Nací y crecí en el sur de Rusia. Mi padre fue militar al igual que mi abuelo. Mi madre fue costurera y ama de casa. Cuidó de mi y de mis cinco hermanos menores. Yo la ayudaba de vez en cuando. No eramos ricos, para nada. Vivíamos en un barrio medianamente pobre, era uno de esos barrios donde todos se ayudaban entre todos para sacar adelante a sus familias.
- ¿Qué te gustaría ser de grande, Dec? - Me preguntaba ella mientras me acariciaba el pelo. Nunca supe que responder ante esa pregunta, nunca estuve seguro.
Fue un día cualquiera, un día en el que mi padre regresó a casa a descansar luego de un periodo largo de servicio, en el que de repente y sin previo aviso ingresaron a mi casa sin motivo alguno.
- ¡Dejenlo tranquilo! - gritaba mi madre - ¡Él no tiene nada, lo juro! - gritaba desconsoladamente. Yo la escuchaba desde de bajo la mesa del comedor, lugar que usamos mis hermanos y yo como escondite.
De repente, un cuerpo cayó al piso. Un cuerpo que parecía sin vida en una imagen que me quedó de por vida en la memoria.
A partir de ese día supe lo que quería ser de grande. Supe que quería cuidar de personas que estén en peligro.
Cuando cumplí la mayoría de edad, me mudé de país a empezar mi entrenamiento. Fui parte del FBI por un tiempo, hasta que esta organización me contactó. Accedí de inmediato cuando me contaron de qué trataba y para qué crearon esta entidad.
Mi trabajo consistía en vigilar a las chicas Wadlow desde lejos, en especial a Katherine.
Al inicio, me parecía una de las personas más vulnerables del mundo, lo que me motivaba más a cuidarla. Poco a poco, la fui conociendo de lejos. Sin querer, sabía todo de ella: sabía que prefería comer sushi antes que hamburguesas; que prefería Channel antes que Gucci; que prefería viajar en invierno pues no soportaba el verano... Puede sonar a un acosador, pero era inevitable no saber todo de ella si mi trabajo consistía en cuidarla.
Cuando por fin ella supo lo que sucedía a su alrededor, cuando supo que su ex novio la engañaba, cuando su madre falleció, cuando supo que su padre estaba vivo... fue ahí cuando pude ver a la verdadera Katherine, la que no vive de las apariencias, y el hecho que haya encontrado refugio en mi... No lo sé, se sentía bien, me sentía feliz de ser yo su persona de apoyo.
¿Es que acaso la quería de verdad?
Y aquí me encontraba, abrazandola. Ella lloraba sin cesar y yo no conocía el motivo. Me molestaba no conocer el motivo y me molestaba aún más no poder hacer algo para que esté bien.
- Katherine... ¿Qué sucede? - pregunté. Ella solo murmuraba un <<Es que no puede ser>> acompañado de más y más sollozos.
No sé cuánto tiempo habrá llorado, abrazandome. Finalmente, se quedó profundamente dormida. La cubrí con una frazada y acomode su cabeza en la almohada de manera que pueda descansar bien.
Me senté en un sillón de mi habitación y empecé a leer. De repente, a los pocos minutos, alguien entró.
- Clary me dijo que podría estar aquí - dijo
Lo miré con una ceja alzada. - ¿Disculpa?
- Soy Sanders, hijo de Louis Tomilson. Soy relativamente nuevo, acabo de llegar.
- ¿Y buscas a...?
- A Katherine Horan - respondió - Digamos que pasamos por la misma situación y me trajeron aquí para ayudarla. Salió corriendo luego de la noticia, no pude hablar con ella.
- ¿Situación? ¿Noticia? - pregunté aún más confundido - Disculpa, no estoy entendiendo.
- Se enteró que su padre está vivo y pues no le cayó nada bien esa noticia. - respondió. Me limité a asentir.
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Papá famoso
FanfictionNiall Horan, el cantante famoso. Emily Wadlow, la millonaria común. Ambos escondieron secretos a lo largo de su atolondrada y misteriosa vida, pero había uno en partícular que los unía: una hija. ¿Qué pasó luego? Pues, debido a sus tantos mister...