Capitulo 8

520 91 29
                                        

Mira como duermes, tan tranquilo pero tan inestable.

¿Que pasó, mi amor? ¿Por que no comiste en todas esas horas? Ahora sólo puedo verte estando acostado en esa cama blanca, sabiendo que estás bien, pero temiendo que vuelva a suceder.

Oh, Argentina ¿En que nos hemos convertido?

Ya no sabes sentir mi amor como algún día lo hiciste, has dejado que tu amor por mi se marchite, dejando que esa bella rosa que tanto adoraba se convierta en una pobre flor muerta. 

¿Que he hecho? ¿Por que debemos terminar de esta manera?

Siempre es así y lo sabes, siempre logras sacar lo peor de ti mismo, culpándome de todo, intentando que tu falta de amor esté oculto tras la macabra excusa de que ya no te adoro como en realidad hago.

Te amo, pero no logras verlo, porque tú mismo te cubres la cara con las manos, y me das un manotazo verbal cuando intento liberar tu mirada. ¿Cómo provoqué esto?

¿Es que todo fue mi culpa? ¿Yo te hice esto? ¿Sólo mis acciones fueron las que nos empujaron a este barranco sin fondo? 

Sabes que no es así, y me gustaría decir que yo también estoy seguro de eso.

Pero no. Sé que he cometido errores, sé que a veces lo arruino. Pero no todo es mi culpa.

También tienes tu parte de responsabilidad, sabes muy bien que en el fondo de esta maraña de mentiras y promesas olvidadas y rotas, hay mentiras y desconfianza de tu lado.

¿Cuántas veces has mentido? ¿Me has mentido a la cara, mirándome a los ojos, cuando decías que me amabas? ¿Todo ha sido construido en algo que siempre estuvo al borde del colapso?

Creo que la forma de referirnos a nosotros de forma perfecta, es como una casa en la playa.

Una casa hermosa por fuera, de color rosa y llena de hermosas flores, con ventanas cubiertas con unas finas cortinas que no dejan ver lo que se esconde en el interior. Dentro ambos sabemos que no habrá un palacio, pero nos agradará ver que el pequeño lugar es acogedor y tranquilo, de paredes blancas de madera, junto a un suelo de mármol claro, donde vives renegando porque las mancho fácilmente.

Y todo parecería de ensueño. Una relación perfecta.

Pero vendrían las olas del mar, porque la casa siempre estuvo construida muy cerca del océano, además de que la arena no es una base fuerte para poder retener la casa. 

Así que todo quedaría destruido, en ruinas apenas pase la primera tormenta.

Y no sería culpa de ninguno, porque viviríamos echándonos la culpa acerca de quien eligió la ubicación del lugar. En silencio todo, porque no somos capaces de decirnos una sola palabra crítica real, sólo pequeños pedazos de ideas incompletas que no nos atrevemos a decir.

Eso es nuestra relación, una casa inestable que con una mínima llovizna se hace pedazos.

Pero te esforzarías en poder decir que fue porque yo nunca adoré la casa en primer lugar, que la hice sin esmero y con la idea de tener una mejor.

Porque así eres, sabes que te amo pero no me crees. Sabes que daría todo por ti pero no me das la oportunidad de demostrarlo.

Y no niego que he cometido errores ¿Sabes? Yo no soy como tú, yo puedo decir que tuve cientos de problemas.

Te engañé con Can, lo hice, y me arrepiento.

Y sé que eso nunca sería suficiente, sé que ese error no es sólo un "Lo siento y ya" es una traición que nunca debió haber ocurrido.

Y no vengo a excusarme, Argentina, sé que ha sido mi culpa por completo. Fue la ebriedad y la tontería del momento, una calentura que nunca debería haber pasado.

Pero pasó, y lo sabes.

Pero no te vas.

Porque me amas supuestamente. Y no puedo negar que eso parece verdad.

Porque parece que hasta las estupideces que he dicho las has perdonado.

Pero eso no me quita el derecho de sentirme abandonado también.

Y lo siento, en serio lo siento. Pero ver como simplemente te enfocas en mis errores, irreparables ahora, me hace daño. No puedo hacer más que pedirte perdón, y esperar a que me digas que necesitas para arreglar las cosas.

Aunque parece que ni tú sabes que necesitas.

Vacío // MexArgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora