Capítulo 11

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Encerrado en su habitación con seguro, Gun dejó caer las lágrimas que se había aguantado frente a su amigo. Se acostó en la cama, escondiéndose bajo las sabanas mientras llora en silencio, minutos después, la puerta fue tocada un par de veces.

—Gun... —era Off, pero decidió ignorarlo —Gun, ¿estas dormido?

Al no recibir respuesta, pensó que era así y se comenzaron a escuchar sus pasos al alejarse. Gun se acurrucó esperando a que el sueño se apodere de él.

...

—¡Ah~ sí, que bien! —la voz de un hombre comenzó a escucharse del otro lado, justo en la parte que el sueño de Gun se volvió ligero —Me gusta... tócame más... hazlo más fuerte... aahh~

—Si lo hago más fuerte te puedes lastimar.

Gun se removió en la cama un poco más despierto, de nuevo creyó escuchar una rara conversación de su vecino.

—Lo haré lento para que puedas disfrutar —esa definitivamente era la vos de Joss.

—Hazlo como quieras, pero ¿podemos ir a la cama? Aquí es algo incómodo —al escuchar esa voz recordó el encuentro que tuvieron con Bass, ¿esa es su voz?

—Claro Bass, donde te sientas más cómodo.

—Gracias Joss, y ¿podrías usar el de coco? Me encanta como huele.

—Por supuesto, ahora, vamos a la cama.

—Llévame —dijo con un tono lindo.

—No queda de otra, considéralo como un servicio especial.

—¿Gratis?

—Solo para ti...

Después de eso, los resortes de la cama comenzaron a escucharse hasta en el cuarto de Gun, quien inútilmente se cubrió los oídos con las almohadas y se cubría con la sábana.

—Ah...Ah... sí— comenzó a gemir —eres el mejor Joss... me encanta...ah~

Harto de la situación, salió de su habitación con su sábana y una almohada y, sin hacer mucho ruido, camino hacia el sofá de la sala para acostarse y tratar de recuperar el sueño. Por suerte, eso fue fácil ya que es demasiado cómodo y mullido. Sin embargo, Off no tenía suerte en conciliar el sueño...




Después de Gun no le dejara explicarse, pasó unos minutos reflexionando sobre lo que sucedió. Off no tenía problemas con que Gun fuese gay, a pesar de que tuvo una molestia al saber, también pudo sentir una pizca de felicidad que ni él comprendía bien el motivo. Cuando se levantó del sofá fue directo a la puerta de la habitación de Gun esperando que le abriera y pudiesen hablar como la última vez que sucedió algo parecido, pero no recibió respuesta y se marchó hacia su cuarto.

Se recostó sobre la cama agotado, cubrió con su brazo sus ojos para cerrarlos, pero las imágenes del día de hoy vinieron a su mente junto con aquel sueño que tuvo en la noche que besó a Gun. En aquel sueño, revivió el placer de sentir entre su labios los suaves, carnosos y rosas labios de Gun, recordando cómo su saliva se combinaba con la otra, el sabor a cerveza embriagándolo y dejándose llevar por situación, sus manos deslizándose desde las piernas hasta llegar a su cadera y como fue subiendo la playera de Gun hasta dejar al descubierto su pecho plano. Dejó de besar su boca para colocar sus labios sobre los rosados y ya duros pezones del menor, deslizando su lengua sobre ellos, succionándolos y mordiéndolos, provocando unos ruidos por demás exquisitos y estimulantes. El sueño se volvió más placentero cuando se miró a si mismo encajado entre las piernas de Gun, moviendo las caderas y embistiendo la estrecha entrada, sintiendo un placer como nunca en cada estocada mientras escuchaba los gemidos más melodiosos que había escuchado. Se sentía tan real, su corazón no paraba de latir y, aunque descargó su liquido blanco en el interior de Gun en sus sueños, en realidad terminó por manchar su ropa interior y sus sábanas. Remordido por la culpa de pensar de dicha manera de su mejor amigo, se levantó a limpiar su ropa y cambiar las sábanas de la cama. Como era temprano, también le dio tiempo de preparar una sopa para Gun.

El amor es ciego, pero los vecinos no son sordosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora