Llovía a mares en Los Santos. La gente corría a resguardarse. En medio de aquella tormenta una furgoneta de la secreta vigilaba un punto de droga. La delincuencia no descansa ni con el peor clima imaginable. El inspector jefe agradecía poder trabajar sin pasamontañas por una vez, aunque el precio a pagar suponía estar terriblemente incómodo junto a su compañía.
Volkov también estaba incómodo. Hacía poco que había vuelto a retomar la relación con Horacio tras su incorporación al CNI. Descubrir que durante tanto tiempo estuvo enfadado con él sin haber tenido los huevos de preguntarle qué pasó le avergonzaba.
La lluvia dio paso a un leve granizo. La misión se estaba empezando a arruinar. Aunque hubiese delitos era imposible ver apenas nada y menos aún iniciar una persecución sin ponerse en riesgo. Dentro de la furgoneta la situación no era mucho mejor. El silencio era realmente incómodo y Horacio no podía más. Sabía que le haría apagarla, pero al menos con esa pequeña discusión harían algo más que mirar por la ventana. El joven se acercó a la radio y puso la primera emisora que salió. Sólo esperaba que la canción no fuese incómoda. Obviamente no iba a tener esa suerte..
"Cada fallo, Cada imprecisión
Cada detalle, Todo bajo control
Cada acierto, Cada aproximación
Cada escena..Bajo supervisión
La casualidad se puso el disfraz de una mariposa
Que al vuelo se entregó soltando su efecto nos acarició.."
Horacio maldijo para sí mismo al reconocer la canción. Otra vez una balada romántica pero ahora no tenía gracia hacer incomodar al ruso. Las cosas se iban a poner feas y no estaba de humor. De pronto un sonido llegó a sus oídos según se acercaba a apagar aquel maldito trasto. ¿Estaba escuchando a su compañero tararear? Esa opción le parecía tan imposible que tuvo que mirarle para confirmarlo pese al miedo que le daba. Pero ahí estaba, tamborileando con sus dedos en el volante al ritmo de la batería y tarareando.
Volkov se giró hacia su acompañante. Le dedico una leve sonrisa al ver su cara de asombro.
- Ya veo que le sorprende que disfrute de la música. He de decir que esta canción siempre me ha traído buenos recuerdos.
- Pues jamás lo habría adivinado. Es como que no le pega nada
- Cuando estaba aprendiendo el idioma escúchaba mucho este grupo.. Y esta canción me gustaba. No tiene más misterio Horacio.
La canción terminó para dar paso a otra más actual que ninguno conocía. Volkov bajo el volumen para seguir con la charla.
La noche empezaba a caer. Aún les quedaba un buen rato de vigilancia pero el tiempo no mejoraba para nada.
- Volkov, aquí no va a venir nadie a vender estando así el tiempo. ¿Por qué no nos escaqueamos un poco? Vamos a la parte de atrás y comemos algo. Traje unos sandwiches y unos refrescos.
- ¿Trajo para mi?
-¿Bromea? Le he visto pasar horas sin comer porque se le olvida coger una mísera barrita energética. No iba a dejar que pasase hambre. Venga, vamos atrás.
Como superior no le parecía bien pero debía admitir que tenía razón. La vigilancia era inútil dada la situación y descansar un poco era demasiado tentador. Además tenía hambre. Con cuidado de no mojarse mucho ambos se movieron a la parte de atrás. Allí podían estirar las piernas y descansar.
En silencio disfrutaron de la comida que había traído el de cresta. Al estar de incógnito Horacio no podía poner música allí atrás y ese silencio le estaba matando. Quería volver a soltarse con Volkov. Aquel hombre le abrumaba.
-¿Qué más quieres que hagamos en nuestro escaqueo? - dijo con cierto tono de coqueto. Quizá más de lo que quería.
- ¿Cómo? ¿No piensa volver delante?
- ¿No escuchas el granizo? - Le tuteo
- Tiene razón. Pero nuestro deber es esta...
- Blah blah blah.. Volkov relájese. Y si, usted es mi superior pero esta vez soy yo quien le ordena que deje un poco el trabajo de lado. Usted sabe que la misión está terminada y si no fuese porque debemos cumplir unas horas ni usted ni yo estaríamos aquí ya.
Aquel ruso de dos metros estaba atónito. ¿De dónde demonios había sacado el valor de darle a él una orden? Pero debía admitir que le pareció muy interesante aquella situación.
- Vale. ¿Qué propone? Pero le aviso.. en cuanto mejore el tiempo volvemos a trabajar
- ¡Genial! Aahm..a ver que tengo en el móvil. - rebuscando en sus apps buscando una que fuese divertida.
- Yo.. iba a proponer ver algo. Tengo cascos.
- ¿Me vas a enseñar un anime de esos que ves? - Dijo sentándose a su lado algo nervioso.
- No era mi idea pero ahora se aguanta y ve uno conmigo. Me han recomendado uno asique lo puedo empezar. No quiero ponerle una serie a la mitad. Se llama Little Butterfly..
Se colocó el casco en su oído derecho y Volkov en el izquierdo. Sus hombros chocaban y los brazos de Horacio descansaban sobre sus cruzadas piernas. Volkov se acomodo poniendo su brazo izquierdo hacia atrás dejando su mano peligrosamente cerca del cuerpo de Horacio. Este trago saliva ante la idea de que en cualquier momento un roce pudiese producirse. El color llegó a sus mejillas. No sabía si atreverse a poner su cara en el hombro de Volkov. Eso rompería todo aquel momento, estaba seguro.
- Si no ve.. - carraspeo - puede acercarse Horacio.
- Volkov. No sé si quiero acercarme.
El ruso maldecía. Se había atrevido por primera vez en su vida a dar un paso y le habían rechazado. ¿En qué estaba pensando? Había mandado toda su amistad con Horacio por el sumidero había meses por orgullo y ahora pretendía que siguiese interesado en el.
- Porque si me acerco no querré despegarme nunca. - sé sincero Horacio con un tono demasiado triste.
A volkov casi se le sale el corazón por la boca. Eso significaba que aun sentía algo por él. Sus piernas temblaban por los pensamientos que se le pasaban por la cabeza. Ya no oía el granizo ni la estridente voz de la protagonista de aquel anime. Solo oía la respiración de Horacio. Se movió de nuevo el sitio con un carraspeo para pasar su brazo por la cintura de su acompañante invitándole a acercarse a él. Notó como no era el único que temblaba. El chico de cresta se había atrevido a mirarle aún incrédulo pero con la emoción en sus ojos. Volkov le miró. Era ahora o nunca. Estaban solos, cómodos y sin nadie que les molestase o cotillear. Soltó el móvil, acercando la mano libre al rostro de Horacio para acariciar su mejilla. Le miro a los labios deseando probarlos. Noto que este se mordia el inferior lo que hizo desearlos aún más y le beso.
Horacio no podía creérselo. Su querido comisario se había lanzado. Le había besado y con no poca pasión. Estaba embelesado en su boca, jugando con la lengua que en un alarde de atrevimiento había introducido en su boca

ESTÁS LEYENDO
VOLKACIO WEEK AUS
FanfictionTan solo la recopilación de los textos que he subido a twitter para una mayor comodidad. Portada de @ServusMikkelsen quien impulsa esta hermosa dinámica.