𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝕮𝖚𝖆𝖙𝖗𝖔

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𝔐𝔦𝔞

  Estaba cubierta en sangre. No sabía si era mía o de alguien más. Miré a mi alrededor, todo era negro. Estaba parada dentro de un círculo plateado y, cuando giré, Morrigan estaba ahí. Sangre emanaba de un corte profundo en su cuello, y ya no respiraba ¿Yo lo había hecho?

  Me alejé del círculo, y de repente estaba en los jardines de Hogwarts, observando como el castillo ardía en llamas. No entendía lo que estaba pasando, ni como había llegado allí, pero empecé a correr. Algo me perseguía, una sombra que susurraba algo, pero no lograba descifrar qué decía. Sabía que era un mensaje importante, pero cada vez que estaba por captarlo se me escapaba.

  Corrí y corrí hasta que caí por un agujero, y todo se volvió oscuro otra vez

  Me desperté en mi cama en los dormitorios de Slytherin, cubierta de sudor frío y con el corazón en la garganta. Todavía era de noche, Camila y Pansy seguían dormidas. No sabía qué hora era, pero dudaba de poder volver a dormir.

  Después de un rato, me levanté para ir a la sala común. Tal vez podría leer un poco antes de que comenzaran las clases, o al menos lograría dejar de temblar un poco.

  –Casi me matas del susto –dije, al ver que Theo estaba sentado en uno de los sillones, escribiendo en un pergamino– ¿Qué haces?

  –No podía dormir así que vine a ver si al menos podía adelantar algunas tareas ¿Vos?

  Me dejé caer en el sillón, a su lado. No quería pensar en la pesadilla o en qué podía significar. Rara vez tenía sueños o pesadillas, y generalmente no tenían mucho sentido.

  –Me desperté por una pesadilla y no pude volver a dormir –expliqué, sin querer decir nada más, y él no preguntó.

  Theo probablemente era el que mejor me caía de los chicos. No era tan quejoso como Draco y no hacía tantos chistes malos como Blaise, era de los más tranquilos, pero, a diferencia de Crabbe y Goyle, si tenía un cerebro.

  Nos quedamos en silencio un rato, hasta que Theo dejó de escribir. Todavía era de noche, pero no debía faltar mucho para el amanecer. Me pesaban los ojos, pero no quería volver a mi cama. Tenía miedo de tener otra pesadilla.

  Sentí como Theo pasaba un brazo por sobre mis hombros e, inconscientemente, me apoyé en su hombro. No supe en qué momento me quedé dormida, pero en un momento abrí los ojos y me encontraba en mi dormitorio de vuelta, parecía que Theo me había llevado hasta ahí.

  En el comedor todos estaban hablando de la primera prueba, haciendo teorías y compartiendo rumores

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  En el comedor todos estaban hablando de la primera prueba, haciendo teorías y compartiendo rumores. Yo no quería escuchar nada al respecto. Estaba cansada y a penas podía concentrarme en no quedarme dormida, ni hablar de escuchar hablar sobre algo que ni siquiera había pasado todavía. Lo único que me animó un poco fue ver los botones de "Potter apesta" que Draco había hecho. Morrigan le había dicho que era mala idea, pero era bastante gracioso de ver.

  Harry era buen amigo de Morrigan, pero nunca me había caído del todo bien, así que no me importaba mucho. Era gracioso, y todo el mundo siempre lo estaba alabando, una broma inofensiva no debería afectarle mucho.

  Después de desayunar, Camila y yo nos dirigimos hacia la biblioteca para poder hacer las tareas que no habíamos hecho el viernes.

  –Al principio creí que era una mala idea –dijo, refiriéndose a los botones de Potter apesta–, pero la cara de Harry –soltó una carcajada–, fue genial.

  –Te dije que iba a ser gracioso, y vos que querías convencer a Draco de que no lo hiciera –me senté en una de las mesas y comencé a sacar mis libros y el pergamino.

  –Está bien, tenías razón.

  –Como siempre –sonreí mientras agarraba mi pluma.

  Se sentó a mi lado y pareció pensar por unos segundos antes de volver a hablar.

  –¿Por qué Theo te estaba mirando tanto esta mañana?

  Me quedé helada cuando preguntó eso. No tenía ganas de contarle de la pesadilla, ni sobre lo que había pasado en la sala común, pero también estaba segura de que no me creería si le dijera que no tenía idea. Así que no tenía opción. Traté de contarle todo, evitando dar muchos detalles sobre la pesadilla, todavía me hacía temblar.

  –¿Porqué no me despertaste? –preguntó.

  –No sé, no quería molestar –dije–, además, fue solo una pesadilla, no pasa nada.

  Esa noche no volví a tener pesadillas, y, a la mañana siguiente, todos nos levantamos temprano para ir a ver la primera prueba. Todavía no teníamos idea de qué se trataría, pero todos parecían muy emocionados. Los estudiantes gritaban y corrían, hacían apuestas y discutían quién ganaría.

  Draco, Camila y el resto de nuestro grupo parecían estar del lado de Krum, pero a mi no me importaba demasiado quién ganaría. Era solo un torneo, no era tan importante. Sólo estaba ahí para perder clases y tal vez ver a Potter hacer el ridículo.

  Subimos a las gradas de lo que parecía ser una arena. Todavía no teníamos ni la más remota idea de qué trataría la prueba. Algunos decían que serían duelos, otros que los harían pelear con criaturas mágicas. No estaba segura de cuál era la respuesta correcta, pero, a juzgar por el lugar, me inclinaba más por la segunda.

  –Estudiantes –dijo Dumbledore, en un escenario sobre la arena–, bienvenidos a la primera prueba del torneo de los tres magos. Como sabrán, este es un torneo muy peligroso, y esta prueba no es la excepción –se levantó un murmullo general que se apagó rápidamente cuando Dumbledore hizo una señal–, en esta prueba nuestros campeones deberán usar su habilidad para enfrentarse al peligro y salir con vida. Deberán pasar a través del dragón, para poder conseguir el huevo dorado –señaló a algo que, desde donde estábamos, apenas parecía un destello dorado–. Nuestro primer campeón en enfrentar esta prueba será ¡El señor Cedric Diggory!

  Todos estallaron en vítores cuando Cedric entró a la arena, y una parte de mi deseó que ganara, no porque fuéramos amigos, sino porque quería que Hogwarts se llevara la copa, y mejor él que Potter. Tardó un poco, parecía que estaba intentando no lastimar al dragón, pero finalmente lo dejó atrás y obtuvo el huevo.

  A Cedric lo siguió Fleur, y pude ver como algunos se reían de ella, diciendo que era demasiado delicada como para poder pasar la prueba. Pero lo logró. Esquivó cada uno de los ataques del dragón, y logró hacerse con el huevo al final.

  Después de ella, Viktor entró a la arena y el dragón se acercó al huevo para protegerlo. Los hechizos de Krum volaban, uno tras otro, mientras el dragón intentaba atacarlo. Escuché como todos contenían el aliento cuando el dragón se preparó para tirarle fuego, pero él logró petrificarlo y tomar el huevo. Tenía que admitir que era bastante impresionante.

  –Y ahora, nuestro último campeón ¡Harry Potter!

  –¿Cuanto a que el dragón lo come? -dijo Draco.

  Por más de que pareciera algo interesante de ver, era Harry Potter. No lo había matado Voldemort, y no lo iba a matar un dragón. Iba a salir vivo, tal vez un poco chamuscado, pero vivo.

  Esperé a que Harry tratara de lanzarle un expelliarmus al dragón, pero, en cambio, llamó a su escoba. Se elevó, y comenzó a volar de un lado a otro ¿Que estaba haciendo? El dragón parecía igual de confundido que yo, y Harry lo aprovechó. Apenas vi como se lanzó en picada y se alejó, con el huevo en sus brazos.

  –¡Miren eso! –gritó Bagman– ¡Mírenlo! ¡Nuestro paladín más joven fue el más rápido en atrapar el huevo!

  Por supuesto que lo fue. Era Harry Potter, nunca había hecho nada malo en su vida. Claro que, si cualquiera de nosotros simples mortales intentaramos hacer la mitad de las cosas que él hacía nos expulsarían. Pero él no, él era el niño que sobrevivió ¿Cómo podría hacer algo mal?

Star Crossed / A Harry Potter FanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora