le dijeran lo que había ocurrido. Y lo que era mucho más importante, por qué se había comportado de aquel modo.

Incluso en esos momentos, cinco días después, todavía le costaba aceptar lo que Harry le había dicho. «El hombre que conducía ese coche era mi hermano», le había dicho aquel amanecer.

-Tú... Ni siquiera sabía que tuvieras un hermano.

-Mi hermano pequeño. Era cinco años menor que yo -había explicado él. Luego, había añadido algo aún más sorprendente-. Felipe y tú erais amantes.

____ recordó la conversación mientras salían del coche.

-Pareces muy cansada -dijo Harry-. ¿Por qué no te vas a la cama? Yo me encargaré de Tonio.

-¡No! -protestó ____, sacudiendo con vehemencia la cabeza.

Si se iba a la cama, no dormiría. Permanecería despierta, mirando al techo y tratando de averiguar cómo era posible que hubiera olvidado al hombre que había sido su amante... durante casi un año.

-Yo lo haré. Tú tienes que traer las maletas.

Además, cuidar de Tonio significaría que no tendría que pasar más tiempo en compañía de Harry. Tenía los nervios a punto de estallar y necesitaba desesperadamente un descanso, necesitaba algo de tiempo para sí.

-De acuerdo -aceptó Harry con la cuidada educación que había utilizado con ella desde que había sugerido el viaje a Yorkshire-. Llevaré tu bolsa a tu habitación.

____ solo pudo asentir, agarrar a Tonio y marcharse escaleras arriba antes de que Harry viera sus lágrimas.

«Tu habitación». Eso revelaba, más que nada, la distancia que había entre ellos. Durante el viaje, Harry había reservado habitaciones separadas en los hoteles por los que habían pasado y se había mostrado frío y distante.

Se dispuso a preparar al niño para dormir. Este estaba medio dormido debido a la hora, así que solo le cambió el pañal y lo dejó en la cuna.

- ¡____! -la llamó Harry desde el pasillo-. He hecho un poco de café. Si has acostado ya a Tonio, me imagino que te apetecerá tomar algo.

En realidad, no le apetecía, pero sospechaba que si se negaba, Harry era capaz de ir a por ella y obligarla a ir al salón.

Así que se contentó con demorarse más de lo normal en el cuarto de baño de su dormitorio. Se echó agua fresca en la cara y se cepilló el pelo. Luego, consciente de que estaba tardando demasiado, se alisó los pantalones de lino y el top de algodón de cuello de pico que llevaba puestos, y fue abajo.

-También he preparado unos sandwiches.

Si Harry notó las ojeras negras de ____, no dijo nada. Simplemente, hizo un gesto hacia la mesa de café y la bandeja que había sobre ella.

-No tengo hambre.

-Pero no has comido nada hoy. Tú...

-Harry, he dicho que no tengo hambre. No soy Tonio... no tienes que vigilarme para ver si como o no.

-Cuidar a Tonio es mucho más fácil que tratarte a ti -murmuró Harry enfadado-. ____, sé que estos días han sido difíciles...

- ¡Difíciles! -repitió ____ con ironía-. Creo que es una forma extraña de decirlo. Resulta que salgo del hospital con amnesia y poco después descubro que durante los últimos doce meses antes del accidente tuve un amante español. Un hombre cuyo nombre ni siquiera hubiera recordado si no me lo hubieras dicho tú. Un hombre cuya cara sería un agujero negro si no me hubieras enseñado esas fotografías...

El OlvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora