VODKA (2DA PARTE 🔞)

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Mientras saboreaba aún el limón de aquella boca Volkov subió a la mesa donde Horacio estaba tumbado para sentarse a horcajadas sobre él. Sus labios peleaban por ver quien demostraba aún más pasión. Se detuvo a mirarle a los ojos. Nunca se habia parado a apreciar lo hermoso que era esa diferencia de color entre sus iris.

-Pues si que te ha gustado el puto tequila..

Volkov se acercó a su oreja. Lamió el lóbulo y jugueteo con alguno de sus aretes para, antes de bajar a su cuello, dejar una frase en su oído

- Что ты мне нравишься (A mi me gustas tú)

Aun sin entender nada esa frase había vuelto loco al joven. Le daba igual que le estuviera insultando, nada le importaba. Solo le importaban los besos que le dejaba su amante en el cuello y los delicados mordiscos en su pecho. Aunque en realidad había algo que si molestaba al de la cresta, la camisa de Volkov. Sin dudarlo empezó a desabrochar cada botón disfrutando del hecho de que era la primera vez que podía disfrutar de tal momento.

Volkov estaba fuera de sí disfrutando del torso desnudo de Horacio. Desde hace un tiempo se imaginaba cómo sería simplemente tocar aquellos músculos y ahora se estaba dándose el placer de devorarlo. Aún tenía restos de sal del chupito que encantado degustó, junto al del tequila cuando bajó un poco más. Volvió a subir a los labios de Horacio que se había erguido sobre sus codos para contemplar la maravillosa imagen. Sus lenguas volvieron a unirse mientras Horacio pasaba sus manos por la musculosa espalda del ruso.

Las cosas empezaban a salirse de control. Estaban en la sede y aunque supuestamente no había nadie despierto, no era seguro seguir ahí. Horacio detuvo a Volkov para llevárselo a un lugar mas tranquilo. Haciéndose los duros por los pasillos de la sede cada uno con una botella de la mano para seguir la fiesta. Llegaron hasta el departamento que usaba Horacio cuando se quedaban allí, entre risas contenidas. Era el más alejado, al final del pasillo y con el de al lado vacío al haber pertenecido a Gustabo. Eso les daría un poco más de libertad para su juerga.

Se quitaron de nuevo la ropa. Apenas unos minutos y ya extrañaban verse sin la parte superior. Horacio cogió la botella de Vodka dándole un trago a Volkov desde lo alto. Derramando parte por su torso que lamió poco a poco. Ese licor estaba especialmente delicioso marinado con el sabor del ruso.

Aprovechando que estaban de pie el mayor se deshizo del nudo que cerraba los pantalones de Horacio para poco a poco meter sus manos entre este y la ropa interior. Agarró aquellas nalgas tonificadas clavando levemente sus dedos. El de cresta por su parte peleaba con el cinturón del contrario. Siguió con el botón y una vez terminado aquel trabajo bajo los mismos agachándose a la vez para quedar arrodillado ante su hombre. Masajeó un poco la ya de por sí marcada erección antes de atreverse a liberarla. Miro hacia arriba con lujuria y se encontró con la mirada lasciva del ruso y una caricia en su rostro indicando que estaba listo.

Volkov estaba enloquecido. Aquel hombre apenas había empezado y ya estaba alucinando de lo placentero que estaba siendo todo. Notó como su miembro era cariñosamente aprisionado en la mano de Horacio haciendo pequeños movimientos de arriba a abajo. La lengua no tardó en hacer acto de presencia dando pequeños lametones circulares en la punta. Eso no duró mucho. Llegaron los labios y con ellos pequeñas succiones mientras el ritmo de la mano aumentaba. La lengua se unió a dicha fiesta. Volkov estaba en el séptimo cielo. Entonces noto como la boca se abrió para introducir todo el pene llegando al final. Mientras las juguetonas manos de horacio acariciaban sus muslos.

Horacio notaba los espasmos que estaba teniendo el ruso. Estaba a punto de correrse. No podía estar disfrutando más de aquel momento y eso era notorio en su propia erección que apretaba incluso sobre los finos boxers. Dejó de lamer para ordenarle tumbarse en la cama. Necesitaba sentir al ruso. Se quitó la ropa quedando totalmente desnudo frente a él. Ahora estaban igualados. Se sentó a horcajadas sobre aquel hombre para rozar así ambos miembros dando al de cresta algo de alivio. Mientras besaba cada parte de su torso, Volkov empezó a masturbarle. Los dedos jugaban con la presión que ejercían y el pulgar daba pequeñas caricias en el glande esparciendo el líquido preseminal. Subió la mano y se relamió con lujuria empapando sus dedos para llenarlos de saliva.

Con los dedos correctamente humedecidos se dirigió a estimular la entrada de su amante recorriendo cada pliegue con circulares movimientos aumentando la velocidad. Los gemidos de Horacio le excitaban cada vez más si es que eso era posible. Notaba sus besos en el cuello que se transformaron en posesivos mordiscos cuando empezó a introducir un dedo.

Aquella estimulación estaba llevando al de la cresta al éxtasis. No por la maestría si no por lo erótico de pensar que era su comisario quien le hacía sentir tanto placer. Disfrutaba de cada movimiento del mismo, del olor de su piel, de la suavidad del pelo plateado en el que tenía enterrados sus dedos. Besaba su cuello, sus labios... le devoraba como si fuese a morir en cualquier momento por las sensaciones que le provocaba. Un segundo dedo se introdujo con certeros movimientos que acariciaron su próstata.

Era el momento. Volkov lo notaba. Notaba el palpitar del pecho de Horacio contra el suyo. Notaba los escalofríos y los espasmos placenteros cuando lograba tocar ese punto. Le beso al sacar los dedos. Le oyó gemir por encontrarse vacío de nuevo. Le abrazo para girarle. Ya le tocaba estar encima de él. Colocó aquellas firmes piernas sobre sus hombros dedicando la mirada mas erótica que el de cresta había visto en la vida. Estimulo un poco la entrada con la punta del pene para introducirse mejor. Dentro se sentía espectacular. Una sensación como nunca había sentido pues ese hombre poseía algo especial. No sabía lo que era pero lo tenía completamente loco.

Las embestidas del ruso empezaron suavemente hasta que, tras notar como se había acostumbrado empezaron a ser algo mas rápidas pero sobretodo mas profundas. Llevaban un ritmo lento pero increíblemente placentero. Acostumbrado a amantes de una noche, aquello sobrepasaba todas las expectativas. Era como una danza, un ritual. Volkov besaba sus muslos dejando pequeñas marcas junto a sus jadeos

Las paredes del joven empezaban a contraerse. Necesitaba aumentar el ritmo. Sus cuerpos lo estaban demandando. Quería que su amante terminase junto a él. bajo sus manos acariciando las piernas hasta llegar a la goteante erección. Lamió su mano para una mejor lubricación y empezó a masturbarle al mismo ritmo de sus embestidas. Los ojos de Horacio estaban en blanco por el placer y él no podía dejar de mirarle satisfecho por la sensación de tenerle a su merced. La velocidad aumentó de nuevo, las embestidas y el movimiento de la mano se intensificaron La espalda del de abajo se encorvó y el ruso estaba casi sin respiración cuando una corriente eléctrica les recorrió para terminar en un orgasmo común que dejó a los hombres exhaustos.

Volkov cayó sobre el pecho manchado del crestas intentando recuperar la respiración mientras el otro hacía lo mismo acariciándole el pelo. Subió su mirada para apreciar la belleza de Horacio completamente acalorado y sonrojado por lo que acababan de vivir. Este le miro sonriendo.

      - Comisario..

      - ¿Si?

      - Tenias razon con ese Vodka.El mejor chupito de mi vida. 

VOLKACIO WEEK AUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora