08

1.1K 60 0
                                    

____ se despertó a la mañana siguiente con una terrible sensación de soledad. Permaneció tumbada un rato en la cama, mirando hacia el techo con el ceño fruncido, tratando de comprender por qué se sentía tan mal.

Nada más despertarse, incluso antes de abrir los ojos, recordó lo que había pasado la noche anterior, reviviendo la excitación del principio de la noche y la sorpresa por el descubrimiento de la fotografía de Elena.

-No -exclamó en voz alta-. No es eso lo que me hace sentirme así.

Era cierto que le había sido imposible no comparar la soledad de su cama vacía con la noche sensual que había anticipado en brazos de Harry. Incluso había vertido algunas lágrimas antes de dormir.

Pero su malestar era mucho más profundo. Procedía de una pérdida, del conocimiento de que algo en su vida era oscuro y estaba mal... pero no sabía el qué. Le recordaba ligeramente a la tristeza que había sentido después de la muerte de su madre y eso le hacía encontrarse doblemente mal.

-¡Así no vas a ninguna parte! -se dijo a sí misma-. Dar vueltas a lo mismo no soluciona nada. Levántate y ponte a trabajar. Se supone que tienes que cuidar de Tonio.

Tonio. Pensar en él la hizo levantarse rápidamente. Se puso la bata de seda verde que hacía juego con el camisón y ni siquiera se preocupó de atarse el cinturon.

¿Qué pasaría con Tonio? La casa estaba totalmente en silencio, no se oía nada. Pero, por otro lado, el niño seguramente estaría ya despierto y querría comer.

Con el corazón encogido, salió del dormitorio y cruzó el pasillo en dirección a la habitación que había frente de la suya.

En la entrada, se quedó inmóvil. La cuna estaba vacía. La colcha de brillantes colores había sido echada hacia atrás y no había ningún bebé allí.

-¿Tonio?

Nada. Se quedó inmóvil unos segundos y, de repente, oyó algo en otra habitación. Un ruido que en seguida reconoció.

Sin pararse a pensarlo, abrió la puerta y entró en ella. Luego, se dio cuenta de lo que había hecho.

Era el dormitorio de Harry. La decoración azul y blanca, evidentemente masculina, lo hizo evidente. Y el mismo Harry estaba allí delante.

Iba vestido con una camisa deportiva y unos pantalones azules. Estaba sentado en la cama, con las piernas cruzadas. Iba descalzo y estaba despeinado. Tenía a Tonio en sus brazos y lo miraba ensimismado.

____ se quedó observando la imagen. Como otras veces, se conmovió ante el contraste entre la energía y madurez del hombre y la fragilidad del pequeño. No pudo evitar que los ojos se le llenaran de lágrimas. En ese momento, sería incapaz de decir a cuál de los dos quería más. Solo sabía que en unos cuantos días los dos se habían convertido en algo tan esencial para ella como respirar.

Mientras los observaba, Tonio se estiró ligeramente e hizo un sonido con la boca. El rostro de Harry se iluminó, transformándose por completo mientras acariciaba la carita del niño.

Y fue entonces cuando se dio cuenta, sorprendida y emocionada, del cambio en los ojos de Harry. Tenía las pestañas húmedas.

____ reconoció aquella mirada. Era la que ella misma tenía cuando estaba a punto de echarse a llorar. No pudó soportar el ver así a Harry. Recordó las acusaciones que le había hecho la noche anterior, el modo en que le había dicho que no era capaz de llorar por su amor desaparecido, y se sintió culpable.

Debería irse, se dijo en silencio. Debería marcharse y dejarlos solos en aquel momento tan íntimo y especial. Pero cuando iba a darse la vuelta, pisó el cinturón de la bata y tuvo que agarrarse a la puerta para no caerse.

El OlvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora