Capítulo diez

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Sólo fue necesario el primer llamado de la alarma para que Kai saltara de la cama rápidamente, moviendo todas las cobijas y almohadas con velocidad, incluso a Soobin en el proceso.

— ¡Ya es hora, Soobin! — tras el grito vociferado, la pequeña casa donde ambos vivían se había llenado de ruidos, porque cuando Kai está despierto, siempre hay ruido.

El mayor gruñó en su lugar, serían probablemente las siete de la mañana en un sábado y él no tenía en sus hábitos levantarse temprano. Hoy era el día en el que empezarían a publicar los resultados de todos los alumnos que aplicaron para la universidad tanto fuera como dentro de la ciudad. Kai no podía con su emoción.

— Ah, Ning Ning — puchereó, enredándose entre las cobijas hasta la cabeza, acurrucado en el agradable calor de la cama — es muy temprano, ven y duerme conmigo.

— No Soobin, estoy por saber si seré un vagabundo o no, no me pidas que duerma — alzó la voz desde algún lado de la casa. Gimió abatido y se percató de que el aroma a café estaba acaparando todo el hogar, la luz del sol ya transitaba por su habitación gracias a que Kai había abierto las cortinas, e incluso escuchaba la televisión de la sala prendida en el canal de las noticias matutinas; encerio, Kai no conocía el silencio.

— No exageres, estoy seguro de que te aceptaron — le contestó, con su voz ronca de las mañanas. Se destapó y se sentó recargado en la pared al momento en que Kai tomaba asiento a su lado en la cama, con una laptop reposando en su regazo.

— Lo dices porque tú ingresarías a cualquiera sin problema alguno — Kai refuta rodando los ojos, acomodándose mejor en el colchón — es más, ni siquiera sé por qué no te hablaron de Harvard — Soobin rió vagamente, dejándose caer de nuevo con pereza a lado del otro, estirando sus largos brazos para rodear la cadera del menor en un brazo — por cierto, buenos días, Soobinie.

— Buenos días, Kai-shi — Soobin sonríe contra la almohada, con sus ojos cerrados y sus pensamientos ocupados.

Kai tenía razón, él no tuvo que esforzarse ni un poco para prepararse ante el examen de ingreso a la universidad, a decir verdad, él nunca tuvo dificultades en cosas que se trataran de la escuela, siempre mantuvo un promedio de excelencia, era el mejor a donde fuera, así que no podía mentir diciendo que estaba preocupado por los resultados porque de cualquier forma obtendría becas académicas con facilidad en donde se le antojase.

El susodicho, en cambio, presentaba pequeñas complicaciones, claro que era inteligente, pero tenía puntos débiles que Soobin siempre se encargaba de ayudarle a reforzar; lo que Kai no entendía en clases Soobin se lo explicaba en casa, era como tener un profesor particular a su disposición a todas horas, no podía quejarse.

— Veamos... — tarareó, alargando la palabra conforme tecleaba en la computadora sus datos para conseguir los resultados. Soobin se removió en la cama, cambiando su posición para sentarse, su cabeza reposando sobre el hombro de Kai y mirando hacia la pantalla también — estoy muy nervioso.

— No lo estés, estudiaste mucho y te esforzaste, estoy seguro de que ingresaste — Soobin lo alentó.

— ¿Creés que sea en éste campus? ¿y si me tengo que ir a uno fuera? ¿o si no junto los puntos suficientes para-?

— Kai, ya callate — interrumpió la lluvia de preguntas dramáticas de su amigo. Había aprendido de ello con el tiempo; Kai sacaba a la luz su lado pesimista, mostrándose demaciado reacio e inseguro ante cualquier dificultad, y Soobin estaba siempre para intentar evitar que eso pasara, ya que le gustaba más su menor sonriente y positivo.

— Está bien, lo siento — soltó un suspiro e intentó relajarse, había ingresado los datos que necesitaba y la página estaba cargando, ahora más nervioso que segundos antes — ¿tú qué no veras tu resultado?

— No, ya sé que ingresé.

— Bueno, por lo menos para aparentar que te interesa — el menor se burló un poco con la intención de así persuadir sus nervios, la página tardaba más de lo inusual y se preguntó si debería refrescarla.

— Bien, después de ti revisaré — accedió, restándole importancia al asunto. No tenía que preocuparse tanto, había presentado su examen y se encontraba bastante seguro de las respuestas que había dado, era consiente de que en la universidad que presentó admisión sólo se le permitía a los mejores promedios, y aún así confiaba en que su desempeño fue el suficiente, incluso había aplicado un examen para obtener la beca por excelencia, sólo le quedaba esperar.

— De acuerdo, disculpe las molestias, futuro ingeniero Choi — el tono burlón de Kai hizo reír nuevamente al mayor.

— Oh, suena tan bien... futuro arquitecto Huening — ahora fue Kai el que rió un poco encogido cuando Soobin se acercó a susurrarle lo último cerca de su oído.

— Oh mierda, también suena increíble, y ésta cosa que no carga... — se quejó el menor con el ceño fruncido.

Soobin se levantó de la cama porque el olor a café lo llamó por instinto. Deseó por un momento que su única preocupación fuese su ingreso a la universidad y su cercana graduación, pero en realidad era que estaba más preocupado y ocupado por la conversación que había tenido con la maestra Choi el día anterior. Porque Yeonjun volvería, por fin lo haría.

— ¡Soobin-ah, no puedo ver mis resultados!

— Kai, ¿te acuerdas de... de Yeonjun hyung? — Soobin había quedado de pie frente a la ventana de su habitación, observando entre los árboles el cielo iluminado por el sol mañanero, sus pensamientos lo habían hecho viajar rápidamente, como siempre, en torno a Yeonjun.

— ¿Eh? — Kai estuvo a punto de volver a quejarse acerca del aparato pero se prefirió callar unos segundos, pensante — claro que sí — contestó animado, con una sonrisa alegre en sus labios — estabas obsesionado con él cuando éramos niños, ¿no?

— No estaba obsesionado — el contrario renegó, si lo decía de esa forma no sonaba tan bonito como se sentía — era un niño, sólo estaba enajenado... — Soobin intentó persuadirlo un poco de la realidad, aunque temía que se percatara de ello. Prefería mantener su guardia alta, aparentar que en verdad su "amor de infancia" había sido algo de su niñez ya que al parecer todo el mundo pensaba que debía ser así, que al madurar debía olvidarse de Yeonjun. Claro, todos excepto él, porque no lo había olvidado.

— Bueno, sí lo recuerdo, ¿cómo olvidarlo? — contestó, encogiéndose de hombros. Porque aceptaba que el más mayor era parte también de una etapa muy grata de recordar de su vida — ¿por qué lo preguntas?

— Es que va a regresar pronto — Soobin le respondió con voz baja, sin poder retener una pequeña sonrisa. Volvió su cuerpo y miró a Kai, quien lo observaba con sorpresa.

— ¿En serio? ¡después de tanto tiempo! — sonrió ampliamente, podía compartir la misma emoción porque Yeonjun regresará, pero de una forma más clara, la forma de Soobin se miraba turbia en comparación — ¿cuándo viene? ¿iremos a verlo? ¡lo extrañé tanto! me pregunto cómo estará...

Soobin decidió ir por su taza de café para distraerse, porque también estaba haciéndose esas mismas preguntas y muchas más, y porque además de repente había dejado de prestarle atención a Kai, su mente comenzando a llenarse de todo lo que le gustaría hacer cuando Yeonjun regresara.

crecer ✧ soojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora