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____ miró hacia la ventana de su habitación, haciendo un esfuerzo por concentrarse en lo que veía. No podía ser mayor el contraste con su modesta habitación de hospital, por muy cómoda que esta hubiera sido.

¡En la casa había espacio suficiente para una familia de doce personas, un equipo de niñeras y algunos invitados! El jardín se extendía en todas direcciones, haciendo difícil admitir que estaban a unos pocos kilómetros de Londres. Y esa era solo la casa en la que Harry se quedaba cuando tenía que pasar unos días en Inglaterra por negocios. Su residencia habitual estaba en Almería. Y también tenía un apartamento en Madrid.

De pronto, se pregunto qué estaba haciendo ella allí, en medio de tanto lujo. ¿Cómo había terminado ella, que era una chica sencilla de Yorkshire Dales, cuya ambición había sido siempre estudiar Historia en la universidad y quizá luego dedicarse a la enseñanza, trabajando de niñera para un millonario español?

-Ya te lo he dicho. Quiero tener a alguien de confianza que cuide a Tonio -había contestado él en el coche de camino a la casa, después de que ella le hubiera preguntado una vez más lo que le había estado preocupando toda la noche-. Todos los títulos del mundo no sirven de nada si no se siente un verdadero cariño hacia el niño. Hoy en día salen demasiadas atrocidades en el periódico. Yo prefiero guiarme por mi intuición.

-¿Y qué te dice exactamente tu intuición sobre mí? ¿Qué puedo ofrecerle a tu hijo?

-Dos brazos para tomarlo en brazos y una voz para calmarlo cuando llore.

- ¡Cualquier mujer puede hacer eso! ¿Por qué tengo que ser yo?

-¿Estás insinuando que no quieres el trabajo? - preguntó Harry, apretando el volante con las manos.

-No, claro que no estoy diciendo eso. Es que no entiendo por qué tienes tanto empeño en contratarme.

Harry la miró de reojo y ella se recostó en su asiento mientras él cambiaba de marcha y apretaba firmemente el acelerador.

-Me conviene tenerte a mi lado, ____ -aseguró él-. Y creo que a Tonio también.

De repente, se le ocurrió una pregunta y se volvió hacia él.

-¿Cómo te enteraste del accidente? Quiero decir, ¿por qué te llamaron a España?

-Yo ya estaba de camino a Inglaterra.

El perfil de Harry, silueteado contra la ventana del coche, parecía haberse tensado, informando a ____ de que acababa de pisar la barrera invisible que él había levantado alrededor de su vida privada.

-No tenía ninguna reunión importante aquel día. Llegué y me encontré a la policía en la entrada, mi...

Cambió la marcha bruscamente y soltó una maldición en español.

-Me contaron que mi coche había sido declarado siniestro total y que tú estabas en el hospital, en coma.

-Apuesto a que eso te gustó -replicó ____ para simular el nerviosismo que siempre le producía el hecho de saber que la había ido a visitar mientras estaba inconsciente.

-No demasiado -contestó él con frialdad -. Yo... ¿qué pasa? - preguntó al ver que ____ se tapaba la cara y daba un grito de terror.

-El hombre que conducía el coche... dijiste que había muerto. ¿No debería haber ido a su funeral... o por lo menos enviarle flores o un mensaje?

-El funeral tuvo lugar cinco días después del accidente -explicó Harry con la misma frialdad que si hablara de negocios-. Y en ese momento, tú no podías ir a ningún sitio ni hacer nada. Además, dudo bastante que su familia hubiera agradecido tu presencia o cualquier otro gesto por tu parte.

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