11

1.1K 68 7
                                    

-¿____?

La voz de Harry la sobresaltó. Rápidamente, alzó la vista y buscó un lugar donde esconder la nota. No podía decirle nada hasta que supiera qué significaba para ella.

No la iba a guardar en la caja que Marcia le había dado. Él querría verla otra vez. Y en ese momento, no tenía cerca la cómoda ni el armario.

-¿____?

Se dio la vuelta, mirándolo con los ojos muy abiertos y la respiración entrecortada. Entonces, se fijó en la expresión de Harry, que observaba con evidente agrado la suave piel de su escote, sus atractivos senos no escondidos del todo por el sujetador blanco de encaje.

-Así me gusta. Que la mujer haga la mitad del trabajo por mí.

Con un gran esfuerzo, ____ se resistió al impulso de rodearlo con los brazos y esconderse así de su mirada insolente. Pero no podía, era demasiado consciente del papel que tenía en el bolsillo y que la hacía sentirse culpable de algo que no conocía del todo.

-¿Nunca llamas a la puerta?

Harry arqueó las cejas sorprendido.

-¿Tenía que hacerlo? Creí que ya habíamos superado eso. Y además, pensé que teníamos un acuerdo.

-¿Un acuerdo? ¿Cuál?

Pero lo sabía perfectamente.

«No sé cómo podré agradecértelo», había dicho ella. Y él había dejado claro que había un modo bastante fácil de expresar esa gratitud.

-¿Qué pasa, cariño? -preguntó Harry con ironía-. ¿Ya no te sientes agradecida?

-Todo lo contrario -consiguió decir ____-. Después de lo que he visto esta tarde, te estoy más agradecida que nunca. Cuando pienso en que me has rescatado de... tener que haber vuelto a...

____ no pudo evitar un escalofrío al recordar la sordidez de Norway Street.

-No tengo palabras para agradecértelo.

-Pues demuéstramelo.

Harry le hizo aquel gesto imperioso y familiar para que fuera con él. Pero el gesto conllevaba algo más. El cuerpo de Harry expresaba una tensión nueva. Una expresión diferente brillaba en sus ojos dorados.

-Enséñamelo, ____. Muéstrame lo agradecida que estás. Dime lo que hay en tu corazón.

«Dime lo que hay en tu corazón», repitió ella en silencio. Si pudiera... Si se atreviera...

No. ¿Cómo iba a exponerse así cuando él jamás le había hablado de amor ni mostrado ningún signo de cariño?

Y a la vez, ¿cómo iba a impedirlo? ¿Cómo iba a poder soportar no hablar de algo que le importaba tanto? ¿Cuánto tiempo podría esconder sus sentimientos? ¿Para el resto de su vida?

Alguien tendría que dar el primer paso. Alguien tendría que arriesgarse a abrir su corazón sin la certeza de que sus sentimientos fueran correspondidos.

Y, de repente, resultó sorprendentemente sencillo, tremendamente simple. Lo único que tuvo que hacer fue acercarse, agarrarle la cabeza y besar su maravillosa boca.

-Te lo voy a demostrar -susurró ella-. Te enseñaré lo que es... lo que siento...

____ no tuvo tiempo de decir nada más. La boca de Harry respondió al beso que ella le dio con una intensidad que envolvió a ambos en una pasión desenfrenada.

El deseo que ella había visto en Harry poco antes quedaba en nada comparado con la exigencia presente. Era como si hubiera abierto la compuerta de un embalse y el torrente que salía la sumergiera y envolviera, humedeciéndola, cortándole la respiración.

El OlvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora