Secuestrada: 27

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Tn entró al auto de la policía. El corazón se le partiría en cualquier momento. Sentía que apenas podía respirar bien. Todo le dolía. Incluso le costaba pestañear sin derramar algunas lágrimas. Todo esto le dolió en el fondo de su alma. El hecho de irse. Abandonar ese departamento en el que ella y Naim… habían hecho el amor, en el que habían sent ido más que un simple afecto departe de él. ¿Había sido verdad? O… ¿sólo se lo había imaginado?

—vas a estar mejor con nosotros. Le dijo uno de los policías. Acomodó el retrovisor, mientras Tn se acomodaba en la parte trasera. El policía encendió el motor.

—llévala al aeropuerto y vigilala hasta que el avión haya partido ¿entendido? Nos quedaremos aquí hasta hallar pistas de ese idiota.

—entendido.

A Tn se le encogió el corazón. “Naim”…oh no joder. Deseaba despedirse de él. El auto arrancó. Tn movió la cabeza, con una pequeña esperanza en el corazón de encontrarlo en alguna parte, mirándola desde algún lugar, o quizá tan solo verle un segundo por última vez. Pero el auto avanzó, ella con él ahí adentro, y no lo veía… y no lo vería nunca más…

[…]

Libardo cogió el celular. Marcó el número de Naim, este contestó.

—ella está en el auto. Le dijo Libardo. A Naim se le aceleró el pulso. —me vas a tener que pagar algo muy grande cuando cuando acabe esto.

—si todo sale bien, te prometo que sí.

Libardo colgó. Dobló la esquina y siguió el auto del policía, aquel que llevaba a Tn ahí dentro. Lo siguió sigilosamente, esperando el momento exacto. Fue entonces cuando en un momento de la carretera, solo se encontraron los dos autos. El suyo y de ese jodido policía. Libardo sonrío. “te tengo”. Chocó la parte trasera del auto policial.

[…]

El cuerpo de Tn se balanceó. De inmediato se volteó a mirar hacia atrás.

—joder. Grito el policía, observando por el retrovisor. Detuvo el auto y bajó de él. —¿pero qué demonios le sucede?. Grito alterado. Tn sólo miraba desde adentro. Libardo también bajó del auto, y al oficial sólo le faltó pestañear para observar el arma que traía en las manos

—saque a la chica del auto.

—qué… pero…. Tartamudeó.

—¡que la saque si no quiere que le vuele los huevos!. Grito Libardo.

Y entonces Tn lo reconoció. Sí, claro que sí… lo había visto antes. El amigo de… ¡Naim!, bajó del auto de inmediato. Con una esperanza. Quería verlo, por ultima vez… quería sentir sus labios sobre los suyos al menos por un instante. Libardo volvió a coger su celular con la otra mano, sin dejar de apuntar al policía, marcó un número y s elo enseño a Tn

—él tiene algo que decirte

Secuestrada (Naim Darrechi y tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora