Capítulo quince

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Abrazar por mucho tiempo a una persona es quizá incómodo, pero en ese momento, Soobin sólo deseaba hacerlo para siempre. Yeonjun se sentía muy bien entre sus brazos, como si ahí fuese su lugar, suave y cálido, además olía bonito, y Soobin se encontró sonriendo como un tonto al sentirlo tan cerca y tan de sí.

— ¿Y Kai donde está?

Su sonrisa tembló.

Soobin no debió sentir tal agobio ante la pregunta. Se tuvo que apartar de él sin mucha voluntad sólo porque el tiempo abrazándolo ya parecía sobrepasar el límite, y porque Kai había sido nombrado.

Incluso se había olvidado de eso, de todo a decir verdad. De repente, en su mente solamente habían pensamientos que sólo los involucraban a ellos dos, de repente todo había dejado de merecer importancia para significar nada porque Yeonjun había abarcado por completo sus ideas; ni siquiera podía saber si eso era malo o bueno, porque ahora sólo le importaba Yeonjun.

— Uhm, salió con unos amigos — se encoge de hombros, sus manos extrañando la cálidez del cuerpo contrario. En realidad era que no quería hablar de Kai, siquiera hablar, porque notaba que los labios de Yeonjun parecían estar mejor hechos para besar, y eso lo distraía. Se quedó callado un momento ante el asentimiento del mayor.

¿Estaría mal entonces, que decidiera besar a Yeonjun aún teniendo de por medio los sentimientos de Kai? añoraba la respuesta a esa pregunta, porque él se convertiría en el responsable de todo, sentía que lo estaba traicionando sin siquiera ser algo en concreto, ya era una traición el hecho de sentir tanto por Yeonjun y no poder controlarlo; tenía arraigada la necia necesidad de que debía corresponderle a Kai cada acto, y lo hacía, pero no podía hacerlo con los sentimientos, no estaba bien sentirse obligado a amarlo, no cuando tenía ahora en su casa a quien sí deseaba de esa forma.

— Quiero verlo también. Estoy muy feliz, Soobin, todo aquí sigue siendo igual, sólo que el tiempo ha jugado un poco y... — Soobin encontró hermosa la manera en la que Yeonjun le hablaba, mostrando atisbos de gran emoción, haciendo señas con sus manos. De pronto le decía tantas cosas acerca de lo mucho que extrañaba la ciudad, su casa y a su madre, de cómo las cosas estaban iguales y al mismo tiempo tan diferentes, también de que él y Kai eran unos futuros universitarios y de que estaba muy contento de regresar.

Y se sintió demasiado ansioso, porque esperaba entre todas esas anécdotas y momentos vividos que le dijiera; "también recuerdo que dije que te esperaría" y así pudiese soltar el aire que estaba reteniendo sin darse cuenta.

Era un aliento atrapado, pero no en su pecho ni en sus pulmones, era uno atrapado en lo profundo de su ser, encerrado en algún recóndito lugar, tras una puerta enorme y fuerte que se derrumbaría al momento en que Yeonjun lo dijiera, como palabras mágicas; un aliento atrapado que le golpeteaba junto al alma y cerca del corazón, causándole una febril ilusión.

— Yeonjun — murmuró el menor, interrumpiendo al recién nombrado. Su voz salió impulsada por esa ansiedad, por la necesidad de que se diera cuenta de cuánto había crecido, porque sentía que no lo había hecho, porque seguía viéndose reflejado en los espejos de su alma como un niño. Se lo diría, ya que no parecía recordarlo, pero una vez hace tiempo se había entregado a él sin saberlo, Soobin sólo reclamaría su anhelo — hyung...

Yeonjun sólo lo miraba, esperando por lo que parecía enredarse en su lengua. Podía notarlo tenso, podía también verlo nervioso, él también lo estaba, pero a la vez estaba emocionado porque la sensación de reencontrarte con personas de tu pasado que añorabas, era agradable.

— ¿Usted, recuerda que...? — el pulso de Soobin se aceleró considerablemente, como una advertencia de que lo que estaba por decir resultaría peligroso.

« ¿Recuerda lo que prometió? » las personas suelen olvidarse de sus promesas y juramentos, suelen menospreciar la autenticidad de las palabras y a desvalorar la calidad de los sentimientos, suelen vivir y hacer de lado los recuerdos sólo para traerlos de vuelta después de mucho tiempo, Soobin no quería imaginar que Yeonjun se hubiese olvidado de su promesa, y tampoco deseaba ser de esos recuerdos que volvían sólo después de mucho tiempo, porque para él las cosas no eran así.

No era difícil, sólo tenía que recordárselo. Pero tampoco era fácil, las cosas no marchan a base de promesas remotas y memorias empolvadas, no para los adultos, porque a pesar de todo, los deseos de Soobin seguían siendo infantiles.

— ¿Recordar qué? — Yeonjun ahora estaba intrigado, porque no sabía la razón del por qué Soobin de pronto se veía muy nervioso, aunque en cambio, eso si lo hizo recordar algo que casi olvidaba — ¡ah! cuando hice mis maletas antes de venir, encontré unos trabajos y dibujos que Kai y tú hicieron cuando eran niños — ríe poquito, una felicidad repentina lo abordó — los tengo guardados, quiero mostrárselos.

Soobin sonrió, olvidándose por un momento de sí mismo, para prestar atención al rostro de Yeonjun, porque verlo así de emocionado era algo que quería contemplar.

— Eso está bien — balancea la cabeza en afirmación, sus dedos se encogen y toma un poco de aire antes de poder proseguir — decía si usted-

Pero a medio empezar también es interrumpido, el timbrar de una llamada cortando sus palabras, Yeonjun entonces se disculpó y decidió atender. Soobin sólo tararea, pensando que quizá aún no era la ocasión.

— Oh... — Yeonjun había colgado después de unas rápidas respuestas que no le dieron a Soobin indicios de qué podría tratarse, pero miró la expresión desganada que el mayor adquirió — tengo que volver, era mi mamá, dice que alguien fue a visitarme — explicó algo confundido, no tenía idea de quién se tratase — yo quería hablarte un poco más.

— ¿Puedo acompañarlo? — Soobin no se detuvo un momento a pensar sus palabras, sólo no quería que Yeonjun se fuera, o estar separado de él, no después de tanto — digo, si no es ningún problema.

— Sí, está bien, iremos a casa de mi mamá, de hecho podemos comer juntos — propone sonriendo — pero, ¿y Kai?

— Eh... — había olvidado aquel detalle, se sentía sofocado de incluso pensar en él — puedo avisarle y seguro decide aceptar.

Y es que a Soobin no le importaba si tendría que haber más gente con ellos si con eso se mantenía a su lado. Yeonjun sonrió y asintió, estaba dándole paso a muchas cosas que no se esperaba, estaba olvidándose de que Soobin había crecido, y Soobin sólo esperaba el momento de demostrárselo.

crecer ✧ soojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora