vacío | johnjae

Tres

28 de octubre de 1947

Seis meses habían transcurrido desde que regresaron los soldados que sobrevivieron. Habían sido seis meses de pesadillas y noches que parecían alagarse hasta resultar ser eternas para Jaehyun. Él recordaba cada detalle de aquel día como si estuviera pasando frente a sus ojos en ese preciso instante. Él fue testigo de cómo madres salían corriendo desde sus casas para recibir a sus hijos y las mujeres saltaban desbordantes de júbilo sobre sus esposos, con lágrimas en los ojos y repitiendo sus nombres como un mantra, sin siquiera creer que todo aquello no era un espejismo, sino que era muy real. Ellos estaban vivos y de pie frente a ellas.

Aquella tarde, el dueño de la tienda le había permitido a Jaehyun terminar su turno tres horas antes y él no se retrasó ni un segundo más, antes de echar a correr a casa. Por lo regular, Jaehyun esperaba el autobús, pero la alegría de saber que Johnny estaría en casa, esperándolo sentado sobre los escalones de madera de la entrada, con la mirada perdida en el movimiento cautivador de las olas chocando contra la arena hasta deshacerse en espuma. Sabía que se quedaría allí casi sin parpadear, hasta que Jaehyun se colocara frente a él, de manera que le impidiera la vista, y entonces el resto del mundo pasaría a un segundo plano.

Jaehyun no podía seguir esperando para que eso sucediera al fin. Casi podía sentir los latidos de su corazón golpeando agresivamente contra su pecho, como si este quisiera salirse de su lugar y correr a casa por sí mismo. El fuego ardiente en sus piernas comenzaba a extenderse y pronto sintió el mismo fuego deslizarse por sus mejillas en el momento justo que cruzó la playa hasta el otro extremo y se detuvo frente a la casa.

Johnny no estaba.

Muchos habían vuelto, pero Johnny no.

La casa estaba fría y desierta. A Jaehyun se le erizó la piel y otra lágrima se balanceó en el borde de sus ojos.