05. -Señor Wilson-

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Por suerte habían pasado cuatro días desde el ataque, había anochecido por completo y caía nieve aunque no tanto con en la mañana, Agustina había ido a descansar para que al fin este duro día se acabara para ella, pero un presentimiento no la dejaba conciliar el sueño. Yo por mi lado baje por las escaleras de madera, un escalofrío recorrió mi espalda al tocar el frío piso con mis desnudos pies. Preparé un té de melisa que era muy buena para los casos de insomnio y se lo di. Nuevamente baje y preparé un poco de avena para que el Señor pudiera comer algo, cada tanto miraba en dirección donde se encontraba descansando el Señor, aveces podía comportarse como un idiota haciendo berrinches por todo, aveces también era amable y caballeroso. Sus repentinos quejidos leves interrumpieron el poder seguir sirviendo la avena. Espero unos minutos para ver si sus quejidos se calmaban pero no se detuvo, deje la avena sobre la pequeña bandeja de madera y me detuve frente la tela que separaba su habitación con nuestra comedor, debatiendo si entrar o no entrar, pues él había noches o tardes en las que también se quejaba y no específicamente por las heridas. Corrí un poco la tela y entre volviendo a dejarla como estaba. Deje la bandeja a un lado y lo cubri con la manta hasta la altura del pecho, pero en su frente comenzaban a aparecer pequeñas gotitas y su entrecejo se contraía cada tanto, de seguro tenia una pesadilla. Al verlo dormido iba a dar la vuelta e irme pero su mano tomo la mía e hizo que accidentalmente quedara sentada en el catastro junto a él.

-No se vaya -mantenía sus ojos cerrados y su respiración era agitada.

-No me iré, no se preocupe -poco a poco su respiración se iba calmando y mi corazón palpitante igual. -Se siente, mejor? -si mano seguía sobre la mía en comparación mis manos siempre estaban un poco frías pero las de el siempre estaban calientes, algunas venas eran visibles a simple vista, tenia manos grandes y dedos largos.

-Si, estoy bien.

-Señor, debe comer, no ha comido nada en todo el día. -mencione soltando su calida mano para tomar la bandeja con la avena caliente.

-Porque sigue llamándome Señor? -pregunto cerrando sus ojos de nuevo.

-Porque no me dijo su nombre -se rió apenas.

-Entonces trajiste a un desconocido a tu hogar? -lo ayude a sentarse.

-Yo no lo traje -respondí -lo trajeron y no es el primero que pregunta eso.

-Apuesto a que soy el primero al que observa en las noches -mi corazón casi se detuvo, cómo sabe que...

-Apuesto a que no soy la primera a la que le toma la mano cuando tiene pesadillas y le pide que no lo deje -lo mire fijamente.

-Error si es la primera -bajo la mirada y luego volvio a mirarme. -por su expresión debe estar confundida. No se porque me ve cuando duermo pero, hay noches y tardes que trato de dormir pero no logro conciliar el sueño, y en alguna de esas veces estándares, pero, no se...

-Lo hago porque es un paciente y me preocupa. Eso es todo, no se confunda -interrumpí su conclusión.

-Si, seguro -me miro mientras removió la avena caliente.

-No me mire así, me pone nerviosa -sentía su mirada fija en mí.

-No estaba mirándola -repuso -así que, mi mirada la pone nerviosa? -dibujo una media sonrisa.

-A quien no pondría nerviosa una mirada fija? Además dijo que no está mirándome.

-Cierto, es cierto. -asintió con la cabeza.

-Bueno, al parecer se siente mejor, supongo que pude comer solo -deje la bandeja que sostenía el tazón con la avena caliente.

-Que...? Pero... -Di media vuelta para irme -Ahh! Mi hombro! Duele mucho! Ahh! -fingió dolor, lo mire y me miro -Creo que no podré comer sólo después de todo.

-Tu otro brazo esta sano, puedes comer con ese -trate de irme.

-Por favor quédate conmigo, no me deje sólo -me detuvo sosteniendo mi mano. Mire nuestras manos juntas por unos segundos y luego lo mire a él -Bueno, quiero decir, debería ayudarme después de todos su paciente herido, le pagan por ayudarme -dijo eso ultimo en voz baja, soltó lentamente mi mano y desvió la mirada hacia abajo.

-No me pagan por cuidarlo ni para curarlo.

-Le pagaré si quiere -dijo rápidamente.

-No necesito dinero, lo hago con amabilidad, le damos segundas oportunidades a las personas que confían en nosotras -me senté a su lado -Me dirá su nombre?- levante la cuchara y sople un poco para que la avena no estuviera tan caliente.

-Soy Thomas, Thomas Wilson, y usted es Julieta Abades, verdad, Señorita?

-Así es -sonreí inconsciente al pensar en que sabia mi nombre, aunque era algo obvio ya que el estaba consciente cuando decian mi nombre.

-Jolie. (Lindo)

-Perdón? -levante mi mirada y borre la sonrisa tonta.

-No es nada -bajo la mirada pero logré ver que sus mejillas estaban rojisas.

-Tiene fiebre? -pose una de mis manos sobre su frente y mi frente y luego a su mejilla e igual con la mía -Mmm, que raro -dije mas para mi que para el -No tiene fiebre -intente quitar mi mano de su mejilla pero el puso la suya sobre la mía y no dejo que la quitará.

-Penso...di essermi imnamorato di voi, signorina Abades...

-Sabe, si se hablar Italiano -nuestras miradas no se apartaban en ningún momento. Mi corazón palpitante muy rápido, mis nervios aumentaban a cada segundo que él se acercaba a mi. Hasta que nuestros labios llegaron a tocarse. 

El beso fue sólo un momento de felicidad, segundos en el que su mano acunaba mi mejilla, mientras que su pulgar hacia pequeñas caricias en mi pómulo.Y fue ahí, con esas palabras, ese contacto y rose de piel, cuando tomo mi mejilla y se acercó para besarme. Fue ahí donde mi Trágica Historia de Amor comenzó.

Una trágica historia de amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora