PRÓLOGO

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En ocasiones olvidamos que es lo que somos o quienes somos, a veces nos rendimos a la tormenta en lugar de apaciguar esa lucha interna que llevamos, dejamos que la desolación nos vende los ojos y que el corazón se marchite, perdiéndose entre las garras de la soledad.

Pero...

El día no existiría si no hubiera noche, la luna no saldría si el sol no brillara, las sombras no serían ellas sin la luz, la desgracia no sería tortuosa sin la existencia de la dicha, las lágrimas no se deslizarían sin un motivo que las provoque y un hombre estaría incompleto sin amor.

Ella vivirá por él y velará en su bien, él la apreciará y en su corazón ella vivirá, sus suspiros se perteneceran, sus manos solo entre ellos se tocarán, sus secretos en susurros se perderán y un alma a otra se unirán.

A un beso el sucumbirá, una mirada la atrapará, una caricia lo cautivara, un beso la hará claudicar, y el roce de sus pieles los enamorara, aun así ¿Es posible ver el Edén que alguna vez creiste haber perdido?

EL RESPLANDOR DEL BOSQUE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora