17. - La vida es corta... -

44 3 0
                                    

Agustina escuchó un disparo que había echo eco por todo el bosque, no esperaba encontrarse con una escena así Matilde apuntando un arma de fuego al cuerpo de su hermana.
Agustina se bajó del caballo y apretó el gatillo.

-Maldita perra -susurro, su mano temblaba mucho pero el disparo había llegado directo a la espalda de Matilde ella callo al suelo agonizando pero Agustina no le tomo importancia lo único que le importaba era su hermana que no dejaba de sangrar, dejo caer el arma y con lagrimas recorriendo sus mejillas calló al suelo junto al cuerpo de Julieta pero este ya carecía de calor y color.

-No, no, porfavor no, Dios te lo puso, no me la puedes quitar, no te la lleves, es lo único que tengo, No te vayas, no me dejes no lo hagas! Porfavor -susurro Agustina entre llantos, su mano quedaba teñida de rojo por la sagre que salía contantemente de su boca. Su respiracion era detenida.

John por otro lado se había paralizado, en que momento paso todo esto, su hermana muerta, su gran amigo que segundos atrás estaba sonriendo de encontraba tirado en un charco de sangre y Julieta que le había prometido una buena vida feliz lejos de toda esa mierda también estaba cubierta de sangre... ¿Porque?, ¿Porque si hermana era tan egoísta? John no entendía porque su hermana había cambiado tanto, su obsesión había desatado un caos, si tan sólo lo hubiera dejado ir nada de esto estaría pasando, no se habría derramado sangre, nadie habría muerto, no tendríamos que escapar de nadie... tan difícil era?

-Debemos sacarlos de aquí -habló bajo John saliendo de su trance. Tomó a su hermana de los hombros y de las piernas y se hundió más en el bosque buedcando un espacio donde poder enterrar los cuerpos. Mientras daba pasos más adentro en el bosque, mientras más se alejaba de Agustina las lágrimas empezaban a caer más constante apretó contra su cuerpo el frío cuerpo de su hermana y dio un cálido y triste beso en su frente, aunque tuviera rencor no quitaba el echo de que aún la quería, después de todo era su pequeña hermanita con la que había pasado toda su niñez la única que lo comprendía y la única en quien podía confiar. Hasta que llegaron a este pueblo... y la conoció a ella, a esa extrañablemente mujer de ojos avellana. John llegó a un punto donde una pequeña parte de tierra marrón estaba despejada de árboles y arbustos. Dejó a su hermana ahí y con su pulgar acarició levemente su pómulo, su piel estaba más blanca de lo normal, sus labios mantenían un rastro de pintura, pero si piel estaba fría, su característico calor en las mejillas yo no estaba. Dejó su cabeza apoyada en la tierra húmeda y arrancó la flecha clavada cerca de su pecho y la tiro a un lado, se levantó y fue hasta el cuerpo de Thomas para hacer lo mismo sólo que a este lo dejó más alejado del cuerpo de Matilde, su buen amigo y casi hermano mantenía su piel pálida sólo que sus labios estaban perdiendo el color y su piel era fría.

-Perdón Thomas, te saque de una y te metí en otra, sólo que está vez nadie puede salvar a nadie... -un nudo de le formó en la garganta que le impidió seguir hablando. -De verdad lo siento. -susurro.

Una vez más subió por la tierra húmeda entre los árboles y está vez fue a buscar a Julieta, Agustina mantenía la cabeza entre sus piernas mientras le acariciaba el pelo.
La tomo de los hombros y por debajo de las piernas y la levantó con la mirada fija de Agustina en ella.

-Lo siento Juli, no pude cumplir lo que  prometí, pero te juro que cuidaré a tu hermana pase lo que pase... -la puso junto a Thomas y volvió a buscar a Agustina que apretaba la tela de su vestido entre sus puños, las lágrimas no dejaban de bajar aunque ella se mordia el labio para pararlas.
John de agachó a su lado y la abrazo, le dio un beso en su coronilla y ella dejó caer sus lágrimas fluidamente con sollozos que transmitían dolor.
Una vez más John tomo a Agustina de la cintura y de las piernas para llevarla hasta el caballo. Ambos volvieron a la cabaña de la tía de las hermanas Abades en un camino tranquilo y sin molestias, Agustina mantenía su cabeza y mejilla en el pecho de John mientras que el con una de sus brazos la mantenía sujetada contra su cuerpo... al llegar John ayudó a bajar a Agustina del caballo y a los segundos salio María horrorizada al ver la sangre en el vestido de Agustina y en la ropa de John.

-Que pasó? -se tapó la boca con ambas manos. Agustina sólo se acercó a ella y le dio una mirada.

-Debería darle un vaso con agua y azúcar, y que descanse.

John fue por una pala y una vez más, por el mismo camino recorrido por incontables veces, volvió a donde había dejado los cuerpos y los sepultó dejando un rastro de rocas alrededor de las tumbas...

     A veces las historias de amor no tienen un final feliz, muchas veces tiene finales tristes. Bueno, esta es una de ellas.
Mi historia de un tragico amor a llegado a su fin. La gran pregunta es, que habría pasado si nuestro propósito se hubiese cumplido? Habríamos tenido un final feliz? No lo se. Dicen que las historias de amor que terminan en finales felices no son realmente el final de la historia. Pero me habria gustado que la mia si haya terminado en un bonito final feliz, dicen que las mejores cosas llegan tarde, espero que, en mi próxima vida mi bonito final llegué.

  La vida es corta para malgastarla, pero si me dieran otra oportunidad, volvería a conocerte sin pensarlo dos veces.

Una trágica historia de amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora