16. -Perdón. -

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A pesar de todo lo que estábamos pasando era lindo abrazarlo por la espalda aunque no se exactamente un abrazo.
El caballo de John empezó a galopar hasta tomar impulso y empezar a correr al igual que el mío pero en direcciones opuestas.
Thomas en un lapso de Segundos tomo mis manos que envolvía su cintura aferrandome a el y las acaricio como si eso lo reconfortara.

-No sabes cuánto te extrañe! -medio grito eso.

-Si me extrañaste, porque no me buscaste?! -hablé en el mismo tono de voz.

-Te busque! Pero la cabaña estaba en llamas, pensé que habías muerto en el incendio! Me dijieron que tu cuerpo había sido calcinado por las llamas! No sabía que hacer, Matilde no se apartaba de mí y no podía irme a mi ciudad les había pagado a los tipos del crucero para que me dejarán embarcar ni un sólo barco. No sabía que hacer con mi miserable vida, estuve muy deprimido y lo único que pide hacer era dibujar tu rostro una y otra vez para jamás olvidar tus hermosas facciones... -no pude responderle, sus palabras eran como pequeñas heridas que le habían echo con una navaja afilada, pequeñas heridas que yo también sentía.
Escuchar eso me provocó que lo abrazada aún más, mi manilla reposo sobre su homoplato ya que aún seguía siendo alto y mi mejilla no llegaba a su hombro.

-Thomas -dije -Te Amo. -Con una sonrisa trató de mirarme sobre el hombro.

-Y yo a ti.

Segundos después se empezó a escuchar las pisadas de un segundo caballo por un momento pensé que era John, talvez podría a ver sido el y mi hermana pero al darme vuelta estaba equivocada, Matilde se aproximaba en un caballo blanco, tan flanco que parecía haber caído del cielo.

-Está mujer no se cansa! -se escapó el pensamiento por mis labios.

-Que?! -pregunto Thomas y dio un leve giro de cabeza para ver detrás de nosotros -Me lleva el diablo! -exclamó furioso.

Trate de darme la vuelta para quedar espalda con espalda y tomé la última flecha que me quedaba, mire la flecha y luego mire a Matilde puse la flecha en el arco, apunte al cielo y estire la cuerda apuntando directo a su corazón solte la cuerda y al hacerlo me jugo una mala pasada porque ella saco un arma de fuego y disparo al mismo tiempo que yo, mi flacha le dio debajo de la clavícula izquierda, sin embargo su disparo me dio directo en el estómago.
El disparo había resonado por todo el bosque, mi espalda dio un golpe e seco que reboto en la espalda de Thomas con un quejido doloroso ahogado en mi propia garganta, mi cuerpo al igual que el de Matilde había caído del caballo.

Se me dificultaba respirar, el oxígeno casi que no podía entrar por mis pulmones mi estómago ardía y quemaba era desgarrado el dolor que sentía mi curpo, mi cuerpo empezaba a sentir espasmos. Thomas había llegado hasta mi y me sostenía en brazos. En su mirada me reflejaba yo, sus lágrimas caían y repetía las mismas palabras una y otra vez, "No me dejes" "No te vayas" "No te perdere otra vez".
Y yo lo único que podía hacer era mirarlo y sentir dolor, trataba de respirar pero simplemente me dañaba, las lágrimas se juntaban en mis ojos y luego recorrían mi piel pálida.

-P-perdón, perdoname...Thomas -un pequeño hilo de sangre salio de la comisura de mi labio, el sabor agrio de la sangre se juntaba en mi boca y eso hacía que la sangre se rebalce de mis labios -Perdón -volví a repetir, mi respiración se aceleraba más al sentir que ya no entraba el oxígeno necesario en mis pulmones.

-No sabes cuánto te amo -lloro aún más.
Matilde sin embargo pudo levantarse nuevamente tomo el arma y me apunto pero Thomas se interpuso y le diparo a el.

-No, no -susurro Matilde. Mis ojos se llenaron aún más de lágrimas y trate de negar con la cabeza.
Thomas se desplomó en el suelo agonizando, con su mirada fija en mi.

-In-cluso en mi, próxima vida, t-te buscaré -susurro pausadamente agonizando.

-Yo igual -susurre.
En ningún momento soltó mi mano sin embargo un tercer disparo se escuchó, pero mi vista ya se estaba tornando borrosa los espasmos de mi cuerpo empezaban a ser más lentos y el dolor que sentía se iba consumiendo, mi respiración igual, sentía que ya no la necesitaba. El brillo que Thomas tenia en sus ojos se iba apagando poco a poco.

-No, no, porfavor no, Dios te lo puso, no me la puedes quitar, no te la lleves, es lo único que tengo -sollozaba mi hermana acariciando mis mejillas, las cuales ya no tenían su característico color rojizo. -No te vayas, no me dejes no lo hagas! Porfavor, -susurro mi hermana, pero yo ya no podía dar más de mi misma, y me deje llevar por toda esa oscuridad que me rodeaba...

Una trágica historia de amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora