01 /Entre lamentos./

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En una elegante oficina del edificio más lujoso de Japón, ruidos estremecedores, gritos y sonidos de objetos lanzados hacia la pared se podían percibir desde la oficina de el gran empresario Asami Ryuichi un hombre de 34 años temido en el mundo de los negocios.

—!!Soy un imbécil!!— Exclamó el mayor a la par que lanzaba varios documentos al suelo.
—¿Cómo fuí tan estúpido como para dejarme engañar así?—

Un grupo de escoltas corrieron hacia la oficina de su señor ante la llamada de la secretaria del dueño de ese edificio.

—Señor Asami.— Entró listo para disparar Imayoshi Yurio, el jefe de seguridad del edificio, seguido por todo un escuadrón armado y listo para defender a su jefe. —¿Señor?— Se detuvo ante la fría mirada.

Cerró los puños mientras trataba de evitar cegarse por la ira. —Háblale a Kirishima, y que nadie me moleste a partir de este momento.— Habló con coraje y un destello de dolor, había perdido todo por lo que había trabajado desde muy joven.

—Sí señor, con su permiso.— No hubo necesidad de hablar dos veces, pues el guardia salió lo más rápido que pudo de la oficina de aquel intimidante hombre.

Kirishima Kei, fue llamado con urgencia a la oficina principal, por lo que antes de ingresar cambió varias órdenes a seguridad y después despidió a la secretaria que se encontraba temblando en su lugar.

Entró sin tocar, evitando hablar, pues vio todo el lugar destruido, sabía que ahora su amigo y jefe no entraría en razón, pero era mejor estar con él. —Mandó a llamar, señor.—

Asami guardó silencio, sólo hizo una seña a los documentos que estaban en el suelo. Sentía que cada recuerdo lo atormentaba, se había confiado y ese sin duda alguna fue su peor error. Observaba a su mano derecha y amigo, no sabia como explicarse.

Kirishima tomó los documentos, leyó con atención y habló. Sin duda alguna había cosas que no le parecían coherentes, aunque, era difícil ubicarlas. —¿Cómo fue posible?—

—Pues porque soy un imbécil, sólo por eso.— Gritó exaltado.

Suspiró y decidió hablar con sutileza. —Sé que volveremos a resurgir , lo hemos hecho muchas veces y sabes que cuentas con mi amistad incondicional.—

En ese momento el consuelo, no servía de nada, pero agradecería tener un amigo como Kirishima. —Tantos años de trabajo tirados a la mierda por una sola firma.— Estrelló un vaso en la pared.

—Yo estaré ahí, se que resurgiremos, por algo el símbolo del clan Asami es un Fénix. Estoy para servirlo, no lo dejaré.— Habló con calma y decisión. —Encontraré a los culpables y les daremos la mejor bienvenida para el infierno.— Pensó con calma mientras analizaba la situación. Sabía que Ryuichi por ahora estaba fuera de juego.

Asami tomó varios vasos de Whisky, por ahora se encontraba fuera de todo ámbito racional, aun así, el alcohol no había ocasionado efecto, iba a servirse otra vaso cuando Kirishima detuvo su acción.

—Sé que estás mal, pero tomar y perderte en el alcohol no soluciona nada.— Habló con firmeza, ni siquiera la mirada fulminante de su amigo sería capaz de doblegarlo. —Incluso si crees que lograrás algo, nada sale bien de perderte en el alcohol. Piensa antes de actuar y actúa con la mayor certeza que puedas.— Aconsejó quitándole la botella.

Cerró los ojos frustrado, sin duda alguna sabía que su amigo tenía razón, pero por ahora quería vivir el duelo. —Al menos deja que hoy me caiga.—

Negó. —Un buen amigo no permite eso.—

Ambos se quedaron en silencio, aun era temprano, las 4:00 de la tarde, muchas cosas podrían cambiar antes de caer la noche. En otro lado de la ciudad, un joven iba llegando a una hermosa mansión inspirada en el estilo asiático, con una hermosa vista, un patio adornado con flores de sakura y algunos árboles, con un estanque de peces Koi, rodeado por muchos guardias y agentes especializados, llegó en moto, mostrando todo su poder. Fue recibido por los sirvientes y por su gente de mayor confianza.

Esclavos del Destino. Sueños Rotos.  (edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora