Efectos secundarios

500 40 2
                                    

Narra Alina:

Mario…

Mario…

Mario…

Mi mente no dejaba de repetir su nombre, mi corazón palpitaba tan fuertemente que cualquiera a mi alrededor podría escucharlo.

Mis pies estaban en piloto automático, a diferencia de mi los vellos de mi piel que seguían erizados. No sabía que el que Mario me reconociera iba a causar tales estragos en mí.

Mi mirada estaba perdida en el horizonte, el sonido de mis pasos apresurados chocar contra el pavimento se acompasaban con mi ritmo cardíaco.

En unos minutos me encontré frente a la puerta del apartamento de Marco.

Toqué el timbre y en segundos el rubio que me había rescatado de mi bancarrota emocional estaba frente a mí.

- Ali – susurró y una sonrisa se vislumbraba en su blanco rostro, pero al notar mi aspecto me abrazó como si comprendiera por todo lo que estaba pasando.- ¿Qué te pasó?

- Nada de qué preocuparse Marco. Solo no tuve un buen encuentro con Ann- no sé por qué mentí si tarde o temprano Marco se enteraría de mi encuentro con Mario.

- Mi amor, si Ann no quiere ser tu amiga, quedan 21 parejas más de los jugadores de la selección. Eres un encanto, cualquiera quisiera ser tu amiga- ¿Cómo no enamorarse de este chico?

- Gracias Marco. ¿Listo para lo de Mike?- traté de cambiar rápidamente de tema antes de que sospechara que Ann no tenía nada que ver con mi actitud.

- El viene a casa, así que relájate- me abrazó por la espalda y me besó la cabeza con suavidad.- Ahora lo que tienes que hacer es relajarte- subió sus manos a mi espalda para darme suaves masajes- estas demasiado estresada con este tema de Ann, y yo quiero que mi novia este lo más relajada posible- susurró esto último detrás de mi oído.

Me hizo girar lentamente sobre sus brazos hasta quedar a pocos centímetros. Coloqué mis manos sobre su torso y el  apretó más el agarre.

- No puedo creer que haya llegado hasta mí la chica perfecta. Y peor que sería latinoamericana.- Sonreímos ante su último comentario.

- ¿Qué tienes en contra de la latinoamericanas?

- Desde que te conozco…- dio un beso en mi frente- he decidido… -continuó con un beso sobre mi nariz- amar a Latinoamérica.

Juntó sus labios con los míos en un beso suave y tierno. Sus labios se movían con experiencia sobre los míos. Era difícil no resistir ante sus tentadores movimientos. Era uno de los mejores besos que había recibido en mi vida. Todo continuó lento y suave, solo explorando nuestros labios y tratando de no despegarnos ni un centímetro.

Pero Marco nunca antes me había besado de esta manera desde que me pidió que fuera su novia. Siempre eran besos fugaces en los que el contacto duraban unos milisegundos. Y algunos besos largos cuando estábamos en  lugares públicos, demostrando nuestro “amor” al mundo.

La verdad es que con lo que respecta a Marco ya no sé si poner amor entre comillas…

Aprendiendo a vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora