✓ SECOND CHANCES ━ julie and the phantoms au

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Que Julie se enojara con ellos había significado absolutamente nada para los tres fantasmas, quienes siguieron componiendo como si Julie hubiera aceptado unirse a Sunset Curve.

En medio de su intento por acomodar el ritmo en los versos, Alex apareció de la nada para quedar sentado sobre el piano junto a Reggie y por encima de las hojas todas borroneadas de Luke y Amelie.

—¿Donde estuviste? Luces más tranquilo.

—Gracias, Ames. Lo cierto es que estuve por todos lados —le dijo con una sonrisa—. Además conocí a otro fantasma y me dio todas las respuestas que necesitaba.

—¿Como si Julie se unirá a la banda o no?

—No llegamos a hablar de eso, pero me explicó que todos los que regresamos como fantasmas lo hacemos porque tenemos algún problema sin resolver. Descubriremos cuál es, lo resolvemos, y cruzamos al otro lado.

—¿Por qué haríamos eso? Lo que quiero decir es que esta es como nuestra segunda oportunidad, todo lo que tenemos que hacer es lograr que Julie toque con nosotros.

—Si, y no sólo esa chica puede cantar pero también escribir. Con Luke y Ames le hicimos una genial melodía para una de sus letras.

Amelie le dio el cuaderno donde habían transcrito la letra junto a los acordes para que Alex la leyera y diera su opinión.

—Lo hicieron sin su baterista, genial.

—Los bateristas son muy de los noventa —bromeó Luke—. De aquí en más solo golpearemos nuestros pies contra el suelo.

—¿Sabes que más es muy de los noventa? Ser maleducado. Deconstruyete, estos son tiempos sensibles.

—¿Deconstru qué? —preguntó Amelie.

—Decinstruirse, lo aprendí de mi nuevo amigo.

—¿Y qué significa?

—No tengo la menor idea.

—Baja de ahí baterista —pidió Amelie. Alex acató sus órdenes al instante—. Julie no nos deja ensayar muy alto pero eso no significa que no podamos hacerlo en el volumen más bajo posible. Así que andando banda, toquemos algo que es esto o encerrarme en un cuarto a llorar.

—¿Segura que estas bien Ames?

—Cien por cien, pero tu deberías de saberlo más que nadie. Después de todo te encerraste a llorar en una habitación por veinticinco años y dices estar de maravilla.

—Eso no es justo —se quejó Alex golpeando amistosamente a la chica con su codo. Luego se puso más serio—. Nunca tuve la chance de decirte que lamento lo de tu papá.

—Si, Ames, sabes que si quieres hablar estamos aquí para ti —agregó Reggie.

—Gracias chicos, pero estoy bien —mintió descaradamente.

Lo cierto es que la música era todo lo que la mantenía en una sola pieza, y si la llegaba a perder iba a perderse a sí misma en un espiral sin fin de angustia y arrepentimientos.

Por supuesto sus amigos sabían que les estaba mintiendo, pero se lo dejaron pasar y regresaron a sus instrumentos listos para cumplirle el deseo a Amelie y levantarle el animo musicalmente.

En medio de la canción Julie vuelve a entrar al garage, solo que esta vez con otra ropa y no tan enojada como antes. Inmediatamente todos dejaron de tocar para mirarla esperando un sermón pues, después de todo, la batería de Alex debía de oírse hasta la próxima cuadra.

—Julie lo sentimos mucho, si estábamos tocando muy fuerte nosotros...

—Ames, tranquila, no vine por eso —aquella era la primera vez que Julie se dirigía a ella como Ames, le gustaba, lo sentía un paso más cerca de una posible amistad—. Flynn esta aquí y le prometí que si viene en media hora puedo probarle que son fantasmas.