Como mentirle...

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Narra Alina:

- Espera- dijo antes de que pudiera salir del auto. Rodeó este rápidamente y en cuestión de segundos estaba abriendo mi puerta. Hubiera deseado que fuera así de caballeroso cuando lo conocí.

- Ahora si- dijo con una sonrisa radiante que descongelaría hasta el Polo Norte, no pude evitarle sonreír.

Salí de su auto y caminó a mi lado hasta llegar a la cafetería.  Nos dirigimos al mostrador donde un joven amablemente nos atendió.

- Un chocolate para la señorita y un capuccino para mí.- En un par de minutos el joven entregó nuestro pedido y se dirigió con una sonrisa hacia mí la cual correspondí.

Al dirigirnos a una mesa desocupada siento que me susurra:

- No creo que coquetees con otro en frente del mejor amigo de tu novio- me sorprendió un poco su comentario puesto que lo último que quería hacer con el chico era coquetear.

- ¿De aquí a cuando responder una sonrisa se le llama coquetear? Entonces ¿Tú también me estás coqueteando?- enarqué mi ceja de forma inquisitiva.

- Olvídalo, y tu bien sabes que no…

En silencio nos acomodamos en la mesa. Un silencio sepulcral inundaba el ambiente, hasta que decidí intervenir.

- Entonces ¿Por qué estoy aquí?- pregunté dejando mi café encima de la servilleta.

- Me preocupa Ann- ¿Ann? Claro Ali, porqué más querría Mario hablar contigo.- ha estado muy rara estos días y pensé que tú podrías saber algo.

- Ella se ha enojado conmigo, más bien dime tú que le sucede, para eso la vine a buscar, para arreglar las cosas.

- Sí, hoy me contó que estaba enojada contigo, pero no puedo decirte sus razones.

- No hace falta Mario, creo saber qué es…- Vamos a Ann no le gusta ser segunda en nada.

- Solo quiero pedirte que la entiendas, en estos días ha estado muy estresada y puede tornarse un poco inquieta.

- Lo sé, es mi amiga…

Dijo que Ann podría ser inquieta en estos momentos, pero al que siento inquieto e intranquilo es a Mario. No deja de jugar con sus dedos y hacer sonidos con la mesa. Su café humea y no le ha dado ningún sorbo.

-¿Pasa algo Mario?- paró de hacer esos movimientos al darse cuenta que me había fijado en su ¿nerviosismo podría decir?

- No, nada… ¿Qué tal el chocolate?- trató de desviar el tema de conversación

- Si está delicioso. ¿Y tu café?

- Si bueno, como siempre.- Miró su café sin probar y trató de darle rápidamente un sorbo, sin percatarse de lo caliente que estaba terminó quemando sus labios.

Cerró los ojos fuertemente tratando de pasar el ardor, lentamente pasó la lengua por sus labios e instintivamente seguía su recorrido pero con los míos. Al darme cuenta que su ardor había pasado reí por lo sucedido.

- Y muy caliente también.

- ¿No quieres un poco?- le ofrecí mi vaso y sin dudarlo aceptó.

- ¿Cómo conociste a Marco?... -¿Qué debería decirle ahora?

- Es una larga historia- dije tratando de evitar el tema. Se me haría fácil decirle lo que han publicado en los medios, pero su mirada no me deja mentirle. Como mentirle a quien admiraste durante casi toda tu adolescencia, a quien amaste y viajaste miles de kilómetros por verlo, a quién te decepcionó pero que aún sigue en tu corazón. Cómo mentirle a alguien por quien dejaste todo sin recibir nada…

Aprendiendo a vivirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora