𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏: 𝐂𝐚𝐥𝐥𝐞𝐣𝐨́𝐧 𝐃𝐢𝐚𝐠𝐨𝐧

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-¿Están hablando de Harry? -pregunté asomando la cabeza por la baranda de la escalera de la Madriguera Weasley.

Ya era de noche, no faltaban muchos días para volver a Hogwarts y con mi hermana ya nos encontrábamos aquí desde hace algunos días.

-Sí, al parecer anda por la casa -me respondió Ron mirando hacia arriba para mirarme a mi.

Bajé los escalones medio trotando cuando escuché la voz del estúpido de mi mejor amigo.

-¿Acaso tomaste Crece Huesos, Potter? -pregunté con una sonrisa de lado y cruzándome de brazos cuando legué al pie de la escalera y vi a mi amigo parado a unos metros de mi.

-¿_____*? Tu cabello, está... -dijo mirándome con la boca abierta.

Reí sin poder evitarlo y llevé mi mano hacia mi ahora azul cabello.

-Sí azul, lo sé. Me queda genial, ¿verdad? -dije guiñándole un ojo.

-¿Fue voluntario? -preguntó con la vista fija en mi largo cabello azul.

-Por supuesto que lo fue, pagué un montón por tenerlo así -dije con falsa ofensa-. Ahora ven aquí y abrázame.

Harry se acercó a mi y me rodeó con sus delgaduchos brazos por lo que yo pasé los míos por su espalda.

-Sigues siendo enana -comentó con burla.

-Estúpido -mascullé separándome de él y parándome junto a Ron quedando aún más baja.

-Amm Hermione, tienes... -dijo el pelirrojo señalando hacia su boca.

Mi hermana avergonzada se pasó la manga de su buzo por sus labios por lo que yo reí y le pegué con mi cadera al chico junto a mi haciéndolo poner rojo.

Luego de un par de saludos más los cuatro subimos hacia la habitación de Ron a charlar, sin embargo yo estaba con la mente en otro lugar, desconectada de la charla que mantenían los otros tres.

La semana que había pasado en casa de Seamus había sido genial, habíamos salido al parque cerca de su casa junto con Dean -con el cual siempre arreglábamos para juntarnos-, había aprendido a andar en skate sin caerme a los dos segundos, aunque todavía no era experta, en pocas palabras nos habíamos divertido mucho recuperando el tiempo perdido.

Por otro lado la semana que las chicas habían pasado en casa había sido muy divertida, exceptuando cuando Ariana casi hace explotar el Microondas. Con ellas y mi hermana era que había ido a la peluquería para cambiarme el color de cabello, había estado ahorrando por mucho para poder hacerme un cambio tan drástico en la cabeza, y cuando mis padres me dieron la aprobación de hacer algo así de loco no me hice esperar mucho.

Pagué mucho por el color y también por los productos y tinturas para mantener el color por mucho tiempo. Había quedado satisfecha con el resultado a decir verdad.

Fijé mi vista en el periódico frente a nosotros consumiéndose entre las llamas, se podía apreciar una foto de Draco y su mamá siendo fotografiados en el Ministerio luego de salir de la audiencia de Lucius, el cual obviamente fue a Azkaban.

-¿Qué le pasa? -escuché a Harry preguntar hacia mi hermana, pude ver de reojo como el de lentes tenía su vista fija en mi.

-No lo sé. Ha estado así desde que volvimos a casa -respondió mi hermana. Rodé los ojos.

-Puedo escucharlos, ¿saben? Dejen de hablar de mi como si no estuviera presente. Si quieren saber algo sobre mi pregúntenme directamente -protesté mirando a los tres.

-¿Qué tienes? -preguntó Harry mirándome fijamente.

-Sueño -respondí levantándome del suelo. Besé la cabeza de los tres y me dirigí hacia la puerta de la habitación para irme hacia la de Ginny que es donde mi hermana y yo dormíamos.

Mi Sangre Sucia ||Draco y tú|| 《T3》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora