Había una gran brecha entre lo que sentía Jungkook por Sunji que por Jimin, ambos primos lo tenían completamente a gusto, sin embargo, a Sunji la amaba con todo su ser (o por lo menos eso creía sentir) mientras que Jimin era solamente un pasatiempo para auto descubrirse. No se sentía mal por el muchacho con quien apenas hablaba en público y se comía en cuanto estaban solos; no, de verdad que eso no le importaba en lo absoluto, porque podía ver en los ojos de Jimin que lo tenía en la palma de su mano y eso a la larga se hacía excitante para Jungkook.
Ya sea por ver a alguien cumplir cada uno de sus caprichos (aunque realmente esos dos no habían llegado a más de un par de mamadas, por supuesto por parte de Jimin hacia Jungkook) o por —Como él mismo decía— Experimentar un poco con la diversidad que ofrecían nuestros tiempos. Jungkook sin saberlo, estaba jugando con fuego y el fuego nunca es aliado de nadie.
Jimin tenía presente que el más joven no hacía más que jugar con él, era más que obvio y el rubio no era estúpido. Y por eso mismo que no había dejado de frecuentar a sus amiguitos con los cuales jugaba por la noche. Por supuesto que aquellas visitas nocturnas ya no eran tan frecuentes como antes, cosa que las hacían mucho más divertidas, porque para Jimin gemir el nombre de un desconocido, pensando que tal vez podría ser Jungkook quien lo penetraba sin control, le terminaba de llenar el vacío que el pelinegro dejaba con sus juegos.
Había pasado un mes exactamente desde que ambos acordaron todo ese asunto de ser amantes homosexuales secretos. Y al parecer los dos lo estaban sobrellevando de muy buena manera. Jungkook no había descuidado a Sunji ni un poco, pero también encontraba el tiempo suficiente para pasarlo con Jimin y por supuesto que Jimin también le dedicaba el tiempo preciso al pelinegro, pues el mayor tenía claro que Jungkook era el tipo de hombre que había evitado durante toda su vida, un hombre del cual es fácil enamorarse, un hombre adictivo. Por lo que no quería terminar sufriendo a causa del inminente dolor, cuando el chico, sin más preámbulos decidiera que ya era suficiente todo aquel juego y que Jimin lo aburría. No, él no estaba dispuesto a derramar lágrimas por Jungkook.
Como cada fin de semana desde que habían iniciado aquella furtiva relación. Jungkook salió de su casa con la excusa de irse de fiesta con sus amigos, cargado con una infinidad de cosas, tales como ropa interior, ropa cómoda, su pijama (que no consistía en nada más que un pantalón de chándal a cuadros y una camisa de la guerra de las galaxias que le había regalado su abuelo en navidad) y por supuesto los snacks que sabía eran los favoritos de Jimin —indispensables, pues sin querer, ver comer al mayor se había vuelto una manía suya que disfrutaba en sobre manera.— Sin embargo, lo que hacía, en vez de pasarse el tiempo bebiendo con sus amigos, era pasarse todo el día encerrado en el departamento del mayor, viendo cualquier tipo de películas o series. Leyendo distintos tipos de libros, mangas o comics y riendo sin parar. De vez en cuando, cuando la situación iba más allá de lo casual y Jungkook se ponía calentorro, Jimin lo tranquilizaba con una sesión de felación que volvían loco al mayor. Un coqueteo sin fin y un intercambia de besos igual de intensos, de eso se trataban los fines de semana de Jungkook desde que eligió iniciar lo que fuera que tuviera con Jimin. Y la verdad era que lo disfrutaba, su juego lo divertía, Jimin lo divertía.
Sin embargo y como toda treta, nada puede ser bueno para siempre, cada que Jungkook recibía una llamada de su chica para salir, el acudía sin protestar, dejando a un quejumbroso Jimin, prometiendo por supuesto volver para pasar la noche a su lado. Cosa que sucedió aquel sábado en la tarde, el día que cumplían 31 días de estar juntos, el día en el que Jimin preparó un pastel sorpresa para Jungkook y el día que Jungkook olvido.
Sunji llamó a su novio para que pasaran la tarde juntos, la chica completamente ajena a la situación, interrumpió un caliente beso por parte de ambos muchachos. El menor sacó su teléfono y respondió a la llamada con una sonrisa en su rostro. Jimin, quien no tenía derecho de protestar, se levantó del sofá para revisar aquel pastel de chocolate que le preparaba a su dongsaeng favorito, mientras esté atendía a su prima. Y una vez que comprobó que el pastel estaba horneándose correctamente, regreso al sofá y abrazó a Jungkook rodeando su cintura con los brazos, mientras este recargaba la cabeza en su pecho.
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𝓒𝓛𝓞𝓢𝓔𝓣⚜️KookMin⚜️[Adap]
FanfictionJungkook es tal vez el chico más inteligente que puedas conocer. Pero eso no es todo, es el capitán del equipo de fútbol de la universidad de corea del sur, es alto, elocuente y guapo. La promesa de la familia Jeon, un orgullo inexorable y el mejor...