06

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-¿Te apetece más café?

Habían terminado de cenar y, con los platos a un lado, estaban conversando relajadamente mientras tomaban café y algún dulce.

-Yo no, gracias. Si tomo otro, no podré dormir en toda la noche - aseguró ____ con una sonrisa.

Además, ella no necesitaba la cafeína. Ya estaba suficientemente alterada con la situación.

-Eso no puede ser -replicó Harry con una seductora sonrisa-. Tonio se despierta a las seis de la mañana y tienes que descansar un poco para aguantar todo el día con él. Y eso me recuerda...

Después de beber lo que quedaba en su copa, Harry echó hacia atrás la silla y se levantó.

-Será mejor que vaya a ver cómo está. No tardaré nada.

-Tómate el tiempo que necesites, no te preocupes por mí.

Le vendrían bien unos minutos a solas, pensó cuando Harry salió de la sala. Un poco de tiempo para respirar, para tratar de calmar a su corazón, que había dado un vuelco cada vez que Harry le había sonreído, cada vez que le había dirigido una mirada dulce con sus ojos de color dorado.

El deseo, la necesidad que había visto en él antes, seguía allí y Harry no había tratado de esconderla. Por eso sus nervios y excitación habían crecido a lo largo de toda la velada. Si continuaba a ese ritmo, estallaría.

Notaba la piel hipersensibilizada, encendida cada vez que le daba el cabello en los hombros. El roce del vestido de seda sobre su cuerpo era una sensación que le hacía estremecerse de placer. Casi se imaginaba que aquellas sensaciones eran causadas por las manos de Harry, por las caricias de sus labios...

«Tienes que descansar un poco», había dicho Harry, recordó mientras apagaba lo que quedaba de las velas. Luego, con la copa de vino en la mano, se levantó y paseó por la elegante estancia. Era una noche calurosa y necesitaba un poco de aire, así que se dirigió hacia el invernadero. Pero sabía que él no tenía planeado dejarla descansar aquella noche.

Estaba segura de que cuando volviera de ver cómo estaba Tonio, la
tomaría en sus brazos. Entonces, la realidad de sus besos sustituiría a las fantasías a las que se había abandonado durante toda la comida.

-Los dos sabemos lo que está pasando -recordó, hablando en voz alta, incapaz de reprimir una risita excitada-. Claro que lo sabemos... ¡está muy claro!

Y sin poder resistirse, dio un giro sobre los talones. Luego, dio otro y otro, cada vez más deprisa hasta que perdió el equilibrio y tuvo que agarrarse a la mesita del café, tirando un montón de revistas al hacerlo.

-¡Oh, no!

Dejó a un lado la copa de vino y se arrodilló en el suelo para colocar en su sitio las revistas caídas. Pero al agarrar una de ellas, se detuvo bruscamente.

-¿Qué... ?

Levantó la revista y miró atónita una foto que había debajo. Era una mujer morena de pelo largo, con rasgos aristocráticos y un aire que la delataba como española.

-Esta debe ser...

-Elena -dijo una voz detrás de ella.

____ se levantó y se dio la vuelta, encontrándose frente al hombre que había entrado silenciosamente sin que ella lo oyera.

Era Elena, la madre de Tonio.

Los ojos de ____ volvieron a posarse de nuevo en la foto, buscando las semejanzas entre el hijo de Rafael y el rostro de la mujer. Poro no le resultaron fáciles de encontrar, ya que el niño se parecía mucho a su padre.

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