Buscando a mi amiga

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Narra Alina:

Marco me convenció para hablar con Ann y “hacer las paces”, no es que me agrade tanto pero mi objetivo era tener la menor cantidad de problemas posibles.

Ann podría llegar a ser una gran compañía y la verdad que me entendía muy bien cuando estaba con ella.

Por eso a mí hermoso novio se le ocurrió la magnífica idea de una “salida de chicas” y gracias a mi gran poder de persuasión creo que sería perfecto para reconciliarnos de nuevo.

La verdad es que Ann puede ser muy bipolar a veces, pero es la única a la que puedo llamar amiga aquí en Dortmund.

No he conocido a las otras novias de los compañeros de equipo de Marco porque ellas casi no van al Estadio y a Marco no le gusta mucho salir. Así que no he tenido el gusto de conocerlas, aunque Ann me ha hablado mucho de ellas.

Es que a cualquiera le intimidaría salir con modelos, periodistas y personas tan conocidas aquí en Alemania.

Y yo… bueno lo importante es la salud.

Estoy en frente de la puerta del apartamento de Ann y estando aquí me arrepiento de haber hecho tan largo viaje.

Pero bueno que puedo perder, ya estoy aquí.

Narra Mario:

Suena el timbre y luego de que el humor de mi novia estuviera de nuevo en la normalidad fuí a abrir la puerta.

 Creo que a Ann no le va a gustar nada quien la vino a visitar

- Hola Alina- le di un beso en la mejilla, pero ella ni se inmutó ante mi contacto

- Hola, ¿Está Ann? - ¿Qué Mario pensabas que venía a verte a ti?

- Eh, si, está adentro. Pero creo que no será buena idea de que la veas ahora.- En este momento si la ve todo el esfuerzo de haberla calmado habrá sido en vano.

- ¿Por qué? ¿está enferma?- parece que en verdad está preocupada por Ann, lo noté en la preocupación presente en su vez.

- No, es que no creo que sea buena idea. Te invito a tomar un café y conversamos.

Ella enarcó una de sus finas cejas y se sorprendió por mi invitación. Ella y yo nunca hemos cruzado más de 2 palabras cada vez que nos vemos y que hoy misteriosamente le haya pedido salir a tomar un café quizás no se lo esperaba.

No dijo nada y solo asintió. Era todo lo que necesitaba para que aceptara salir conmigo.

Entré agarré un abrigo y mis llaves. Avisé a Ann que saldría a hacer unas compras (lo cual no era mentira, porque tenía planeado hacerlo después del café).

Salimos del apartamento y me pude fijar mejor en lo que llevaba. Según lo que usaba hoy podría jurar que no se iban a quedar en casa. Quizás saldrían a ahogar sus penas en montañas de ropa.

-Entonces ¿ibas a invitarla de compras?- le pregunté antes de invitarla a subir a mi auto

- No, ¿Por qué lo preguntas?

- Por como luces no creo que te quedaras en casa hoy- soltó una pequeña risa antes de contestarme

- Bueno, tenía pensado lo mismo que tú: invitarla a un chocolate para hacer las paces- la miré extrañado porque sé que Ann no toma chocolate. Ella entendió mi mirada en un segundo- bueno yo iba a tomar chocolate y quizás ella un café descafeinado.

Sonreí ante su respuesta. Lo sé mi novia no es alguien normal.

Después de esa pequeña conversación no emitimos palabra alguna. Por mi parte quería guardar cualquier comentario hasta llegar a la cafetería, por su lado… pues bueno quizás no tenga nada que decirme.

Verla sentada a mi lado me hace sentir un tanto nervioso. A pesar que ella no es famosa, su presencia me intimida, la tensión se acumula en el ambiente y su rostro serio me sugiere no hablar más de lo que debo decir.

- Espera…- dije antes de que saliera del auto.

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