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No le veo lo malo a ir a un casamiento — me dice Halsey al otro lado de la línea.

— Tengo un mal presentimiento — le respondo mientras sacudo mí cabello.

Tranquila, todo va a salir bien— me responde — te tengo que dejar porque me tengo que ir a ensayar para los billboard, nos vemos linda.

Ya nos veremos — dije y ambas colgamos la llamada.

Faltaban dos meses para ese casamiento pero igual estaba nerviosa. Halsey me dijo que cuando fuéramos a Estados Unidos ella me ayudaría a conseguir un vestido y todo eso. Los chicos tendrían una presentación allá, dicen que es muy importante y andan practicando casi todo el tiempo, casi no veo a Jimin en casa y eso me da un poco de paz. Por mí parte me hice amiga de algunas chicas de aquí que las conocí gracias a él por algunas presentaciones que han hecho y yo fui o porque les llama la atención conocerme, raro pero es verdad.

Estaba sentada en el sillón de la sala pensando en que sucedería, soy demasiado ansiosa y mí cabeza está pensando en que tendríamos que viajar hasta allá.

Jimin entro a la casa y tiró su bolso al piso, no dijo ni buenas noches, solo subió las escaleras rápido, se notaba que estaba enojado.

Me levanté y junte su bolso, pensaba dejarlo en la habitación donde el ensaya las coreografías y hace música. Subí las escaleras y abrí la puerta de ese cuarto, lo vi a él ensayando y frustrando se.

— ¿No crees que ya hiciste mucho por hoy?— le pregunto.

Su mirada se clavo en mí y un escalofrío recorrió mí cuerpo, estaba enojado y cuando él se ponía así daba miedo.

— Déjame solo, Hara — dice mientras se sienta en el piso y toma un poco de agua.

— ¿Tuviste un mal día?— me atrevo a preguntar.

No me responde y con eso ya me doy cuenta que tengo razón.

— Está bien, me iré — le dije mientras dejaba su bolso en el piso y cerraba la puerta.

Él no es el único en esta casa que tuvo un día largo. Suelto un suspiro y comienzo a caminar hacia la cocina, pensaba preparar algo para comer y si él quiere o no bajar a comer no va a ser mí problema.

Preparo algo que se veía delicioso, pongo la mesa  y cuando estoy por sentarme a comer aparece Jimin con una toalla sobre su cuello ya vestido.

—¿Eso es para mí?— pregunta mientras se sienta delante del plato

— No, se lo estaba ofreciendo al aire por si tenía hambre — digo mientras llevo un pedazo de comida a mí boca.

El suelta una risa ante mis palabras y comienza a comer.

— Está delicioso — dice con la boca llena

Y los choques de cultura comenzaron.

—¿Puedes comer con la boca cerrada?— digo mientras pongo mis ojos en blanco.

—¿Que hago mal?— dice con la boca llena de fideos.

— Solo cerra la boca para  comer — digo.

— Ustedes los latinos son complicados — dice mientras se cruza de brazos.

— No te hubieras casado conmigo — digo.

— Tampoco quise. — dice

Un silencio incómodo se formó en la mesa. No me dolió o eso creo, pero fue rara la sensación.

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