Capítulo 1: Ojos Rojos

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*de niña, amaba todo lo relacionado a vampiros, y era fan de 'twilight' (no puedo creer que me chuté los cuatro libros) y todo eso. Sé que tengo muchos fanfics abiertos, pero no me pude contener 😸

**Editado.

Martín detuvo su andar. El aroma que traía el aire era uno conocido, pero en ese momento, Martín se estaba esforzando por recordar. Entonces, de entre los cuatro chicos, reconoció al de los ojos azules y el cabello rubio. ¿Ya habían pasado tantos años? Siendo lo que era, el paso del tiempo no era algo de lo que estaba pendiente. Una década podría sentirse como muy poco, y un año como una eternidad. Pero, el joven que alguna vez conoció como un recién nacido, le hizo sentir que el tiempo había transcurrido demasiado rápido. Sin ser consciente, Martín caminó detrás de ellos. No podía despegar los ojos de la esbelta figura. Si el chiquillo seguía creciendo, en un futuro, él podría rebasar a Martín. No se percató de que estaba a punto de entrar a un Instituto deportivo. Sus pies dejaron de avanzar. Aunque podría hacerse pasar por un estudiante, no quería levantar sospechas hacía su persona, y menos en un instituto como este. Martín se fue de la entrada del instituto en cuanto la esencia desapareció del rango de su olfato.

¿Por qué lo había seguido?

Durante muchos años, había olvidado el acto humanitario que había hecho. Pero, había vuelto a encontrar al mocoso, quien ya no era uno.

Al buscar una explicación de porqué se quedó rondando en los alrededores de la cuna de Las Águilas (el nombre del equipo de fútbol), Martín obtuvo un debate consigo mismo. Debería olvidarse del muchacho. Nunca pensó en cobrar la parte del trato. ¿Para qué quería a un humano? Martina, cuando le comentó sobre el beneficio (y a la vez, maleficio) que esta nueva subespecie podría tener en los humanos, le habló también sobre el desbalance. Por eso, Martín les hizo jurar al matrimonio Vidal que jamás podrían decirle a alguien más lo que había ocurrido, solo lo sabría el niño cuando el tiempo estipulado se cumpliera. Y sin ser un adivino, suponía que el chico no sabía lo que había ocurrido.

Horas después, Martín observó al chico salir en compañía de los mismos estudiantes de la mañana. Sin embargo, el aroma del muchacho había cambiado. Olía a champú y a desodorante que los típicos adolescentes solían usar, con el aroma penetrante, como si de verdad creyeran en la publicidad que rezaba que atraerían a las féminas. Martín jamás quitó su vista del humano. A una distancia prudente, lo siguió. Podía escuchar la plática absurda.

—Ey, Julián. ¿Querés venir a mi casa?

—No puedo. Ya le avisé a mi ma que llegaré temprano.

Oh, su nombre era Julián. Ni siquiera recordaba el nombre.

—Woah, niño de mami.

Julián empujó levemente a su compañero. En cierto punto, los amigos se separaron. Martín siguió a Julián. Al parecer, gracias a su sangre, el chico había crecido sano y fuerte. Martín le ganaba en altura, pero solo por unos cuantos centímetros y no necesitaba ver al muchacho sin ropa para saber que tenía un buen cuerpo. Sería un jugador, no necesitaba pruebas.

Julián se colocó los audífonos, e incluso a la distancia, Martín escuchó la música urbana, que luego cambió a hip hop. Julián cruzó la calle en cuanto el semáforo cambió a rojo, incluso si en verde no pasaban carros, él esperó paciente. Entonces, además de un deportista, el muchacho era un buen chico. Decir que Martín estaba fascinado, no sería una buena descripción, ni justa.

Martín sonrió de lado, mostrando sus colmillos filosos. Ya era hora de cobrar la deuda.

☆♤♡◇♧☆

Antes de entrar a su casa, Julián revisó los alrededores. Tenía la sensación de que alguien lo seguía, pero al buscar, no encontró a nadie. Solo eran imaginaciones suyas.

☆♤♡◇♧☆

Los siguientes días, Martín se aprendió la rutina de Julián. Su presencia en el instituto no había levantado alarmas, porque Martín era un chico de diecisiete para siempre. De todas formas, Martín cargaba su mochila, la misma que llevaba a la universidad. Estos días, había faltado a clases. Thomas le había preguntado por su ausencia, pero Martín no había respondido. Había un asunto mucho más importante que las clases, y claro, él ya sabía los temas, los había estudiado con anticipación. Su compañero podría llegar a ser molesto. Cuando su teléfono vibró, Martín declinó la llamada. Julián caminaba a solas, viendo su celular. Martín aspiró profundamente. Tenía que alimentarse, o atacaría al chico en ese mismo instante.

☆♤♡◇♧☆

Julián no podía quitarse la sensación de que alguien lo observaba. La sensación comenzó la semana pasada y se había extendido desde que salía de su casa hasta que volvía. Su madre lo llevó al instituto, y aún después de poner atención a las clases, la sensación se convirtió en una comezón que no podía rascar. Incluso en el entrenamiento, sintió que alguien lo veía de cerca, lo que causó que Félix lo pusiera a correr el doble de vueltas. A pesar de que el camino del instituto a su casa era corto (una caminata de quince minutos), Julián decidió tomar el bus. Cuando regresaba a casa, luego de bajarse del colectivo, Julián caminó a paso lento. ¿Qué tal si alguien quería hacerle daño, secuestrarlo o peor? Su paranoia no le permitió relajar el sentimiento que lo había acompañado desde que despertó. Sin embargo, llegó sano y salvo a su casa. Sus padres tardarían en llegar, por lo que decidió estar en su cuarto, con las puertas cerradas al igual que las ventanas. Debía de ser precavido.

Cuando en la pantalla apareció que había muerto, Julián dejó el control en el suelo. Sentía los ojos pesados, y ni siquiera había comenzado con los deberes. Julián cerró los ojos, e iba a hacerlo para descansar su vista, pero se quedó dormido. Por alguna extraña razón, soñó su día, pero la diferencia era que, allí, una mirada de ojos rojos seguía sus movimientos.

☆♤♡◇♧☆

Julián despertó. Sintió el cuello adolorido. Había sido un error dormirse recargado en el sillón individual. La oscuridad reinaba en su habitación. Durmió mucho, y ahora debía dormir tarde para así poder entregar la tarea a tiempo. Resopló. Sacó el celular de su bolsillo para revisar la hora. 8:57 p.m. No era tan tarde. La bestia en su estómago rugió, pidiendo comida. Antes de bajar, Julián abrió los mensajes. El grupo de WhatsApp de las Águilas estaba repleto de memes, los vería después. A los chicos les gustaba poner el rostro de Félix en ciertos personajes. Debían cavar una tumba cuando el entrenador se enterara de lo que hacían a sus espaldas. Lo más gracioso, hasta el momento, era cuando ponían el rostro en el personaje de Furia, era lo más apegado a la realidad. Ciro le estaba pidiendo las respuestas de una tarea que ni siquiera había comenzado, así que dejó el mensaje en visto, respondería después de comer. Lo demás era trivial y lanzó el móvil a la cama. Era hora de llenar su estómago.

La luz de la sala estaba encendida. Su padre estaba en la cocina, calentando la comida, ya que era su turno, y su madre revisaba documentos del trabajo. Julián se sentó junto a ella.

—¡Julián! Creí que no estabas.

—Me quedé dormido— Julián explicó. Le besó la mejilla a su madre y se acurrucó a su lado. Su estómago volvió a rugir.

—Dejé comida hecha en el refrigerador, ¿por qué no la calentaste?

Julián alzó los hombros. No quería preocupar a su mamá diciéndole al respecto de cómo se sintió durante el día. Debía hacerlo, por seguridad, pero si el día de mañana la sensación persistía, se lo comentaría a sus padres.

Su papá asomó la cabeza desde la cocina.

—A cenar.

Julián se levantó, y ayudó a su mamá a guardar los papeles en su portafolio. El timbre sonó y ella le indicó que fuese a sentarse, ella iba a abrir. Julián asintió.

Luego de minutos pasados y murmullos, Julián y su padre abandonaron la mesa. Su madre seguía en la puerta, y al ver a la persona al otro lado, su papá se sorprendió, y lo puso detrás de él.

¿Qué estaba sucediendo?

—¿Qué hacés aquí?— su papá preguntó.

—Bueno, señor Vidal, como usted puede ver, he venido por lo que me pertenece.

Y allí estaban, los ojos rojos. Esa sensación regresó con mucha fuerza. Julián dio un paso atrás y tragó duro. 

*Gracias por leer 〜(꒪꒳꒪)〜

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