RENACER: Segunda Temporada

Capítulo 9 - Transformación

Pasaron solo algunos días y Geun Suk al fin terminó de fabricar las cadenas, aunque por las prisas no sabía si su trabajo sería lo suficientemente resistente como para detener a un híbrido. Pero no le quedaba tiempo, había escuchado rumores de que el ejército de Heechul rondaba por el territorio donde se refugiaban Kyu y Saeng.

Ellos también sabían que pronto serían atacados, así que mientras Suk fabricaba las cadenas, ambos se dedicaron a cavar un túnel que les sirviera para escapar en caso de una emboscada, el túnel debía ser lo suficientemente largo como para poder entrar al territorio lycan en donde Oniros, el elfo con el rango más grande y mano de derecha de Suk los estaría esperando.

A simple vista todos parecían estar preparados para lo que vendría, sin embargo ninguno de ellos sabía lo que pasaría en el momento en que Young Saeng tuviera su transformación final. Solo podían rezar y esperar que pudiera ser controlado, si no por él mismo al menos con las cadenas de Suk.

El príncipe regresó al refugio el día en que aparecería la luna llena, por lo mismo tuvieron que advertir al heredero lycan sobre las ataduras que se habían preparado para él. Al principio Saeng se negó pero luego de unos minutos entendió que era necesario, el rostro de Suk era lo bastante serio para darse cuenta de que no tenían otra opción, pues el vampiro pocas veces mostraba su mal genio con él e incluso solía defenderlo del rudo entrenamiento de Kyu; esas cadenas atarían sus extremidades por las buenas o por las malas, así que al final decidió cooperar con ellos.

—Escúchame bien, Young Saeng —decía Kyu con su tenebrosa voz —, esta será tu última transformación, si la primera te dolió, sufrirás mil veces más con ésta, porque tus huesos deberán adaptarse a la forma de un lobo, la primera que experimentaste te permitió seguir utilizando tus extremidades como las de los humanos, ésta no lo hará. Si no lo superas te quedarás solo, y nadie, ni siquiera Hyun podrá ayudarte. ¿Entiendes?

—Lo entiendo—contestó temeroso, su pecho se agitaba cada vez con más fuerza, pero nada, ni siquiera el miedo evitaría que pasara por ese dolor.

—Young Saeng... —Suk se acercó a él para tocarle el rostro —, debemos alejarnos un poco para tomar precauciones. Confía en ti mismo y por lo que más quieras conserva tu cordura.

Hyun Joong, que había escapado como Jae le pidió y consciente de que esa noche habría luna llena, se aproximó al escondite de su amado para observarlo, pensó que tal vez su aura podría transmitirle un poco de paz ante tal dolor, que también había experimentado él mismo cuando se transformó en lobo. Sin embargo, no se percató de que Jae Joong lo había seguido hasta el lugar, sabía que esa noche era segura su visita, pero no se acercó, simplemente se dedicó a observar de lejos.

Examinó con detenimiento lo que estaba ocurriendo, tenía especialmente curiosidad sobre la otra persona que estaba con Suk porque no lo conocía, solo sabía que era el mismo aroma desconocido que perfumaba el castillo del Valle de los Ecos, y por alguna extraña razón sentía algo en su interior cada vez que lo miraba, tal y como sucedía con Young Saeng.

No hacía mucho tiempo Jae escuchó una plática entre dos lycans que planeaban desertar de ese ejército y lo que había oído fue sumamente revelador. Debido a esa charla se enteró de que él era el segundo hijo de Young Soo, el primero que habían mandado al mundo humano y a quien había dejado desamparado en su afán de protegerlo. Todos los hijos reales portaban una especie de lunar en la nariz, pero aunque él no la tenía en esa parte del cuerpo sí la portaba en la planta de su pie.

Solo él tenía conocimiento de eso, y al ser hijo de Young Soo infirió que Saeng era su hermano, todas las sensaciones de atracción-odio hacia él habían cobrado sentido tras esa revelación. Aunque todavía desconocía el hecho de que Kyu también era su hermano y además el hijo primogénito, solo estaba seguro de una cosa; cada vez que lo miraba una chispa escarlata se encendía en él, inquieta, desconcertante, tal vez incluso, aterradora.