Vacío // MexArg

Epílogo.

Tu mirada no había cambiado al pasar los años, seguía siendo atractiva y atrayente, quizás incluso ahora me parecía aún más encantadora.

Quizás eres como el vino ¿Sabes? Mientras más tiempo pasa se pone más bueno.

Me atrevería a decir que también te pareces en un tema de adormecimiento cerebral, ya que al igual que el alcohol, tu misma presencia me hace perderme lentamente entre dulces sensaciones, adormeciendo mi parte más sensata y consciente.

Es extraño que luego de tantos años nos encontremos de nuevo, quizás no es una coincidencia y es el destino invitándonos a amarnos de nuevo, o bueno, a poder amarnos de verdad por primera vez.

Te ves bien, has crecido y madurado, se te siente más tranquilo y relajado, incluso si no ha pasado más que sólo tres años desde que terminamos nuestra relación. 

Pero al parecer lo único que no ha cambiado ha sido nuestro cariño mutuo, si, puede que las cosas ya no sean como antes y ya no estemos en una relación como la de antes, es decir, amorosa, pero igualmente te guardo en un lugar bastante profundo en mi corazón.

Incluso ¿Quién sabe? Quizás y en un punto logremos amarnos de nuevo como lo hacíamos antes, con claros y fundamentales cambios, por supuesto, ya que no podemos volver a caer en ese círculo vicioso en el que no hacíamos nada más que lastimarnos.

Puedo decir que incluso seríamos más felices y nos amaríamos más ahora que antes, incluso aseguraría que te quiero más en estos instantes que antes, teniendo en cuenta lo mucho que te llegaba a odiar en cierto punto.

Finalmente puedo decir que salimos de ese pozo asqueroso en el que nos habíamos metido por cuenta propia, para poder vivir de verdad esta vez.

Debería agradecerte, no por amarme, sino por enseñarme a como no debe ser el amor, a que debo quererme a mi antes de siquiera esperar a que alguien más lo haga. A enseñarme que el amor es caprichoso e inmaduro, que se cometen estupideces y que a veces es mejor irse que pelear.

A pesar de que haya sido una relación llena de palabras y sentimientos vacíos, puedo admitir que hubo un momento en el que en serio te amé y en el que en serio me amaste.

Gracias, México.