Star Crossed / A Harry Potter Fanfiction

𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖀𝖓𝖔

𝔐𝔦𝔞

Era primero de Septiembre, y estaba en el tren que me llevaría a Hogwarts para comenzar mi cuarto año. Me abrí paso entre los estudiantes hasta encontrar a Draco y Camila, quienes estaban sentados en uno de los compartimientos. Estaban conversando, pero se callaron cuando llegué.

–¿Ustedes la vieron? –pregunté, refiriéndome al día de la copa– ¿La marca tenebrosa?

–Si, pero no llegamos a ver casi nada, Narcissa nos llevó a la mansión apenas la vió. Se la veía bastante asustada, creo que sabe algo.

–¿Podríamos dejar a mi madre fuera de esto?- preguntó Draco. Nunca le gustó que su madre estuviese involucrada en los problemas de su padre.

Iba a decir algo, pero en ese momento Blaise, Theo y Pansy entraron al compartimiento. No hablamos más del tema en todo el viaje, pero no pude dejar de darle vueltas al asunto. Era más que obvio que Draco sabía algo más de lo que estaba diciendo, pero no lo iba a admitir, o al menos no conmigo ahí. Tal vez se lo diría a Camila, pero sabía que ella no lo presionaría lo suficiente.

Cuando llegamos al comedor, era casi imposible mantener una conversación. Todos gritaban, emocionados de volver a ver a sus amigos después del verano, poniéndose al día sobre lo que había pasado en sus vacaciones como si no se hubieran estado enviando cartas de todas formas. Muchos también hablaban de lo que había pasado en la copa, murmuraban sobre los mortífagos y sobre lo que habían visto, sobre a quienes habían visto.

–Como cada año, quiero recordarles que el bosque prohibido que está dentro de los terrenos del castillo es una zona prohibida a los estudiantes. Lo mismo ocurre con el pueblo Hogsmeade para todos los alumnos de primero y de segundo.

Era lo mismo que repetía todos los años, y estaba a punto de perderme en mis propios pensamientos cuando escuché algo interesante.

–Es también mi doloroso deber informarles de que la Copa de Quidditch no se celebrará este año –vi como Camila y Draco intercambiaban miradas, evidentemente molestos. Los dos estaban en el equipo, y estaban seguros de que ese año podrían ganarle a Gryffindor– Esto se debe a un evento que dará comienzo en octubre y continuará a lo largo de todo el año escolar, acaparando una gran parte del tiempo y la energía de los profesores... pero estoy seguro de que lo disfrutaran enormemente. Tengo el gran placer de anunciar que este año en Hogwarts...

Un trueno ensordecedor interrumpió a Dumbledore, y todos giramos para ver a un hombre entrar. Tenía un ojo falso que se movía en todas direcciones, su rostro lleno de cicatrices. Todos nos quedamos en silencio, escuchando sus sonoros pasos mientras se acercaba a Dumbledore para darle un apretón de manos.

–Les presento a su nuevo profesor de Defensa contra las Artes Oscuras, el profesor Moody.

Lo normal sería que los estudiantes aplaudieran para darle la bienvenida a su nuevo profesor, pero todos nos quedamos callados. Había escuchado de Ojo Loco Moody. Era un auror, todos sabíamos lo que había hecho, la cantidad de personas que había metido a Azkaban.

–Cómo iba diciendo, tenemos el honor de ser la sede de un emocionante evento que no se celebraba desde hacía más de un siglo. Es un placer para mi informarles de que este año tendrá lugar en Hogwarts el Torneo de los Tres Magos.

Me distraje mientras se ponía a explicar en qué consistía el torneo, ya lo había escuchado cientos de veces. Pero me interesaba más saber qué hacía Ojo Loco ahí, tenía que haber otra razón, aparte de enseñarnos defensa.

–Que injusto... –dijo Draco, cuando Dumbledore anunció que los menores de diecisiete años no podrían participar en el torneo– ¡Yo estoy más que listo para ganarlo!

A mi no me importaba. No iba a arriesgar mi vida solo por una copa, tenía cosas más importantes en las que concentrarme.

Entre clases y murmullos en los pasillos, Octubre llegó, trayendo consigo el inicio del Torneo de los Tres Magos. Así que ahí estábamos, esperando a que llegaran los estudiantes de Durmstrang y Beauxbatons.

–Ahí están –dijo Blaise, señalando al cielo.

El carruaje de Beauxbatons parecía más una casa que un carruaje, era enorme y de un color celeste que podría fácilmente ser confundido con el cielo. Varios pegasos tiraban de él, y, cuando aterrizaron, chicos y chicas vestidos con elegantes uniformes azules bajaron del carruaje. Y, cuando todos los estudiantes estuvieron afuera, una mujer incluso más alta que Hagrid salió.

Noté que todos la miraban, extrañados, pero hice mi mejor esfuerzo por no parecer muy sorprendida. Medía casi el doble que sus estudiantes. Todos comenzamos a aplaudir, siguiendo el ejemplo de Dumbledore.

–Mi querida Madame Maxime –nuestro director se veía graciosamente pequeño en comparación a la directora de Beauxbatons–, bienvenida a Hogwarts.

Conversó un poco con Dumbledore, antes de entrar al castillo seguida por sus alumnos, quienes tiritaban en sus finos uniformes, que obviamente no estaban hechos para el clima en Hogwarts. Solo faltaban los de Durmstrang.

Volví mi mirada hacia el cielo, esperando que llegaran de la misma forma que los de Beauxbatons.

–El lago –dijo Theo, y me volví justo a tiempo para notar como un mástil comenzaba a salir de la superficie.

A los pocos segundos, todo el barco estaba flotando sobre el lago. No era elegante, como el carruaje de Beauxbatons, sino que daba la impresión de estar abandonado. Llegaron a la costa, y comenzaron a bajar. Todos los estudiantes llevaban gruesas capas que los hacían ver más corpulentos de lo que ya eran.

–¡Dumbledore! –gritó quien supuse era  el director– ¿Cómo estás, mi viejo compañero, como estas?

–¡Estupendamente, gracias, profesor Karkaroff!

Pero todos le dejamos de prestar atención a los profesores cuando Viktor Krum se hizo visible. Se veía incluso más impresionante con el uniforme oscuro y la enorme capa.

–No puede ser. Mia, ¡es Krum! o sea que si él está en hogwarts y yo también... Malfoy, ¡ES KRUM! Chicos, esto es el destino, no puedo desperdiciar esta oportunidad.

–No es para tanto... –murmuró Draco, evidentemente molesto.