Capítulo 12

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        El tiempo corre mientras Jenna se encuentra ocupada entre los entrenamientos del "maestro" Dean, la escuela y sus intentos por alejarse del mundo en la casona Willmort. Hace varias semanas que la muchacha se encierra en esa construcción sin vender en la calle principal de la ciudad. Por fortuna, durante esos años que estuvo en venta ningún comprador se interesó en ella por su elevado precio aunque cuando Jenna puso un pie dentro de la casona después de muchos años, le pareció que estaba desecha. Los años desgastaron al edificio que ahora presenta sus techos altos cubiertos de telarañas, suelos con una capa espesa de polvo, sábanas blancas cubriendo los muebles de roble y ese olor a humedad intensa. Lo primero que hizo fue correr las cortinas para que el rayo pálido del sol pudiera penetrar por las grandes ventanas. Luego admiró con mirada cargada de nostalgia el salón principal en donde se encontraba el piano y la extensa colección de libros que a su abuelo Demetrio le orgullecía tener. Se fascinó con los recuerdos surgiendo en su mente.


        En ese momento todo el cansancio por sus tres ejes de distracción giraba en torno a la fuerte voz de Crocs mientras relataba con esmero la Segunda Guerra Mundial. Gracias a la política institucional de que todos los menores de edad sobrenaturales deben conocer los temas humanos que se imparte en la escuela mortal, los vampiros más antiguos de la clase bufan ante las palabras del profesor. Parte del castigo del Consejo para los criminales sobrenaturales es que tienen la obligación de escuchar las enseñanzas humanas. Claro que vampiros como Caleb, Karmel o incluso Dean ya conocen las asignaturas mortales.

Jenna ahoga un bostezo que amenaza con emerger de su garganta, historia siempre le pareció aburrida. Por suerte hoy no tiene entrenamiento con el vampiro ya que solo es semanal y le tocan los miércoles, entonces podrá descansar un poco. Echa un rápido vistazo a sus compañeros, observando como la mayoría no presta atención al discurso del maestro. Caleb, el último vampiro incorporado a la clase, sentado en el fondo clava sus grandes ojos amarillos en la espalda firme de otro vampiro posesionado en un lateral del salón. Dean con un movimiento ágil de ojos, lo desafía por encima de su hombro con su aguda mirada. La muchacha no logra entender porque se comportan de esa manera, si ella en las imágenes que vio—y que por cierto las mantuvo en secreto— esos dos individuos parecían tener una amistad inquebrantable.

         El timbre suena dando por finalizada la clase. Crocs notando la inquietud de sus alumnos por irse del salón, se apresura para acallar los murmullos golpeando su escritorio con la palma de su mano. Expectantes, los seres lo observan con gran intriga.

— Para los que no están enterados, se celebrará el baile de la edad media el próximo viernes por la noche. — Avisa marcando el acento extranjero. — Allí convivirán los sobrenaturales con los humanos.

— ¿No sería peligroso para ellos? — Pregunta una pelirroja desde el centro de la clase.

— En absoluto, en esa fecha habrá un eclipse lunar que anulará las habilidades de los sobrenaturales quedando solo en apariencia nuestra parte humana.

— ¿Humanos? — Expresa Karmel con voz aguda dejando mostrar su desagrado. — Es solo una maldita hora en la que parecemos mortales pero luego volvemos a ser nosotros, les podemos causar daño igual.

— Habrá mucha seguridad Karmel, hasta estará el Consejo. Yo que tu no me arriesgaría.

— ¿Por qué se supone que debemos ir?

— Es una obligación moral ir. — Responde el profesor a la pregunta de la pelirroja. — Considéralo un ejercicio de integración. Cada uno de ustedes debe vestirse acorde a la época y deben tener puesta una máscara.

La caja de PandoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora