Capítulo 14 (En edición)

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*doble capitulo porque no he tenido mucha inspiración

Martín acarició el suave pelaje. Lavó la sangre con agua caliente, pues no podía ver herido a Julián. Aunque, ya lo tenía con él, y la incógnita de su paradero había sido resuelta, Martín seguía siendo azotado por la culpa.

-No sé si me escuchas- Martín aspiró el aroma del jabón- Tienes que despertar para que tus padres estén tranquilos. Quiero ver tus ojos de nuevo. Solo quiero verte y que me veas.

Julián no dio señal de estar escuchando, como los días anteriores, pero Martín sabía que lo hacía. Lorenzo dijo que estar en forma de lobo lo había sanado rápido, pero que debía de dormir. Estaba agotado, pues no había cambiado desde que se convirtió en un cánido, y su cuerpo debía de descansar.

-Por favor, despierta pronto. Me haces falta.

∆∆∆×∆∆∆

Martín se encontraba en el baño, bajo el chorro de agua. Era reacio a dejar a Julián solo, aunque sabía que nada le pasaría pues su manada lo cuidaba también, pero si que necesitaba relajarse por unos minutos. Y tan relajado y ensimismado estaba que no se percató de la sombra entrando con él al baño.

-¡Ah, está fría!

Martín abrió los ojos para encontrarse con Julián completamente desnudo. Su semblante no era el mejor. Se veía pálido y ojeroso, incluso si había dormido por semanas. Martín salió de su estupor inicial. Cambió la temperatura del agua. Julián dejó de temblar.

-Deberías de estar descansando.

-Quería verte. Y estoy hambriento. Podría comerme una vaca, y no estoy hablando literalmente. Podría incluso comerte a vos. ¿Sabés a lo que me refiero?

Su deseo fue cumplido. Julián revoloteó sus hermosos ojos azules.

-¡Ey, Martín! Llevas allí una hora. Quiero tomar un baño.

Salió de su ensoñación. Un lugar al sur de su cuerpo había despertado. No era el momento de pensar en tales cosas, y menos cuando Julián seguía descansando en la camilla.

-Hay otros cuatro baños. ¿Tienes que usar este?- Martín dijo, sin cerrar la regadera.

-¿Sos imbécil? Tenemos casa llena. Los hijos de Julian olían asqueroso.

Martín rodó los ojos y cerró la llave. Salió del baño goteando. No se había preocupado por secarse. Lo haría en su habitación, ya que los lobos habían ocupado el cuarto donde Julián descansaba.

Martín se vistió con parsimonia. No se había alimentado bien y tampoco había dormido, y su muerto cuerpo lo estaba resintiendo. Era irónico. Estaba muerto, pero estaba agotado. Hasta que Julián despertara, Martin encontraría al bastardo culpable. Por el momento, cerraría los ojos por unos minutos.

∆∆∆×∆∆∆

Francisco usó el sillón de enfrente. Valentino podía escuchar el agua caer al piso. La casa nunca había tenido tantos visitantes. Lorenzo había pasado a la cocina, en busca de comida. Valentino aprendió que los lobos eran glotones. Lorenzo había devorado casi toda la carne que Valentino había guardado en el refrigerador. Y no le importaba si estaba cruda o cocida.

-Decime, ¿qué ha pasado en mi ausencia?

Valentino cruzó los brazos.

-No mucho, en realidad. Lo de Julián ha pasado tan rápido que a veces me parece ireal. Yo creí que Martín carecía de sentimientos, pero parece que me equivoqué.

Francisco acarició su perenne barba. Él conocía a cada uno, con virtudes y defectos. Valentino no entendía cómo. Y creía que nunca iba a llenar los zapatos que él planeaba dejarle.

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