Capítulo 4 - Sin plan

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—Pues, la tienes difícil, Kai —confesó Ajei, sentada en el asiento del copiloto de Forajida mientras Nakai estaba acostado en el asiento trasero, apoyando los pies del vidrio blindado

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—Pues, la tienes difícil, Kai —confesó Ajei, sentada en el asiento del copiloto de Forajida mientras Nakai estaba acostado en el asiento trasero, apoyando los pies del vidrio blindado.

—Mercado negro de armas extraterrestres y ser culpado por una masacre —agregó él mientras observaba el techo del auto.

—Nadie te ha culpado de haber matado a esas personas —lo consoló el espíritu de la anciana.

—Rowina ya me echó la culpa. ¿Cuánto tiempo crees que pasará antes de que el resto de la ciudad también lo haga? Todos saben que estuve ahí sání, además si he hecho esas cosas antes, no a esa escala, pero... he asesinado —dijo Nakai, tomó asiento correctamente, frustrado por el giro de eventos, Ajei suspiró.

—Tienes pecados que expiar, como todos, pero no dejaras que eso te detenga de hacer lo correcto —le aconsejó su abuela.

—Sabes de verdad me pregunto ¿Por qué no hiciste esto hace años cuando falleciste? —cuestionó Nakai con seriedad y cierto aire acusador, el rostro de Ajei perdió el ánimo, sabiendo que quizás si ella le hubiera ayudado antes, no habría tomado ciertas decisiones.

—Esperábamos que encontraras tu camino por tu cuenta, todos los tienen tramos difíciles y nos contuvimos a intervenir porque creíamos que todo lo que hacías te enseñaría una lección —explicó la anciana —. Ahora veo que estábamos equivocadas —confesó.

—... ¿Por qué no ha aparecido otra vez? —volvió a preguntar Nakai, esta vez refiriéndose porque el espíritu de su madre no había aparecido otra vez.

—¿Qué hay de Dakota? —le devolvió ella la pregunta, Nakai sintió el golpe bajo y estaba a punto de responder, cuando un golpeteo a su derecha lo distrajo, volteó un segundo para ver como Rowina se encontraba del otro lado de la ventana intentando llamar la atención, él regresó la mirada al asiento del copiloto solo para verlo vacío, maldijo internamente el sarcasmo de su sání, bajo la ventana del auto para hablar con la chica afroamericana de ojos verdes que le había causado dolor de cabeza.

—¿Qué? —preguntó él.

—¿Hablas solo siempre o únicamente cuando estas en el auto? Es raro de ambas formas —comentó Row, Nakai solo respondió levantando una ceja —. Muy bien gruñón, te traje algo de ropa nueva, no te quejes fue lo menos llamativo que encontré —dijo mientras se la pasaba a través de la ventana, vaqueros azules, una camisa sencilla gris, una chaqueta estilo americano negra y zapatos deportivos negros.

—Gracias —dijo Nakai mientras salía del auto y tomaba la ropa nueva, se deshizo de lo poco que quedaba de la sudadera que había usado en su última pelea, estaba ansioso por usar ropa sin el olor a pólvora impregnado en la tela.

—¿Los tatuajes tienen algún significado? —preguntó la ojiverde señalando los diferentes tatuajes que Nakai tenía en los brazos y torso, varias figuras con símbolos desconocidos para ella que al verlos en conjunto solían formar figuras de animales.

—Solo son tribales —respondió mientras se colocaba detrás de Forajida para cubrirse mientras se cambiaba los pantalones.

—¿Son sellos mágicos que usas para activar tus poderes? —preguntó ella esperando haber dado en el blanco esa vez, el gesto sarcástico de Nakai le confirmo que había errado, maldijo entre dientes y se separó tanto del auto cómo del justiciero para ir a su computador —. Hay un teléfono celular en la chaqueta, te envié la dirección del lugar del intercambio más reciente, quizá haya algo que olvidaron —supuso la chica mientras tomaba asiento en su silla giratoria.

Ya vestido, Renegado presiono el botón para subir el elevador el cual comenzó a elevar a Forajida hasta la salida, el justiciero no perdió el tiempo y tan pronto como entró en el auto aceleró para dirigirse a la locación indicada, la conocía, una planta empacadora en la costa de Chinatown, apenas se alejó de la guarida de Rowina recibió una llamada de ella.

—¿Siquiera tienes idea de que buscas? —preguntó la chica al segundo que Renegado contestó.

—Cualquier cosa, es un lugar grande con espacio de sobra para ocultar cosas ilegales —respondió él.

—Si tú lo dices —comentó ella con desconfianza —. Tendré ojos en las cámaras en caso de que algo suceda —dijo antes de colgar.

Cierta tensión comenzó a acumularse en los hombros de Nakai, en caso de ser una emboscada debía pensar rápido, lo más probable es que las mafias aún no supieran que las armas Corvynianas podían ser muy efectivas contra él, recordó las quemaduras de los rifles laser, un horrible recuerdo.

Renegado: Clan de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora